Poder democrático o poder de las corporaciones

13/04/2020

El discurso del Presidente de la Nación del viernes volvió a expresar con claridad el crecimiento del rol de la política, del Estado y de su líder político para enfrentar esta plaga universal que azota a la humanidad.

La historia, y particularmente la de los tiempos modernos que instituyó el actual sistema capitalista desde la Revolución Francesa, demuestra que los poderes económicos-culturales tienen una tendencia indetenible por recortar, inclusive socavar, al sistema democrático, ya que si éste se fortalece, la influencia del pueblo adquiere una dinámica que va llevando a beneficiar a las mayorías, para lo cual hay que afectar la riqueza de los núcleos dominantes.

Sin aspirar a los axiomas determinantes, podría decirse que a más fortaleza de los poderes democráticos, menor poder de las corporaciones económicas y sus instrumentos mediático-culturales de dominio.

Volviendo al valioso discurso de Alberto, no podemos más que reconocer que estuvo imbuido de un fuerte sentido político destacando la defensa de su pueblo y de la vida como principio nodal e innegociable, firmeza frente a la dramática situación que vivimos, desplegando una pedagogía nunca vista en un presidente y contestando preguntas sin ninguna mediación.

El devenir de la crisis en nuestro país va elevando el rol de la política y del Estado como la única opción real de solución del actual reto en que nos coloca la pandemia.

Ya sabemos también por la historia universal y la propia que en situaciones de crisis extrema se desnudan las conductas de los distintos actores de la sociedad. El pronunciamiento político del grupo económico más importante del país, Rocca-Techint, es una demostración cruda y brutal de que el establishment reaccionará frente a las políticas redistributivas del gobierno popular. Ese reflejo, que reitero es inevitable, deviene de dos factores: el primero es la proverbial mezquindad de estos grandes capitalistas supermillonarios, que no quieren perder ni una moneda de su montaña de dólares acumulados por décadas y potenciados en el macrismo; y la segunda causa, más importante aún, es que, también por el aprendizaje de la historia, no quieren ceder espacio político a los poderes democráticos. Ven como un sacrilegio, o más bien como una intromisión a su espacio vital, la iniciativa de Máximo Kirchner, que motoriza y comunica a la sociedad nuestro compañero Carlos Heller, de implantar por vía parlamentaria un impuesto extraordinario a los grandes patrimonios.

Todo indica que la fase neoliberal thatcheriana del sistema ingresó abruptamente en una crisis de legitimidad muy probablemente sin retorno. Había nacido con la caída del paradigma socialista-soviético y en contraposición al keynesianismo, cuya expresión más acabada fue el New Deal de Franklin Roosevelt.

Este neoliberalismo nacido de los teóricos austríacos y liderados por Reagan, Thatcher y la Trilateral Commission, generó pobreza y hambre para miles de millones, destrucción de clases medias, devastó la naturaleza del planeta y generó cruelmente el actual estado de indefensión sanitaria.

Otro sofisma que se derrumba es el de la “democracia del norte” como símbolo de eficiencia económica, social y cultural. Allí están las imágenes de las fosas comunes neoyorquinas, que jamás imaginamos que veríamos. Eso sí, a pesar del desprestigio creciente y su evidente decadencia moral, el Imperio no olvida continuar agrediendo al pueblo venezolano y a la Cuba humanitaria fidelista.

Volviendo a la historia, “maestra de la vida” como nos propone Cervantes, quienes sacaron a los pueblos del marasmo post Primera Guerra, Crack del ‘29 y Segunda Guerra, fueron los Estados y no los mercados. Tenemos que fortalecer esa línea, ahora en mejores condiciones ideológicas en la sociedad, ya no solo con el Poder Ejecutivo en el centro de la escena y un Legislativo en un rol activo y muy relacionado a los grandes temas nacionales; sino también con una fuerte acción política del poder municipal que puede canalizar una gran energía popular por su cercanía con el pueblo. Eso también será “más poder del Estado”.

Nos alegra ver a las solidarias/os comunicados, intercambiando ideas y experiencias, y atentos a la participación de Carlos Heller y los demás que aportamos mediáticamente.

Un muy fuerte y fraternal abrazo.