14/06/2009
Asegura que “no habrá otra alternativa de centroizquierda superadora”. Dice que “Aníbal Ibarra se alejó por especulación” y que Pino Solanas “chicanea en público y pide disculpas en privado”.
Carlos Heller acomoda su metro noventa en un sillón de su oficina en el microcentro porteño y, pese al estrés de la campaña, se lo nota relajado y siempre propenso al análisis exhaustivo, hasta para disentir parcialmente con la afirmación del cronista de que Lionel Messi es, aunque un par de escalones abajo, el futbolista de juego más parecido al que supo tener René Houseman.
Ya metido de lleno en la entrevista con Página/12 como primer candidato a diputado nacional en la Capital Federal por el kirchnerismo, afirmará que “el voto romántico es un voto perdido” porque si en las elecciones del 28 de junio le va mal al Gobierno, el que vendrá en 2011 “será Macri, no Pino Solanas”.
–¿Cuál es la evaluación de su campaña?
–Pensamos que nos va muy bien, vamos a ver a la hora de la verdad. La sensación es que nos está yendo mejor que respecto de las expectativas iniciales. Estamos disputando el tercer lugar con Pino Solanas. Hay encuestas que nos ponen un poquito arriba y otras un poquito abajo, así que para ser prudentes estamos en lo que se llama un empate técnico.
–Pino Solanas, Aníbal Ibarra y usted son candidatos de lo que se denomina el progresismo. Y aunque no tengan muchas diferencias de fondo, usted es el único oficialista...
–El tema no es quién es capaz de hacer más consignas diciendo todo lo que falta, el tema es en qué medida lo que uno hace es funcional a este proyecto o al de la derecha. Con consignas de derecha o con consignas de izquierda, si las acciones van destinadas a debilitar al Gobierno, son funcionales a la derecha.
–Yo le quería preguntar por qué el electorado progresista de la ciudad de Buenos Aires debería votarlo a usted en lugar de a Solanas o a Ibarra.
–Porque si este gobierno no puede profundizar la dirección del proyecto, en 2011 va a venir un gobierno de derecha. Si le va mal a este gobierno, viene Macri, para simbolizarlo claramente. No va a haber otra alternativa de centroizquierda o de izquierda superadora. Va a haber un gobierno de derecha.
–Hasta hace poco usted e Ibarra compartían el espacio. ¿Por qué cree que Ibarra tomó un rol opositor?
–Por especulación y cálculo electoral. Por suponer, a mi juicio equivocadamente, que distanciarse del Gobierno le mejoraba su chance electoral, partiendo de ese supuesto de que en la ciudad de Buenos Aires apoyar las políticas del Gobierno es piantavotos. Cree que hay que tener un discurso crítico del Gobierno y moderado y hacia el centro porque ésa es la manera de crecer y de ganar votos.
–¿Qué siente cuando Pino Solanas lo chicanea diciendo peyorativamente que usted es banquero?
–En la pausa del debate que tuvimos en un programa de TN me dijo casi textualmente: “Carlos, tenemos que juntarnos para charlar. Te quiero decir que soy un poco calentón y a veces digo cosas que no hay que decir, pero no es lo que pienso, los buenos somos bastantes pocos y no tendríamos que pelearnos”. Pero esa táctica de chicanear en público y pedir disculpas en privado no va. Algunas de las dos no es cierta. La verdad, cuando Pino Solanas dijo eso yo inmediatamente agarré un papel y le escribí una carta y se la mandé con este libro de regalo (lo muestra, se titula 50 años de ideas e ideales), que es la historia del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Y en la carta le puse: “Te recomiendo la lectura de este libro porque ahí encontrarás los argumentos suficientes para que entiendas por qué no tenés que decir que yo soy un banquero”. No me contestó nunca la carta. Por otro lado, usa los mismos argumentos que usa la derecha, que también me dice “banquero”, aunque me agrega “comunista”. Cosa que, además, Pino Solanas alguna vez también dijo.
–La clase media aparece como beneficiada por la política económica del Gobierno. ¿Por qué en Buenos Aires o en otras grandes ciudades no hay una equivalencia en votos?
