Ámbito Financiero | Opinión
Por Carlos Heller
Desde la principal fuerza opositora se pidió un “acuerdo serio y sin improvisaciones” con el FMI, lo que expresa una total falta de autocrítica y deja ver el rechazo de JxC a la firme posición negociadora del Gobierno nacional. La postura no sorprende a nadie. De hecho, a principios de 2021, un referente de ese espacio en la cámara baja ya anticipaba que no iban a acompañar el acuerdo con el Fondo Monetario porque tienen “otras ideas en materia de política económica”.
El principal escollo en las negociaciones está en el sendero fiscal. Como dijo el ministro Martín Guzmán en una entrevista, “con una economía creciendo al 10%, el déficit fiscal primario cayó 3,5 puntos del producto (...). Es una caída muy fuerte. Se está dando una consolidación fiscal virtuosa”. Significa que hay un plan y que está basado en el aumento de la actividad y los ingresos fiscales; el problema es que desde ciertos ámbitos, locales e internacionales, no se concibe ningún tipo de acuerdo que no contenga un fuerte ajuste del gasto público.
La existencia de dos visiones de país distintas también se observó en el tratamiento del proyecto de Presupuesto 2022 en el Congreso, que contenía un conjunto de políticas para que la Argentina siga recuperándose, para que continúen aumentando los ingresos fiscales y para que se pueda hacer frente a un plan de pagos adecuado de las deudas, sin restar recursos al crecimiento.
No se debiera haber privado al Gobierno de una herramienta tan importante como el Presupuesto, a través de una negativa que no tiene antecedentes desde la vuelta de la democracia. Con la postura de oponerse se le está haciendo un daño enorme a la ciudadanía, incluyendo a la porción que se dice representar.
Durante el debate en comisión del proyecto de Presupuesto 2022 se incorporaron diversas partidas con un espíritu absolutamente federal, como fue el caso de los casi 10 mil millones de pesos para el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, destinados a comprar autobombas y aviones hidrantes. Es un tema que repercute en las provincias donde se han venido produciendo incendios. Y si bien cuando no hay un nuevo presupuesto rige el anterior y el Ejecutivo tiene la capacidad de ampliar las partidas, no dejan de verse afectados los canales usuales, ya que cada provincia debe ir trasladando sus requerimientos al Gobierno nacional.
Siguiendo la huella de lo “serio”, un exministro de Economía de la anterior gestión señaló que en los dos últimos años la deuda creció unos 50,1 mil millones de dólares, más que durante los cuatro años del Gobierno de Cambiemos. Desde el Ministerio se salió a aclarar lo evidente: por un lado, que entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019 la deuda pública en moneda extranjera “creció en más de 100.000 millones de dólares”. Por el otro, que “deuda en dólares no es lo mismo que deuda en pesos. En esta afirmación se pasa a dólares una deuda que se emitió en pesos y que se pagará en pesos (...). El actual Gobierno no tomó dólares prestados. Por el contrario, en el año 2020 se realizaron dos operaciones de reestructuración de deuda externa que generaron para la República Argentina un ahorro de 34.800 millones de dólares para el período 2020-2030”.
Desde diciembre de 2019 las autoridades económicas han venido realizando una gran tarea para reconstruir el mercado de deuda local, de forma tal de no depender exclusivamente de la emisión para financiar las políticas públicas, y de no recurrir a la deuda en moneda extranjera. En este marco, como se afirma desde el Ministerio, “cuestionar el endeudamiento en pesos (...) es pedir un ajuste fiscal en medio de una doble crisis (la crisis de deuda y el coronavirus), lo que en la visión de la conducción económica actual sería recesivo y dañino”.
Este Gobierno tiene la legitimidad de que fue elegido para gobernar por cuatro años, con una propuesta que es la que está poniendo en práctica y está en las antípodas del ajuste. Por eso mantiene una postura negociadora firme y soberana ante el FMI, para que el país se siga recuperando de las consecuencias de las dos pandemias.