La organización popular es condición necesaria para la transformación social. Para la circulación de buena información que nos proteja de la manipulación mediática. Para la formación de cuadros comprometidos. Para la construcción democrática de agendas genuinas y sólidas. Para la movilización. Para desplazar desde la práctica las lógicas individualistas y competitivas que el fundamentalismo de mercado imprime en las relaciones sociales.
Por eso en la etapa que en diciembre se abre con el gobierno del Frente de Todxs es necesario avanzar institucionalizando nuestras conquistas, pero sobre todo fortaleciendo la organización popular. La biblioteca, la cooperativa, la murga, la mesa de empresarixs locales, el colectivo artístico, son todos ámbitos para trabajar desde la acción partidaria, y donde construir referencias.
Así lo venimos haciendo las compañeras del Frente de Mujeres y Diversidad cada año en los Encuentro de Mujeres y cotidianamente en cada distrito del país, poniendo el cuerpo en las asambleas locales de mujeres, lesbianas, trans y travestis y en tantos otros ámbitos de participación popular.
Como Partido, nos cabe además seguir militando la unidad, enriqueciéndola desde nuestro aporte específico, siempre plantando bandera desde nuestra identidad. Si no lo hacemos así, no sólo perdemos nosotrxs, sino que pierde el mismo proceso de unidad que queremos enriquecer. De esa manera trabajamos desde el Frente de Mujeres y Diversidad del Partido en nuestro más amplio espacio político, que hoy es el Frente de Todxs.
En cuanto a la agenda feminista, el aborto legal, seguro y gratuito está a la vuelta de la esquina, gracias a la marea verde que no deja de avanzar, y que se nutre de muchas que desde hace décadas y décadas vienen defendiendo para las mujeres y personas gestantes el más básico derecho que cualquier ser humano debería poder ejercer: el de decidir sobre el propio cuerpo.
Además, la erradicación de la violencia de género es también una prioridad, y sobre eso decimos “Sin presupuesto y sin políticas públicas, no hay ni una menos”.
Finalmente, la desigualdad socioeconómica de género sigue siendo un problema gravísimo que requiere atención urgente, y no es un problema aparte de la crisis: las mujeres representamos los dos tercios de la población más empobrecida económicamente del país, mientras que los varones representan dos tercios de la población más rica. Y ese es sólo uno de muchos más indicadores… Lo cierto es que cualquier modelo económico que se pretenda progresista y que aspire a lograr mayor igualdad y justicia social tiene que tener ineludiblemente una perspectiva integral de género.
Todas las políticas públicas deben incorporar esa perspectiva. Por eso el cumplimiento efectivo de la Ley Micaela es imprescindible.
A estas reivindicaciones nos abocaremos en los tiempos que siguen, mientras vemos con alegría y con orgullo cómo la agenda feminista crece en nuestro querido Partido Solidario. Y apostamos a que siga creciendo.