–Habría que preguntarse también por qué en Europa gana la derecha. No está claro que la gente siempre actúe como mejor le conviene a sus intereses. Creo que se establecen ciertas ideas marco que hacen que la ciudadanía vea ciertos hechos de una forma o crea determinadas cosas. Yo leo todos los diarios y la misma noticia tiene interpretaciones absolutamente distintas y a veces hay perversidad en la manera de presentar los hechos. Un ejemplo sobre la reestatización de la administración de los fondos que administraban las AFJP. ¿Qué dice la mayoría de los medios? “El gobierno se apropió de la caja para cubrir baches fiscales y es un despojo a los jubilados o futuros jubilados”. Cuando en realidad un sistema de reparto es un sistema inclusivo que está previsto para darle solución al conjunto de los ciudadanos y es muy superior, porque es solidario, al concepto individual de cuenta personal. Hoy la Anses está dando préstamos que se canalizan a través del sistema financiero para capital de trabajo para pymes y esto significa defensa del empleo, trabajadores que siguen haciendo aportes, mayor garantía de que va a haber dinero para seguir pagando las jubilaciones, etc. Pero se instala la idea de que el Gobierno manoteó la caja y es una falacia absoluta, porque esos fondos no están en función del Tesoro y están siendo prestados para mantener el nivel de actividad económica y hacer a nuestro país menos vulnerable a los efectos de la crisis.
–Gabriela Michetti y Alfonso Prat Gay lideran las encuestas. ¿Qué diferencias ve entre ellos?
–El sexo (risas). El otro día, en un panel, estábamos Esteban Bullrich, Prat Gay, Francisco de Narváez y yo. Y dije que eran tres contra uno, porque Prat Gay podría ser candidato del Pro y Bullrich de la Coalición Cívica y no cambia demasiado. Recordé que Prat Gay trabajó en los equipos que hicieron la plataforma de Macri en la ciudad de Buenos Aires.
–La campaña se nacionalizó. ¿Eso le cambia el eje con los porteños?
–No. Siempre tuve claro que iba a ser así. Eso me devuelve al tema del voto romántico, que es el voto perdido. Lo que se está discutiendo es si este proyecto tiene impulso para seguir y mejorar y profundizarse o se le pone un palo en la rueda y, como dicen Macri, De Narváez y Carrió, hay transición civilizada de acá al 2011, mientras ellos se prueban el traje.
–¿Macri cumplió con las expectativas que usted tenía sobre su gestión antes de que asumiera?
–Sí, claro, plenamente. Macri y Michetti siguen gozando de esa idea marco de la que hablaba antes. Entonces la no gestión de Macri es porque el gobierno nacional no le da los recursos; porque no le transfieren la policía. Siempre la culpa es de otro. Hacen trampa hasta en la información: dicen que nunca se gastó tanto en educación. Claro, en valores absolutos, pero uno tiene que hablar en porcentajes. En el último presupuesto en la Ciudad, la educación bajó dos puntos y pico. El Gobierno de la Ciudad dice que no lo dejan resolver el problema de la seguridad. ¿Sabe cuánto es el presupuesto de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires? El 1 por ciento. ¿Sabe cuánto es el presupuesto para prevención del delito de la Ciudad de Buenos Aires? El 0,03 por ciento, es decir cuatro millones de pesos anuales. Eso no tiene que ver con la Nación, con que le pasen o no la policía. Pero todavía una cantidad grande de ciudadanos porteños le cree. Si no cumplen con los 10 kilómetros de subte por año que iban a hacer es porque la Nación no le dio los recursos. Se muestran como víctimas y toda su ineficiencia es culpa de terceros.
–¿Cuál sería un buen resultado para ustedes?
–Un buen resultado (risas).
–¿Y en términos porcentuales de votos?
–Cuando empezamos decían que teníamos un 3 por ciento de intención de voto y ahora dicen que tenemos entre 12 y 14, según distintas encuestas, y algunas nos dan bastante cerca del segundo lugar. Deberíamos pensar en números que nos ubiquen por encima del 15 por ciento.
–¿Qué pasa si el kirchnerismo pierde?
–No quiero hablar de problema de gobernabilidad para que no nos digan que queremos asustar a la gente. Una derrota va a traer problemas para profundizar lo hecho y lo que falta por hacer, eso requiere apoyo legislativo. De otra forma, la posibilidad de avanzar en políticas que mejoren la distribución del ingreso, la inclusión social, se va a ver en dificultades. Todo el mundo habla de que hay que combatir la pobreza, pero el asunto es cómo se lleva a la práctica. No son aceptables algunas expresiones demagógicas que plantean eliminar las retenciones y a la vez dar un seguro universal a los chicos y un montón de medidas con las que nosotros estamos de acuerdo. Hay que decir responsablemente que instalar ese tipo de cuestiones requiere de políticas de apropiación de recursos.
