Por Eduardo Fernández
En las últimas horas la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) accedió a información facilitada por organismos fiscales del exterior, donde se puede observar que a través de la fuga de divisas, habría unos 400 mil millones de dólares de argentinos “afuera”. La comparación que hizo “Rulo” Dellatorre en Página/12 es contundente. “Se llevaron un PBI y algo más”, sentenció el periodista.
El caso es una de las aristas que da cuenta de la desigualdad social y la desfinanciación que sufrió el Estado en los últimos años a mano de algunos “vivos”.
Definir quién soporta la crisis económica es clave, y sabemos que en contextos como el actual todos los sectores deben poner su parte. Eso se traduce, como dijo Alberto Fernández, en que a algunos les tocará ganar menos.
En ese marco, la discusión sobre el Impuesto a las grandes fortunas que se encuentra coordinando el Diputado Carlos Heller pone en el tapete una definición política contundente: No cargar la crisis sobre los que menos tienen.
Un nuevo orden social y solidario
El “nadie se salva solo” de Alberto Fernández marca el inicio de lo que debe ser un nuevo orden social y solidario, donde la reducción de la pobreza y la erradicación del hambre son el primer paso.
La importancia de un Estado que regule, que intervenga y garantice un esquema de acceso a los derechos básicos no es sólo una idea, sino una forma de vida. En ese marco, volvemos a reiterar la importancia de la aprobación de la Ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública en el Congreso, entendiendo que es clave en la defensa de la autodeterminación nacional.
No quedan dudas de que el Gobierno cambió las prioridades y gran parte de la ciudadanía aprueba a diario el rumbo elegido, lo cual es clave, porque es la manera de legitimar las decisiones que buscan un país más solidario ante tanta operación política vista en estos días.
Por ello es fundamental que sigamos hablando de las lógicas de un “mercado” que promueve el individualismo y mercantiliza las necesidades de la población, como contraste al proyecto que encabezan Alberto y Cristina.
Un nuevo ordenamiento financiero
Un nuevo orden social y solidario no es posible si no trabajamos en un nuevo ordenamiento financiero, que esté al servicio de la comunidad. La crisis de la pandemia demostró que el sistema basado en la Ley de José Alfredo Martínez de Hoz no sirve.
Por poner un ejemplo, esta semana el secretario de la Pequeña y Mediana Empresa, Guillermo Merediz, advirtió en diálogo con la AM 750 que menos de la mitad de las entidades bancarias que pueden ofrecer la línea de financiamiento para el pago de sueldos lo informa en sus páginas web.
Tal como lo venimos sosteniendo desde distintos sectores, las entidades financieras, que tienen una función clave para la sociedad, deben ser consideradas como servicio público.
De esta manera tendrían como objetivo satisfacer las necesidades de las comunidades en primer lugar. Este nuevo ordenamiento debe poner al sistema al servicio de la Producción y el Trabajo.
La salida es colectiva y solidaria, y en el camino es fundamental revertir los últimos cuatro años de destrucción que alimentaron un discurso del odio que opera contra la necesaria unidad nacional.