24/05/2009
“No se puede criticar lo que queda por llenar del vaso si no se defiende lo que ya se consiguió”, aseguró.
Cuando Carlos Heller se integró ayer como invitado a la asamblea de Carta Abierta, la atmósfera estaba lista para un diálogo que terminó con varias ovaciones. El candidato a diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires del Encuentro Popular para la Victoria encontró en la Sala Borges un foro que le prestó máxima atención y no dejó de enfatizar algunos de los puntos que -aseguró- serán las metas de su trabajo legislativo. Hubo abrazos y sonrisas, y hasta se sugirió que era preciso hacer más explícita la mutua afinidad mediante un comunicado, alternativa que según el grupo de intelectuales será sometida a consideración en futuras discusiones.
“Ah, en eso no me meto, che. Ustedes son soberanos”, se atajó Heller, que debe haberse sentido más que respaldado. No era para menos: al hecho de que el cooperativista y titular del banco Credicoop fuera miembro de ese núcleo de pensadores desde la primera declaración se sumaba a su pedido de que “los porteños comprendamos que en los próximos comicios estarán sobre el tapete dos modelos de ciudad, de país y de continente”. El dirigente anticipó que, de no advertirse la dicotomía que cruza al país, se le estará dando vía libre a lo que Carta Abierta ha llamado “la Restauración Conservadora”. “Acá se están abordando temas de fondo. Cuando escucho a la derecha hablando de ‘transición civilizada’, yo entiendo claramente que lo que quieren es atar de pies y manos a los demás mientras ellos van ensayando su asalto al poder. En cuanto a los que se quejan por lo que falta por hacer, yo creo que no se puede criticar lo que queda por llenar del vaso si no se defiende lo que ya se consiguió”, subrayó.
La multitud deslizó exabruptos entusiastas. “Les agradezco, porque en otros lugares estoy siempre en minoría. En la televisión ponen a diez tipos a atacarnos”, se sinceró el invitado. Asimismo, hizo énfasis en que la unión electoral que se formó en la ciudad de Buenos Aires representa un esfuerzo por resolver diferencias históricas en el campo progresista. “Que con mi perfil haya sido aceptado por los sectores justicialistas es trascendente y se contrapone con las divisiones que ha habido entre nuestras tradiciones políticas. Yo me di cuenta de que hay que generar un proyecto amplio que tenga continuidad. Si lo conseguimos aquí, en el país y en la región, la historia recordará esta época como un punto de clivaje”, reflexionó.
Intercalados con los habitués, había vecinos que se acercaron para conocer a la figura por la que apuesta el kirchnerismo en uno de sus principales enclaves opositores. Se lamentaron fundamentalmente de que los barrios residenciales estén siendo invadidos por edificios y de la falta de espacios verdes. Quizá por eso la temática del final estuvo más cerca de los problemas barriales. Desde la perspectiva de Heller, la cultura privatista amenaza con “llenarnos de rascacielos y gastar en cemento el dinero de la salud y la educación”. “Yo les pido -solicitó- que no se olviden de lo que ha sostenido Macri. Basta revisar un poco y uno comprueba que ha opinado que ‘no se puede tener villas en tierras que valen tanto dinero’ o delirios por el estilo. Y aparte los invito a que participen saliendo de sus casas, o por lo menos en esa especie de guerrilla electrónica que estamos armando en blogs y foros para contrarrestar el cerco informativo de las empresas de medios. De las grandes corporaciones no podemos esperar ayuda. Sin embargo, si nos movilizamos no nos podrán silenciar, y tarde o temprano se verán obligados a cambiar de actitud.”
Cuando Carlos Heller se integró ayer como invitado a la asamblea de Carta Abierta, la atmósfera estaba lista para un diálogo que terminó con varias ovaciones. El candidato a diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires del Encuentro Popular para la Victoria encontró en la Sala Borges un foro que le prestó máxima atención y no dejó de enfatizar algunos de los puntos que -aseguró- serán las metas de su trabajo legislativo. Hubo abrazos y sonrisas, y hasta se sugirió que era preciso hacer más explícita la mutua afinidad mediante un comunicado, alternativa que según el grupo de intelectuales será sometida a consideración en futuras discusiones.
“Ah, en eso no me meto, che. Ustedes son soberanos”, se atajó Heller, que debe haberse sentido más que respaldado. No era para menos: al hecho de que el cooperativista y titular del banco Credicoop fuera miembro de ese núcleo de pensadores desde la primera declaración se sumaba a su pedido de que “los porteños comprendamos que en los próximos comicios estarán sobre el tapete dos modelos de ciudad, de país y de continente”. El dirigente anticipó que, de no advertirse la dicotomía que cruza al país, se le estará dando vía libre a lo que Carta Abierta ha llamado “la Restauración Conservadora”. “Acá se están abordando temas de fondo. Cuando escucho a la derecha hablando de ‘transición civilizada’, yo entiendo claramente que lo que quieren es atar de pies y manos a los demás mientras ellos van ensayando su asalto al poder. En cuanto a los que se quejan por lo que falta por hacer, yo creo que no se puede criticar lo que queda por llenar del vaso si no se defiende lo que ya se consiguió”, subrayó.
La multitud deslizó exabruptos entusiastas. “Les agradezco, porque en otros lugares estoy siempre en minoría. En la televisión ponen a diez tipos a atacarnos”, se sinceró el invitado. Asimismo, hizo énfasis en que la unión electoral que se formó en la ciudad de Buenos Aires representa un esfuerzo por resolver diferencias históricas en el campo progresista. “Que con mi perfil haya sido aceptado por los sectores justicialistas es trascendente y se contrapone con las divisiones que ha habido entre nuestras tradiciones políticas. Yo me di cuenta de que hay que generar un proyecto amplio que tenga continuidad. Si lo conseguimos aquí, en el país y en la región, la historia recordará esta época como un punto de clivaje”, reflexionó.
Intercalados con los habitués, había vecinos que se acercaron para conocer a la figura por la que apuesta el kirchnerismo en uno de sus principales enclaves opositores. Se lamentaron fundamentalmente de que los barrios residenciales estén siendo invadidos por edificios y de la falta de espacios verdes. Quizá por eso la temática del final estuvo más cerca de los problemas barriales. Desde la perspectiva de Heller, la cultura privatista amenaza con “llenarnos de rascacielos y gastar en cemento el dinero de la salud y la educación”. “Yo les pido -solicitó- que no se olviden de lo que ha sostenido Macri. Basta revisar un poco y uno comprueba que ha opinado que ‘no se puede tener villas en tierras que valen tanto dinero’ o delirios por el estilo. Y aparte los invito a que participen saliendo de sus casas, o por lo menos en esa especie de guerrilla electrónica que estamos armando en blogs y foros para contrarrestar el cerco informativo de las empresas de medios. De las grandes corporaciones no podemos esperar ayuda. Sin embargo, si nos movilizamos no nos podrán silenciar, y tarde o temprano se verán obligados a cambiar de actitud.”