(Página 12)
Carlos Heller acomoda su metro noventa en un sillón de su oficina en el microcentro porteño y, pese al estrés de la campaña, se lo nota relajado y siempre propenso al análisis exhaustivo, hasta para disentir parcialmente con la afirmación del cronista de que Lionel Messi es, aunque un par de escalones abajo, el futbolista de juego más parecido al que supo tener René Houseman.
Ya metido de lleno en la entrevista con Página/12 como primer candidato a diputado nacional en la Capital Federal por el kirchnerismo, afirmará que “el voto romántico es un voto perdido” porque si en las elecciones del 28 de junio le va mal al Gobierno, el que vendrá en 2011 “será Macri, no Pino Solanas”.
–¿Cuál es la evaluación de su campaña?
–Pensamos que nos va muy bien, vamos a ver a la hora de la verdad. La sensación es que nos está yendo mejor que respecto de las expectativas iniciales. Estamos disputando el tercer lugar con Pino Solanas. Hay encuestas que nos ponen un poquito arriba y otras un poquito abajo, así que para ser prudentes estamos en lo que se llama un empate técnico.
–Pino Solanas, Aníbal Ibarra y usted son candidatos de lo que se denomina el progresismo. Y aunque no tengan muchas diferencias de fondo, usted es el único oficialista...
–El tema no es quién es capaz de hacer más consignas diciendo todo lo que falta, el tema es en qué medida lo que uno hace es funcional a este proyecto o al de la derecha. Con consignas de derecha o con consignas de izquierda, si las acciones van destinadas a debilitar al Gobierno, son funcionales a la derecha.
–Yo le quería preguntar por qué el electorado progresista de la ciudad de Buenos Aires debería votarlo a usted en lugar de a Solanas o a Ibarra.
–Porque si este gobierno no puede profundizar la dirección del proyecto, en 2011 va a venir un gobierno de derecha. Si le va mal a este gobierno, viene Macri, para simbolizarlo claramente. No va a haber otra alternativa de centroizquierda o de izquierda superadora. Va a haber un gobierno de derecha.
–Hasta hace poco usted e Ibarra compartían el espacio. ¿Por qué cree que Ibarra tomó un rol opositor?
–Por especulación y cálculo electoral. Por suponer, a mi juicio equivocadamente, que distanciarse del Gobierno le mejoraba su chance electoral, partiendo de ese supuesto de que en la ciudad de Buenos Aires apoyar las políticas del Gobierno es piantavotos. Cree que hay que tener un discurso crítico del Gobierno y moderado y hacia el centro porque ésa es la manera de crecer y de ganar votos.
–¿Qué siente cuando Pino Solanas lo chicanea diciendo peyorativamente que usted es banquero?
–En la pausa del debate que tuvimos en un programa de TN me dijo casi textualmente: “Carlos, tenemos que juntarnos para charlar. Te quiero decir que soy un poco calentón y a veces digo cosas que no hay que decir, pero no es lo que pienso, los buenos somos bastantes pocos y no tendríamos que pelearnos”. Pero esa táctica de chicanear en público y pedir disculpas en privado no va. Algunas de las dos no es cierta. La verdad, cuando Pino Solanas dijo eso yo inmediatamente agarré un papel y le escribí una carta y se la mandé con este libro de regalo (lo muestra, se titula 50 años de ideas e ideales), que es la historia del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Y en la carta le puse: “Te recomiendo la lectura de este libro porque ahí encontrarás los argumentos suficientes para que entiendas por qué no tenés que decir que yo soy un banquero”. No me contestó nunca la carta. Por otro lado, usa los mismos argumentos que usa la derecha, que también me dice “banquero”, aunque me agrega “comunista”. Cosa que, además, Pino Solanas alguna vez también dijo.
–La clase media aparece como beneficiada por la política económica del Gobierno. ¿Por qué en Buenos Aires o en otras grandes ciudades no hay una equivalencia en votos?
