Una nueva medida de fuerza opositora

01/04/2015

Tiempo Argentino | Opinión

Los dirigentes sindicales que impulsaron el paro de ayer no actúan como defensores de los derechos de los trabajadores; en cambio, son actores clave en la pulseada opositora para intentar minar y desgastar el proyecto transformador del Gobierno nacional.

Por Carlos Heller

Los dirigentes sindicales que impulsaron el paro de ayer no actúan como defensores de los derechos de los trabajadores; en cambio, son actores clave en la pulseada opositora para intentar minar y desgastar el proyecto transformador del Gobierno nacional.

Si bien el derecho de los trabajadores al ejercicio de huelga está garantizado por la Constitución Nacional y merece todo mi respeto, la clave es de qué manera se ejercita y si hay relación entre la medida de fuerza que se realiza y el reclamo que la motoriza.

En este caso, considero que el Impuesto a las Ganancias, que afecta solo al 10% de los trabajadores, de ninguna manera justifica un paro general.

El movimiento obrero tiene expresiones diversas y una parte de las organizaciones gremiales no estaba de acuerdo con esta medida de fuerza y deseaba trabajar, pero no lo pudo hacer porque hubo un bloqueo de los medios de transporte, potenciado con la existencia de piquetes.

Mientras en 2001 y 2002 los piquetes eran una herramienta de protesta en un escenario donde había varios millones de puestos de trabajo menos, en 2015 son una acción coercitiva para que los paros tengan la efectividad que no tendrían de otra manera.

Con esto no digo que todo lo que hay que hacer está hecho, ni que todo lo que se hizo está bien, pero sí estoy convencido de que el rumbo que señala el actual gobierno nacional es el correcto y hay que defenderlo frente a acciones desmedidas como la del día de ayer.

En la Argentina aún está pendiente una reforma fiscal progresiva, basada en impuestos que recaigan sobre las grandes rentas financieras, las herencias y con tasas mayores de Impuesto a las Ganancias para los tramos superiores de altos ingresos. Pero de ningún modo creo que ese impuesto deba eliminarse. Un modelo de país que siga avanzando en la redistribución de la riqueza requiere de un Estado con capacidad de gestión en la intervención de los procesos económicos y del aporte de los que más tienen y de los trabajadores mejor remunerados para contribuir a la inclusión social de los sectores más desprotegidos.

Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 01 de Abril de 2015