Página/12 | Opinión
Por Juan Carlos Junio
Luego de la imaginada celebración política del 25 de Mayo, el presidente Milei reitera su afán por utilizar los días patrios para darle un sentido épico a sus propósitos políticos, ubicados en las antípodas de las ideas y acciones de los fundadores de la Patria. Asistimos a una grotesca teatralización desde la cual se proclamará un decálogo de generalidades inocuas, que comienzan con una verdadera confesión sobre la esencia del pensamiento y los intereses que representa Milei: el carácter sagrado de la propiedad privada. Debe quedar clarísimo que tras las brumas de los discursos extraviados y violentos, los multimillonarios de la burguesía local, los financistas y los fondos de inversión de Wall Street y el FMI jamás serán afectados por el anarco capitalista. El actor estrella se hizo acompañar por un elenco de reparto integrado por convencidos ultraderechistas thatcherianos, conservadores del PRO, gobernadores y dirigentes políticos que se allanaron al chantaje del látigo presupuestario. El 9 de Julio que debemos celebrar como pueblo es aquel proclamado por San Martín sobre el Congreso de Tucumán: “fue un golpe magistral”. Junto a la creación del ejército de Los Andes representan la espada de Alejandro que cortó de un tajo el nudo gordiano, pretendidamente invencible, de tres siglos de dependencia colonial. El congreso histórico declaraba la crucial determinación de los patriotas de: “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente”. La declaración marcaba a fuego el sentido americanista de la revolución iniciada en mayo en Buenos Aires, que se eslabonaba con aquel 9 de Julio en Tucumán. El gesto simbólico era elocuente, como compromiso hacia los luchadores de toda la patria americana en ciernes, y muy especialmente si apreciamos que en esos momentos la causa emancipadora era aplastada militarmente en casi toda la geografía del continente. He aquí otra notable enseñanza que nos dejan aquellos acontecimientos decisivos: la conducta que debe asumirse frente a las derrotas circunstanciales, en el desarrollo de una gran batalla de época contra los opresores de las potencias mundiales de siempre y sus inevitables cipayos autóctonos.
Volviendo a nuestro momento, el presidente Javier Milei se describió así mismo como un Terminator que viene de un futuro apocalíptico para dar la batalla cultural, y evitar la debacle a las que estarían llevando al planeta las ideas del socialismo. Su discurso “anti casta” permeó durante la campaña en distintas capas sociales logrando moldear a una parte del electorado desilusionado, inficionado por la crítica permanente de los grandes medios contra la política. El axioma central de la extrema derecha se sustenta en haber logrado politizar los miedos que ella misma fue inculcando a la sociedad como consecuencia del deterioro social, la pérdida de derechos, el desempleo, la inseguridad y la falta de horizontes para el futuro de la vida. A partir del simulacro del 9 de Julio, el presidente se propone lanzar la segunda fase del Terminator libertario, decidido a barrer con todo lo público y la matriz productiva nacional, liquidando todo tipo de regulaciones. Con ese propósito, luego de interminables vacilaciones, Milei se dispuso al tercer retorno del “coloso” Sturzenegger luego de sus fallidos del 2001, convocado por el efímero López Murphy durante el gobierno de La Alianza; y de su paso por el Banco Central de M. Macri, del que se fue en medio de una gran corrida cambiaria. Sin embargo es un hombre con suerte, ahora gozará de una tercera oportunidad. Todo indica que como en las dos anteriores, la ciudadanía volverá a ser su víctima propiciatoria. En la fase actual se propone actuar vertiginosamente con el propósito de que el Parlamento apruebe una iniciativa que deroga cien leyes “obsoletas” e “inútiles”. Pretende que Diputados y Senadores elegidos por su Pueblo se nieguen a sí mismos y a sus representados, anulando de un plumazo las leyes que debatieron y aprobaron, interpelados por la opinión pública a lo largo del tiempo. Otro de sus planes colosales es el cierre de la ex ONCAA, organismo del estado que controla la evasión crónica de los sectores del agro, particularmente los grandes exportadores. Ese núcleo de poderosos multimillonarios dedicados al fraude de guante negro con sus conocidas sobre y sub facturaciones y todo tipo de trucos contra los ingresos del estado, estarán de gran festejo. El súper ministro de la tercera vez piensa compensar la consecuente pérdida de ingresos para el fisco “ahorrando plata” vía despidos de trabajadores/as de organismos del Estado. Veremos cómo le va al presidente con este “lujo” que se está dando al incorporar al coloso. Según se proclama en el decreto de designación de Sturzenegger se viene también la supresión de normas que “distorsionan los precios”, lo cual en criollo representará más libertad para que los tiburones dueños de los grandes monopolios y formadores de precios amplíen más aun sus ganancias remarcando indiscriminadamente. Una vez más solo será saqueo de recursos naturales, destrucción de la industria (particularmente Pymes) y más recortes de salarios y jubilaciones; con su inevitable nivel de conflictividad política y represión.
Lo cierto es que en los diez puntos tucumanos no hay nada que se relacione con necesidades vitales de la sociedad y mucho menos con la demanda de diversos núcleos del pueblo que enfrentan situaciones humanas dramáticas con sus imposibilidades crecientes de alimentarse, transportarse, afrontar el pago de la luz o el gas, todo lo cual va aplastando el presupuesto de las familias. Ningún punto del decálogo se propone llevar las jubilaciones a un nivel digno de sobrevivencia ni frenar la caída de los salarios, todo lo cual va lastimando el nivel de vida de los trabajadores, desde los más humildes a los sectores de clase media. El presidente incorporó un punto sobre educación “por presión de los gobernadores”. Nadie puede creer que esté preocupado por esta temática, cuando permanente denigra la escuela y las universidades públicas, a maestras y profesores, y continúa negando el aumento de sueldos a docentes y científicos condenándolos a la pobreza y la expulsión del sistema público.
Celebramos nuestra Independencia afirmando la soberanía nacional de toda dominación extranjera.
