Finaliza otro año de pandemia y vamos al próximo con un recrudecimiento de la misma. De allí que, si miramos el devenir del 2021, lo primero es reconocer el dolor social y de los familiares directos por las pérdidas de vida, y la incertidumbre del presente y el futuro. Cierto es que en nuestro país la campaña de vacunación ha logrado avances trascendentes, venciendo los grandes obstáculos que fue colocando la derecha desde el inicio con sus campañas sustentadas en prejuicios tan irracionales como inhumanos.
Dicho esto, debemos señalar también que estamos esperanzados hacia el año que se inicia, pensando en que el proceso electoral del 2021 nos dejó enseñanzas que serán determinantes para el futuro de nuestro pueblo y de nuestra Patria. La derrota de las PASO demostró una vez más que no alcanza con la voluntad política de sentir que se están haciendo las cosas en línea con el mandato popular. Todo indica que la ciudadanía no ponderó como pensábamos el enorme esfuerzo de nuestro gobierno por proteger la vida y en cambio reprochó el incumplimiento del compromiso electoral del 2019 que como consecuencia del desastre macrista y de la pandemia sanitaria no se estaba cumpliendo.
La “remontada” de la provincia de Buenos aires nos cambió el ánimo e impidió que se materialicen los planes destituyentes de la derecha y de sus aliados de la ultraderecha. Sin embargo, hay que poner en el balance que, a pesar de las limitaciones, en el Parlamento se votaron leyes transcendentes venciendo la resistencia de la derecha política, mediática y empresarial: Aporte Solidario y Extraordinario, Ley de Etiquetado, Zona Frías, Ley de Manejo del Fuego, movilidad jubilatoria, Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública (obligatoriedad de intervención parlamentaria), reforma tributaria (que anula los cambios macristas en Impuesto a las Ganancias y seguridad social) y la reciente media sanción a la modificación de la Ley de Bienes Personales, imponiendo progresividad. Vale mencionar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazado (votada a fines del 2020 y promulgada en enero del 2021).
Ahora lo importante es fortalecernos en algunas cuestiones trascendentes que nos pueden llevar al triunfo en 2023. Lo primero y principal, como en todas las épocas para el campo popular, es la unidad para enfrentar a la derecha. En este caso es la unidad del Frente de Todos. Ese es un gran logro que tendremos que seguir defendiendo.
Se trata de seguir distribuyendo y creciendo, pensando en que lo primero y excluyente es la deuda social interna con los 19 millones de compatriotas que sufren la pobreza y el 55% de nuestras niñas y niños que también están en ese pantano. Con las clases medias, PyMEs, profesionales, empleados que vieron deteriorados sus ingresos y tienen comprometido su presente y expectativas futuras.
Las dos grandes movilizaciones pos electorales muestran el camino por el cual debemos superar las limitaciones en el Parlamento y el enorme poder de los medios. No se trata solo de los grandes actos. Deberemos estimular y construir mucha más participación social, política, en barrios, universidades, centros culturales, movimientos feministas, agrupaciones políticas, ecológicas y ambientalistas. Iniciativas que aglutinen a los jóvenes. Necesitamos que el pueblo sea protagonista ante nuestro propio gobierno y para fortalecer la línea política de tomar riqueza de los sectores concentrados y transferirla hacia las mayorías sociales.
Nuestro partido ha sido gran protagonista y ha luchado a lo largo de todo el país. Lo valoramos y nos fortalece para ser más protagonistas aún en los próximos tiempos sobre la base de una fuerte vocación por crecer y de estar más amalgamados que nunca en cada frente de trabajo específico, en cada provincia, en cada ciudad y en cada micrófono al que todos, todas y cada uno logremos llegar.
Chile y América Latina van logrando recuperar y abrir una vez más las alamedas a las que nos convocó Salvador. Vamos americanos por allí como en otros grandes momentos de nuestra historia común.