Si bien la lluvia impidió la realización del acto formal de relanzamiento del Frente de Todos CABA al que teníamos previsto referirnos en esta columna, me parece pertinente aprovechar este espacio para abordar un tema que resulta insoslayable: registrar en el pronunciamiento electoral de las PASO el importante reproche de una parte del electorado a la acción del gobierno nacional. Transcurridos ya veinte días, tendríamos que convenir que la etapa de la necesaria reflexión autocrítica debe dar paso a que se vayan materializando los cambios que reclama la sociedad, principalmente por parte del gobierno nacional y los gobiernos provinciales y municipales. Cierto es que emergieron debates que estaban soterrados acerca de la intensidad del proyecto político y del modelo económico del Frente de Todos.
De lo que no hay duda es de que, en la disputa con el proyecto restaurador Macri- larretista de la derecha, nos cabe a todos rodear y acompañar las imprescindibles medidas económicas, sociales y culturales que el gobierno de Alberto y Cristina lleven a cabo, para acentuar la distribución de la riqueza y los ingresos, mejorar el valor del salario, atender a los sectores que más sufren la catástrofe social macrista y la pandemia, intensificar el apoyo a los sectores medios, PyMEs, profesionales, a los trabajadores de la cultura, la educación, la salud y a la ciencia y la tecnología.
La trascendente iniciativa de la Ley de Aporte Solidario, protagonizada por los diputados Carlos Heller y Máximo Kirchner, marca el camino, ya que hay sectores muy minoritarios que hace muchos años obtienen máximas ganancias (o parafraseando a Cristina Fernández de Kirchner “se la llevaron en pala”), que medraron hasta extremos pocas veces vistos durante “la era dorada macrista” y que, ya que estaban, aprovecharon para armar una estampida “fugadora” que nos coloca en el podio de los países que perdieron más riquezas monetarias para esconderlas en las guaridas del capitalismo financiero “moderno”.
Todas las iniciativas del Gobierno deben complementarse con la intensificación de la acción política del conjunto de los integrantes del Frente de Todos, lo cual quiere decir que hay que hacer lo que sabemos desde siempre: movilizar a la militancia de los partidos políticos, de los movimientos populares, relacionarse con el pueblo en todos los sentidos y lugares: barriadas, universidades, clubes, centros de PyMEs y culturales, organizaciones sindicales, profesionales, todo el ancho mundo del feminismo y diversidades. Los solidarios hemos construido nuestra fuerza militante en una gran parte de la geografía de la Patria.
Somos conscientes de que la derecha se propone infligir una derrota al gobierno democrático que lo deje herido para los dos años posteriores al 2021, con la intención de obstaculizar la profundización del plan de gobierno que el electorado votó en el 2019. No solo es un objetivo de los núcleos antipopulares vernáculos, sino que responde al plan continental de reponer gobiernos reaccionarios al estilo de Jair Bolsonaro, Luis Lacalle Pou o Iván Duque. En este sentido, tenemos fundadas esperanzas de que los pueblos seguirán tomando la historia en sus manos hacia un rumbo de progreso y auténticas democracias populares y progresistas.
Todo nos convoca a tensar nuestra fuerza militante, con rapidez y con mucha iniciativa propia, para llamar a votar contra la derecha antidemocrática, cuya más reciente embestida fue la resolución del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la CABA, arrogándose facultades extraordinarias que violan burdamente nuestro sistema federal constitucional, constituyendo un verdadero alzamiento contra la legitimidad jurídica y política.
Se trata de fortalecer la continuidad del proyecto nacional que seguramente en los próximos años continuará mejorando la vida de las grandes mayorías sociales y sostendrá sus políticas como Nación soberana.