El martes 20 de noviembre juventudes diversas provenientes de distintas militancias nos juntamos con Agustín Rossi en la Ciudad de Buenos aires para charlar sobre política, soberanía y futuro. Fue un encuentro ameno y distendido, donde primó la expresión de una juventud que tiene problemas urgentes y propuestas concretas para aportar a la elaboración de un programa político de unidad de cara a la próxima contienda electoral. 150 jóvenes sindicalistas, militantes universitarios, referentes de movimientos sociales y organizaciones partidarias nos reunimos para volver a decir que queremos ser protagonistas del presente y hacer nuestros mayores esfuerzos para lograr que el 10 de diciembre de 2019 sea el inicio de un gobierno nacional, popular, democrático y feminista.
Desde el PSol ofrecimos tres dimensiones para pensar el cruce entre las palabras que conformaron la convocatoria.
En primer lugar: la soberanía cognitiva, la capacidad de “pensar con cabeza propia”. Que podamos contar con las herramientas pedagógicas, científicas y técnicas para poder ser sujetos y sujetas plenos de derechos con autonomía de pensamiento. Y que ese saber pensar sea para poder cuestionar la realidad que nos rodea y organizar su transformación.
En segundo lugar: la soberanía de nuestros cuerpos en una doble cara. Por un lado, la posibilidad de desear, cuidar, querer y mostrar nuestros cuerpos sin sentir que somos objeto de violencia, estigmatización y sujeción. Posibilidad que muchas aprendimos a nombrar con la lucha feminista de hace varias décadas, pero fundamentalmente desde hace apenas unos años con las primeras movilizaciones por Ni una Menos y con la lucha callejera por la ley de ILE. También nos referimos a que el Estado (y un sector importante de la sociedad) deje de militar la idea de que porque somos jóvenes y nuestro aspecto es de tal o cual manera podemos ser víctimas de violencia policial y de la más cruenta mirada homofóbica, racista y xenofóbica que inunda las cabezas de muchos. Somos las y los jóvenes, que además de culparnos por no conseguir un buen trabajo por “no esforzarnos lo suficiente”, somos amedrentados por la policía y las fuerzas de seguridad en los barrios y en las calles porque no les gustan nuestra cara, color de piel, ropa, cuerpos.
En tercer lugar: la soberanía política, la posibilidad de construir un proyecto político propio e independiente, con una juventud que sea parte activa de esa construcción, no solo para mejorar las condiciones de las generaciones que nos sucederán, sino también para pensar la nuestra. Queremos ser parte de las discusiones de esa idea de país que soñamos quienes creemos en la frase “Patria sí, colonia no”. No queremos ser ni el decorado de los actos, ni el “sector” al que se convoca sólo para pensar en qué políticas para nosotres necesita ese modelo de país.
Queremos pensar en nuestras necesidades y en las del conjunto de la sociedad porque tenemos cabeza propia, tenemos propuestas y queremos un programa político que esté a la altura de nuestro tiempo.
26/11/2018
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