Es un ejercicio interesante cuando no hay una fecha aniversario puntal, recordar, recordarnos y recordarle a la humanidad los genocidios cometidos por el ser humano. (del griego, genos, raza, tribu; cide, matar).
No se explica que sea quien tiene el monumento más grande apuntando a la Casa de Gobierno, o que haya otro en la ciudad de Bariloche, una ciudad con su nombre en el medio de la castigada Patagonia, calles en todos los pueblos, inclusive en la ciudad de Buenos Aires.
Pero no todo está perdido, sigamos el ejemplo del pueblo de Rojas, el general que entregó todas esas tierras inmensas a los Martínez de Hoz y los Anchorena y que repartió como esclavos a los indios prisioneros, a sus mujeres como sirvientas y a sus niños como mano de obra infantil, fue quitado de sus calles. La ordenanza municipal estuvo basada en un proyecto presentado por los adolescentes alumnos del colegio nacional local y aprobado por amplia mayoría por los concejales de la ciudad de Rojas.
Tal vez deberíamos analizar un poco más nuestra historia, para destituir y eliminar definitivamente estas imágenes, nombres en las calles y en nuestros billetes de estos nefastos personajes de nuestra historia mas cruel y sangrienta.
Es imprescindible revisar los mecanismos mediante los cuales se establecen formas de simbolizar y se instituyen los modelos que rigen la vida y definen la identidad de los pueblos.
Nota de opinión
Pablo Spinella
Comisión DDHH Partido Solidario