“Si pensamos que somos un país que produce alimentos para 400 millones de personas y que está en situación de crisis alimentaria llegamos, rápidamente, a la conclusión de que hay un problema de fondo, que es la forma en la que se distribuye la renta nacional”, sostuvo Carlos Heller en una entrevista para la revista cultural Con Fervor. Y continuó: “El hambre es una expresión de esta injusta distribución, cuestionable desde el lado ético, pero, también, desde lo económico, ya que la desigualdad genera un mercado interno anémico y ello conspira contra la producción local y, en definitiva, contra el empleo. Es un círculo vicioso que sólo beneficia a unos pocos sectores que, de esta forma, pueden concentrar aún más su riqueza. Esto es socialmente inaceptable”.
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