–Habría que preguntarse también por qué en Europa gana la derecha. No está claro que la gente siempre actúe como mejor le conviene a sus intereses. Creo que se establecen ciertas ideas marco que hacen que la ciudadanía vea ciertos hechos de una forma o crea determinadas cosas. Yo leo todos los diarios y la misma noticia tiene interpretaciones absolutamente distintas y a veces hay perversidad en la manera de presentar los hechos. Un ejemplo sobre la reestatización de la administración de los fondos que administraban las AFJP. ¿Qué dice la mayoría de los medios? “El gobierno se apropió de la caja para cubrir baches fiscales y es un despojo a los jubilados o futuros jubilados”. Cuando en realidad un sistema de reparto es un sistema inclusivo que está previsto para darle solución al conjunto de los ciudadanos y es muy superior, porque es solidario, al concepto individual de cuenta personal. Hoy la Anses está dando préstamos que se canalizan a través del sistema financiero para capital de trabajo para pymes y esto significa defensa del empleo, trabajadores que siguen haciendo aportes, mayor garantía de que va a haber dinero para seguir pagando las jubilaciones, etc. Pero se instala la idea de que el Gobierno manoteó la caja y es una falacia absoluta, porque esos fondos no están en función del Tesoro y están siendo prestados para mantener el nivel de actividad económica y hacer a nuestro país menos vulnerable a los efectos de la crisis.
–Gabriela Michetti y Alfonso Prat Gay lideran las encuestas. ¿Qué diferencias ve entre ellos?
–El sexo (risas). El otro día, en un panel, estábamos Esteban Bullrich, Prat Gay, Francisco de Narváez y yo. Y dije que eran tres contra uno, porque Prat Gay podría ser candidato del Pro y Bullrich de la Coalición Cívica y no cambia demasiado. Recordé que Prat Gay trabajó en los equipos que hicieron la plataforma de Macri en la ciudad de Buenos Aires.
–La campaña se nacionalizó. ¿Eso le cambia el eje con los porteños?
–No. Siempre tuve claro que iba a ser así. Eso me devuelve al tema del voto romántico, que es el voto perdido. Lo que se está discutiendo es si este proyecto tiene impulso para seguir y mejorar y profundizarse o se le pone un palo en la rueda y, como dicen Macri, De Narváez y Carrió, hay transición civilizada de acá al 2011, mientras ellos se prueban el traje.
–¿Macri cumplió con las expectativas que usted tenía sobre su gestión antes de que asumiera?
–Sí, claro, plenamente. Macri y Michetti siguen gozando de esa idea marco de la que hablaba antes. Entonces la no gestión de Macri es porque el gobierno nacional no le da los recursos; porque no le transfieren la policía. Siempre la culpa es de otro. Hacen trampa hasta en la información: dicen que nunca se gastó tanto en educación. Claro, en valores absolutos, pero uno tiene que hablar en porcentajes. En el último presupuesto en la Ciudad, la educación bajó dos puntos y pico. El Gobierno de la Ciudad dice que no lo dejan resolver el problema de la seguridad. ¿Sabe cuánto es el presupuesto de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires? El 1 por ciento. ¿Sabe cuánto es el presupuesto para prevención del delito de la Ciudad de Buenos Aires? El 0,03 por ciento, es decir cuatro millones de pesos anuales. Eso no tiene que ver con la Nación, con que le pasen o no la policía. Pero todavía una cantidad grande de ciudadanos porteños le cree. Si no cumplen con los 10 kilómetros de subte por año que iban a hacer es porque la Nación no le dio los recursos. Se muestran como víctimas y toda su ineficiencia es culpa de terceros.
–¿Cuál sería un buen resultado para ustedes?
–Un buen resultado (risas).
–¿Y en términos porcentuales de votos?
–Cuando empezamos decían que teníamos un 3 por ciento de intención de voto y ahora dicen que tenemos entre 12 y 14, según distintas encuestas, y algunas nos dan bastante cerca del segundo lugar. Deberíamos pensar en números que nos ubiquen por encima del 15 por ciento.
–¿Qué pasa si el kirchnerismo pierde?
–No quiero hablar de problema de gobernabilidad para que no nos digan que queremos asustar a la gente. Una derrota va a traer problemas para profundizar lo hecho y lo que falta por hacer, eso requiere apoyo legislativo. De otra forma, la posibilidad de avanzar en políticas que mejoren la distribución del ingreso, la inclusión social, se va a ver en dificultades. Todo el mundo habla de que hay que combatir la pobreza, pero el asunto es cómo se lleva a la práctica. No son aceptables algunas expresiones demagógicas que plantean eliminar las retenciones y a la vez dar un seguro universal a los chicos y un montón de medidas con las que nosotros estamos de acuerdo. Hay que decir responsablemente que instalar ese tipo de cuestiones requiere de políticas de apropiación de recursos.
(Página 12)