Concluido el 33º Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew, nos queda el convencimiento de que la lucha de las mujeres por nuestra igualdad en la sociedad se profundiza con más fuerza y con nuevas estrategias.
Cada Encuentro debe ser considerado como un fenómeno histórico de enorme relevancia, un proceso articulado con otras/os en un mapa plural.
El feminismo como categoría general abarca una gran diversidad de teorías y de prácticas que resisten y enfrentan situaciones de inequidad o injusticia basadas en la diferencia “por ser mujer”.
“Los movimientos de base feminista nos recuerdan que no podemos separar la demanda de la igualdad de la crítica al rol que el capital internacional tiene”, nos dijo la feminista italiana Silvia Federici en su reciente visita a Mendoza.
El feminismo se volvió patrimonio de todas/os y se conjugó en la búsqueda de la abolición de las barreras que separan la vida privada de la trascendencia pública. Y aparecieron valores alternativos alejados de los mitos de la felicidad del consumismo capitalista.
Es en los Encuentros de Mujeres donde podemos apreciar que el feminismo se ha multiplicado en variadas formas.
En estos encuentros anuales las luchas contra la violencia, la trata, el trabajo no remunerado de las “tareas de cuidado” y el “techo de cristal”, que impide a muchas compañeras acceder a cargos superiores, continúan. Felizmente, y como reivindicación para las mujeres de pueblos originarios que vienen participando de los ENM, se propuso que el Encuentro sea declarado Plurinacional.
Pero en este momento la cuestión principal en la agenda de las mujeres movilizadas es la legalización del aborto, la accesibilidad gratuita y segura a los servicios de salud para abortar y la exigencia de decidir sobre la soberanía de nuestros cuerpos. Demanda que unifica a todo el espectro del feminismo. Deuda de la democracia.
Feminismo no es la adhesión a un dogma o a un programa determinado. No es una autodefinición inmediata. Se trata de una trayectoria construida a partir de experiencias que nos transforman a medida que vamos superando las desigualdades que nos avasallan.
Las mujeres no volveremos atrás, no vamos a resignarnos a estar sometidas. No existe forma de frenar al movimiento de mujeres, ni al nuevo paradigma de respeto y equidad que militamos para desterrar definitivamente la violencia machista.