Tiempo Argentino | El gobierno gestiona
Mientras sectores opositores no se detienen en la búsqueda de generar condiciones de incertidumbre política.
Por Juan Carlos Junio
Desde mediados de enero, los grandes medios han generado brumas en torno a acontecimientos político-judiciales, relativizando o directamente silenciando lo que ocurre en la órbita económica. En esta cuestión crucial para la vida cotidiana de nuestros ciudadanos y para la Nación, desde el gobierno nacional se mantuvo la línea de recuperación de los resortes principales de gestión estatal, fortaleciendo políticas públicas que beneficiaron a las grandes mayorías sociales.
Los sucesos que rodean al caso Nisman son una muestra concreta de la falta de escrúpulos con que actúan los poderes fácticos, que no trepidan en generar acciones para deslegitimar a los gobiernos populares recurriendo a estrategias ya ensayadas en el ámbito internacional. Con el paso de los días, va quedando claro que a la tríada conformada por los fiscales convocantes, los políticos de la derecha opositora y los grandes medios, poco le importa la muerte del fiscal y el esclarecimiento del luctuoso hecho. Vivimos una democracia plena y madura, por lo tanto todos los ciudadanos tienen derecho a participar en una marcha política; sin embargo resulta claramente impugnable que se disfracen y simulen ante la sociedad, presentándose como "apolíticos", y fingiendo manifestarse "para recordar a Nisman", "sólo como homenaje". Ciertamente fue una marcha opositora hostil a las políticas del gobierno y de la presidenta de la Nación. El sentido de oportunidad es nítido y está vinculado a la cercanía de la próxima disputa electoral nacional.
El cambio de estrategia de la mencionada tríada, saltando del caos económico al uso político del Partido Judicial, parece una respuesta nerviosa ante el accionar eficaz de un gobierno que, a pesar de los múltiples inconvenientes que presenta la coyuntura, sigue cumpliendo responsablemente con su obligación de dar respuesta a las urgencias y necesidades de la sociedad. El Poder Ejecutivo gobierna y gestiona, a pesar de que la economía local sigue estando afectada por el contexto internacional, particularmente por lo que ocurre con nuestro principal socio estratégico de la región, Brasil, cuyas nuevas autoridades han encarado un programa con elementos ortodoxos, que involucra ajustes del tipo monetario y fiscal, que podrían afianzar su recesión.
El control de las expectativas en el mercado cambiario se encuentra entre los principales logros de nuestro gobierno, a tal punto que el mismísimo economista neoliberal Javier González Fraga sostuvo días atrás que "se han pinchado las expectativas apocalípticas" y caracterizó el actual valor del dólar ilegal como "mucho más razonable". Según el economista: "Estamos un poco engañados por el hecho de haberlo visto un par de veces a $ 14 o $ 16 y creemos que esto que sube debería siempre subir hasta el cielo. Pero ese valor era ridículo." Una increíble confesión, teniendo en cuenta que hace muy poco tiempo todos especulaban con que el "blue", o sea el ilegal, se iría a las nubes y el legal sufriría un aumento significativo.
Entre las medidas más recientes de la gestión de Cristina Fernández se cuenta el aumento de las jubilaciones en un 18,26%, anunciado a fines de enero y que entrará en vigencia el próximo marzo. Se trata del mayor aumento desde que se sancionó la Ley de Movilidad Jubilatoria (2009), lo cual representa un incremento del poder adquisitivo de millones de personas, que será volcado a dinamizar el consumo. Como es sabido, el sistema próximamente cubrirá el 99% de la población en condiciones de jubilarse; un guarismo notable.
Otra incontrastable evidencia fue recogida días atrás por el propio Banco Mundial, al señalar a la Argentina como el país que posee el mayor salario mínimo de la región. Ningún debate presidencial sincero debería pasar por alto las posturas respecto de estas temáticas cruciales.
La intensa gestión pública también transitó por otras medidas de fomento del consumo, destinadas a reactivar la industria nacional, como la extensión del programa Ahora 12, que incorpora la compra de colchones, útiles escolares, libros y anteojos para leer recetados. En otro orden, es muy importante el programa Precios Cuidados que ha contribuido a mantener el poder de compra y a desacelerar la suba de precios, otro de los fantasmas con los que se atacaba tenazmente desde algunos canales de televisión, para moldear el mal humor social.
El gobierno también adoptó medidas para evitar los abusos de los sectores más concentrados, en el mercado del trigo. En concreto, dispuso que se limitarán los permisos de exportación a las empresas que no abonen a los productores un precio cercano al de venta, ya que ésta es una acción comercial abusiva. En el caso de la soja, los productores que acopien menos del 10% de un total de 600 toneladas, podrán acceder a financiamiento del Banco Nación. Esta medida es muy resistida por los sectores más conservadores, que creen tener adquirido de facto el derecho del manejo de los recursos de la sociedad. Para esos núcleos de los monopolios granarios (Sociedad Rural Argentina y Confederación Rural Argentina) la actividad primaria constituye una forma más de especulación. Este tipo de comportamiento no es la excepción, tal es así que un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos muestra que nuestro país acopió en la cosecha 2013/2014 casi la mitad de la soja estoqueada a nivel planetario (43,7%), superando incluso lo ocurrido en la campaña anterior (38%). Un récord mundial vergonzante que desnuda el extremo especulativo de los grandes acopiadores y exportadores.
Otras medidas gubernamentales repercuten en un terreno más estructural, como la puesta en funcionamiento a capacidad plena de la Central Nuclear Néstor Kirchner (Atucha II); un gran logro estratégico con el aporte de nuestros científicos y de una gran inversión del Estado. Es este carácter de largo plazo el que rechazan los partidarios del realismo mágico local, acostumbrados a descansar en el paraguas que les brinda las relaciones subordinadas a los grandes centros de poder global.
A pesar de los sectores que buscan generar condiciones de incertidumbre política, el Gobierno continúa gestionando la cosa pública y mantiene el rumbo de manera firme y coherente, velando por los intereses más estratégicos de Nuestra Nación.