Una oposición beligerante

19/12/2021
Camara

Página/12 | Opinión

Por Carlos Heller

Juntos por el Cambio impidió que el Parlamento aprobara el proyecto de Presupuesto 2022. Con ello, consiguió dos cosas: por un lado, introducir un elemento adverso en el proceso de recuperación económica en el país; por el otro, complicar a la Argentina en el desarrollo de la negociación con el FMI de una deuda sideral que ellos mismos contrajeron cuando fueron gobierno.

Estaban ante dos caminos posibles. El primero los llevaba a comprometerse con el país y, tras los debates, la exposición de sus diferencias y la incorporación de las correcciones para las que hubiera lugar, acompañar el proyecto de ley. El segundo los conducía a priorizar la visión pequeña de oposición beligerante que busca que al gobierno le vaya mal para aumentar sus chances políticas. Prevaleció este último.

Al cerrar la presentación en el inicio del tratamiento del proyecto de Presupuesto 2022 el pasado jueves en el recinto de Diputados, expresé: “Este presupuesto tiene los supuestos que nos permiten pensar y ver con optimismo el futuro. Por eso pedimos a este Congreso –insisto, más allá de todas las disputas y discusiones— que entienda que sería un grave problema que la controversia nos impida sancionar el proyecto de Presupuesto. Ello, en definitiva, no significará una victoria de la oposición sobre el oficialismo sino una derrota para el país, que se quedaría sin una herramienta fundamental para cumplir mejor con el objetivo planteado”.

Habitualmente sucede que cuando al gobierno le va mal, al país le va mal; y cuando al país le va mal a los que vivimos en él también nos va mal. Juntos por el Cambio ha apostado nuevamente en contra de la mayoría del pueblo argentino.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó en este contexto que dejar al gobierno sin Presupuesto “significa rechazar la programación macroeconómica que viene siendo la base de las negociaciones con el FMI para refinanciar la deuda absurda y dañina de USD 44.000 M que tomó el mismo espacio político que hoy «volteó» el presupuesto. Y claro, afecta las negociaciones”.

En una línea similar, el jefe del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, declaró que “nosotros no somos aquí los irracionales. Los irracionales son los que le pidieron 44 mil millones de dólares al Fondo. Nosotros somos los que le pagamos al FMI, y esta gente, trece años después, trajo al Fondo y el año que viene la Argentina hasta aquí sigue con el acuerdo vigente que firmó Mauricio Macri, que acompañó Larreta, que acompañó Frigerio, que son 18 mil millones de dólares. Como no pueden explicar cuál era el diseño de país que los hacía pensar que la Argentina podía afrontar tamaña deuda en un año, hacen estos escandaletes”.

El proyecto de Presupuesto es, en sí mismo, un plan de gobierno. Pero no se trata de cualquier plan. El del oficialismo es un programa expansivo y no recesivo como el que parecen promover los sectores mayoritarios de la oposición. Dijeron, durante las más de 20 horas que duraron las deliberaciones en el recinto, que no estaban de acuerdo con el proyecto. Pero, ¿en qué no lo estaban? Básicamente, en su carácter expansivo y distributivo. Como siempre, hay dos proyectos de país y a Juntos por el Cambio le resulta difícil decir cuál es el propio porque debería confesar que apuesta por un plan de ajuste.

Por lo tanto, no es que no estaban de acuerdo con el proyecto de Presupuesto del gobierno por supuestas debilidades técnicas: no lo estaban por su orientación política y económica.

El mencionado proyecto estaba regido por dos principios fundamentales. El primero sostiene que no hay estabilización macroeconómica posible sin una recuperación de la actividad económica. El segundo afirma que la sostenibilidad fiscal requerirá de un camino consistente con un sendero de crecimiento inclusivo. La iniciativa está pensada para cuidar a la Argentina, cuidar su recuperación y asegurar un crecimiento sostenible, y por ello supone que no es posible enfrentar los vencimientos de deuda insostenibles acordados por la administración anterior.

Pero, además, ¿qué contenía el proyecto al que se opusieron con tanta virulencia? Por ejemplo, preveía aumentos del gasto primario en términos reales en rubros como infraestructura, salud, educación, ciencia y tecnología e inclusión social activa con perspectiva de género.

La Obra Pública ocupa un rol fundamental en la recuperación económica que ya se está produciendo. Por eso, la inversión en infraestructura en 2022 en el proyecto rechazado era elevada al 2,4% del PIB. Fue del 1,1% en 2019, 1,3% en 2020, y en 2021 terminaría en 1,8%.

La Salud también era priorizada en el proyecto no aprobado, ya que el objetivo, excluyendo los gastos extraordinarios asociados a la pandemia en 2021, consistía en incrementar sus partidas cerca de un 100% interanual, y duplicarlas en términos del PBI respecto a 2019.

En Educación se continuaba expandiendo la infraestructura en escuelas y jardines, promoviendo el sistema de becas y la inclusión digital. Se asignaba el 1,4% del PIB en 2022.

En Ciencia e Innovación el proyecto contemplaba una asignacióndel 0,31% del PIB, porcentaje que viene creciendo en los últimos dos años. La inversión en Ciencia e Innovación tuvo una caída acumulada de -35,8% en términos reales durante el periodo 2016-2019.

La inversión destinada a financiar las políticas de inclusión social activa con perspectiva de género registraba un incremento sostenido desde el inicio de la actual administración. Para 2022 ascendía al 1,2% del PIB.

Un objetivo transversal es que los salarios y las jubilaciones le ganen a la inflación. De acuerdo al proyecto de Presupuesto, durante2022 los salarios crecerían un 4% por encima de la inflación.

Otro argumento que utilizó la oposición es que no hubo la suficiente discusión parlamentaria. No es cierto. En la semana que pasó concurrieron a la Comisión de Presupuesto y Hacienda, para brindar detalles sobre la iniciativa, los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Transporte, Alexis Guerrera; de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y la Jefa de Gabinete del Ministerio de Salud, Sonia Tarragona. Junto a ellos, un nutrido grupo de secretarios, subsecretarios y demás funcionarios de alto rango dieron respuesta a las inquietudes que les formularon los diputados y las diputadas durante más de 14 horas.

Juntos por el Cambio, y su división en numerosas fracciones, no pareció defender los intereses de la Nación durante el debate del proyecto de Presupuesto 2022. Por ello, nos toca a nosotros seguir expresando y cuidando los intereses de las mayorías.

Nota publicada en Página/12 el 19/12/2021