Por Eduardo Fernández
Cuando hace menos de cuatro meses el Frente de Todos asumió el gobierno se encontró con una situación crítica. Recibimos el país endeudado, destruido económica y socialmente y con un Estado reducido en su rol, afectado en su funcionalidad y diseñado para no intervenir.
En sólo unas semanas, las argentinas y los argentinos nos encontramos nuevamente con el debate sobre la importancia del rol del Estado activo, en un sistema donde el libre mercado jamás abrazará a toda la población, y menos en una situación de crisis como la que estamos viviendo.
Debido a ello, apenas asumió el Gobierno que encabeza Alberto Fernández las primeras medidas que se tomaron fueron destinadas a atender la emergencia social y económica y a encarar una renegociación digna y sostenible de la deuda pública.
En ese contexto llegó la crisis del coronavirus. A poco tiempo de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia, hubo que tomar medidas extraordinarias. El Presidente y la coalición de gobierno respondieron efectiva y prontamente. Hoy las medidas tomadas en Argentina son ejemplo en el mundo.
También es ejemplo el llamamiento que hizo Alberto Fernández a todos los sectores políticos y sociales, que en un marco de unidad nacional trabajan bajo la premisa de que primero están la vida y la salud.
Primero la vida
El Gobierno nacional no aceptó el falso dilema sobre elegir entre salud o economía. Privilegió la primera, con medidas acertadas y que salvarán seguramente la vida de miles de argentinos y argentinas.
Sin embargo, en una economía con una pobreza del 40 por ciento y un aparato productivo destruido, las primeras medidas sociales y económicas no llegaron a reactivar la demanda y la producción en tan corto plazo.
Por ello, se tomó la decisión de no descuidar ni a la economía ni a los sectores más postergados, y se anunciaron decenas de medidas para asistir a los más afectados. Además, esperamos que en los próximos días se sigan instrumentando políticas para atender a las PyMEs, a las economías sociales y cooperativas, y para sostener a las y los trabajadores y su empleo.
La fortaleza de Alberto
La dignidad y fortaleza expresadas por el Presidente ante la crisis mundial ratifican la decisión del camino emprendido.
Mi compromiso es acompañar las acciones solidarias y de defensa de PyMEs, economías sociales, cooperativas y los empleos que ellas generen. También es mi compromiso visibilizar las maniobras de los sectores privilegiados que intentan obstruir las medidas tomadas y sacar provecho de la situación a partir de la suba de precios o la acumulación de productos esenciales.
Bajo la consigna de poner a la Argentina de pie, seguiré llevando todas las inquietudes que surjan para perfeccionar las medidas adoptadas, siempre bajo el criterio de solidaridad y rol activo del Estado, donde la salida es colectiva y donde nadie se salva solo.