En tiempos difíciles, que son recurrentes en la historia de los pueblos, siempre es valioso remitirse a los clásicos. José Saramago nos decía: “Hay que procurar que la esperanza no falte nunca en la mesa”. Claro que el poeta y militante político asociaba la esperanza a la idea de lucha.
Esperanza y lucha amalgamadas conforman la base que le da perspectiva al devenir de los pueblos para enfrentar los desafíos que parecen inalcanzables.
Y aquí estamos nosotros, los argentinos, ante el reto histórico de conformar un frente político electoral que lidere las luchas que seguramente librará nuestro pueblo a lo largo del año en defensa de sus conquistas y derechos, a la vez que se van articulando las fuerzas políticas, sociales y culturales en una alternativa que triunfe en las elecciones distritales y fundamentalmente en las nacionales de octubre.
Resulta obvio señalar que es un camino muy difícil, ya que la unión de los sectores populares siempre ha sido ardua, y lo será también en esta circunstancia. Sin embargo, si hay que puntualizar sin eufemismos cuál es el dilema principal que se debe afrontar, ése es el carácter determinante del frente: de la más ancha amplitud posible, que posibilite conformar una alternativa política que la ciudadanía valore y observe claramente como el camino para triunfar, frente a los poderes de las grandes corporaciones empresarias, mediáticas y judiciales que se proponen perpetuar la continuidad del gobierno antinacional y antidemocrático de Mauricio Macri.
Los solidarios estamos comprometidos junto a todos y todas en esa gran tarea de nuestra época que es la unión de todos los agredidos por el modelo: trabajadores, clases medias en sus más diversas expresiones sociales y culturales, pequeños y medianos comerciantes e industriales, científicos, docentes y estudiantes, productores agrarios, trabajadores de la cultura y muy especialmente la juventud y el movimiento feminista, que se ha transformado en un factor político determinante.
Ratificamos desde el Partido Solidario la necesidad de que se elabore y debata un programa que refleje las distintas perspectivas ideológicas y exprese una propuesta de salida para nuestro pueblo y para la Patria. La encrucijada está planteada: debemos salir de la ciénaga a la que nos ha llevado el gobierno de la derecha conservadora, y recuperar la verdadera democracia como expresión organizada de la vida ciudadana.
Vamos entonces, más unidos que nunca, a ser protagonistas de la época, con la esperanza y la lucha a la que nos convoca el poeta.
