Por Eduardo Fernández
Vengo denunciando hace meses cómo el sector más extremista de la oposición ha decidido obstaculizar, de las formas más antidemocráticas posibles, que el gobierno de Alberto Fernández cumpla con su compromiso electoral de priorizar a los sectores más vulnerables para poder construir una Argentina más justa.
A los incesantes intentos de paralizar el Congreso y los permanentes llamados a la desestabilización que ya he enumerado oportunamente, esta semana se suma el ataque al diputado nacional Carlos Heller y la cooperativa que preside, el Banco Credicoop, por presentar el proyecto de Ley de Aporte Solidario y Extraordinario. Atacan a un diputado por cumplir con el mandato popular y al único banco sin fines de lucro de nuestro país, el que se ocupa de los pequeños y medianos productores, porque no quieren aportar por única vez entre el 2 y el 3,5 por ciento de sus fortunas declaradas para ayudar a los más pobres que, según los últimos datos del Indec, son el 41 por ciento de las y los argentinos.
Se oponen sin argumentos, porque no hay una propuesta superadora que acompañe su rechazo a este ni a otros proyectos. Analizan los números de la economía de manera sesgada, negando el impacto que el Covid-19 ha tenido sobre todas las economías del mundo, más allá de los caminos que hayan elegido los distintos países para intentar paliar los efectos de la pandemia.
En Estados Unidos, por ejemplo, un informe de la Cepal del mes de agosto da cuenta que se perdieron en abril cerca de 21 millones de puestos de trabajo, en lo que es la mayor caída jamás registrada y la tasa de desempleo saltó al 14,7 por ciento, del 3,5 de febrero, que había sido la más baja en 50 años. El empleo registrado en Canadá cayó 19,2 por ciento, en Chile el 12,2, en Brasil el 7,5, en nuestro país el 2,5%. Algo habrá tenido que ver la fuerte transferencia de recursos al sector productivo que realizó el Gobierno argentino a través de los programas ATP.
Sin embargo, como si hubiera aterrizado en la Argentina junto al virus pandémico, esta oposición, que fue gobierno hasta el año pasado, olvida que el “pasaron cosas” de su gestión dejó al país sumido en una crisis calamitosa desde donde se la quiera abordar y que ese es el punto de partida desde el que las argentinas y argentinos tenemos que enfrentar la peor catástrofe sanitaria y económica que la historia moderna del mundo recuerde.
Debemos recordar ese origen porque tenemos la responsabilidad patriótica de no olvidar las razones por las que el pueblo argentino eligió al Frente de Todos en octubre del año pasado y cuál fue su mandato.
Tenemos la responsabilidad de recordarlo porque abrazamos un proyecto político que no es para pocos, sino para todas y todos los argentinos.
Con tanto en juego, no podemos darnos el lujo de olvidar las razones que nos llevaron a priorizar los acuerdos por sobre las diferencias para dar nacimiento a este frente electoral diverso y necesario que volvió a poner los intereses de la mayoría en el gobierno nacional.