Recesión y ajuste interminables

23/06/2024
Persona en situación de calle en vereda de un bar

Página/12 | Opinión

Por Carlos Heller

Las agendas de discusión pública no son neutrales. No es lo mismo debatir unos temas que otros. En estos días, aparece como agenda relevante la “pelea” entre Luis Caputo y Federico Sturzenegger por el nuevo reparto de poder en el Gabinete. Más allá de los matices y de la necesidad de informar y analizar esos conflictos, no cambia demasiado si gana uno u otro. Las concepciones políticas y económicas de ambos son muy similares. No hay un giro significativo en la política económica si logra más poder Caputo o Sturzenegger. Lo central para el gobierno es cómo avanzan más a fondo con la misma política. Si el autoproclamado rol del Presidente es destruir el Estado desde adentro, lo que discuten es quién es más apto para ejecutar esa estrategia. Es una especie de “casting” político.

También se dice que el Fondo Monetario Internacional presiona al gobierno para que devalúe. Si lo hace, el escenario va a empeorar porque se van a producir nuevos aumentos y se van a deteriorar aún más las condiciones de vida de la mayoría de la población. Las políticas económicas importan por sus resultados y éstos tienen que ver con cómo le va a la mayoría de los argentinos y las argentinas. Esa cuestión es muy importante, pero también hay otros temas centrales a los cuales no se les da la trascendencia que deben tener.

El informe del staff del FMI que fue presentado ante el Directorio Ejecutivo del organismo internacional para la aprobación de la 8ª revisión del programa con nuestro país señala: “la actual recesión económica podría prolongarse más y el proceso de desinflación podría resultar más difícil, provocando penurias prolongadas e intensificación de las tensiones sociales, incluso con el refuerzo del gasto social”. En el mismo comunicado, el Fondo actualiza su pronóstico para la economía argentina y proyecta una caída del 3,5% del PBI para este año. En la revisión anterior era de -2,75%. El Banco Mundial llegó a una conclusión similar en cuanto a proyección de la caída de la actividad económica: su estimación pasó del 2,8% al 3,5%. Este organismo agrega que la Argentina y Haití son los únicos dos países de América Latina con caídas proyectadas en su PBI para el año.

Pero, además, si profundizamos el análisis a partir de los mismos números de los organismos multilaterales, el escenario es aún más crítico. Partamos del siguiente dato: durante 2024 se experimentó una fuerte recuperación de la producción agropecuaria comparada con 2023, cuando el sector sufrió una fuerte sequía. Si a la proyección total del PBI de este año le restamos la proyección del PBI del sector agropecuario, el resultado comparado con 2023 de las actividades restantes alcanza una caída del 5,7%.

La comparación anual no deja lugar a dudas. A modo de síntesis: en 2023 la caída del PBI fue del 1,6% y, restándole el PBI agropecuario, alcanzó al 0,8%. En 2024, haciendo la misma operación, el retroceso es del 5,7%. La profundidad de la recesión esperable es enorme.

Tampoco hubo aumentos de los salarios reales, como dice el gobierno. Lo que sí está sucediendo es que, mientras la inflación nominal está bajando, algunos gremios con paritarias logran mejoras tomando como referencia la inflación del mes anterior que fue más alta: por lo cual, no hay un aumento de salarios sino una recuperación de una parte de lo perdido. Si el mes que viene la inflación vuelve a subir, los aumentos salariales volverán a ser más bajos porque se regirán por la inflación del mes previo. El gobierno no informa: hace trucos con los números.

Por supuesto: la recuperación del poder adquisitivo de los salarios va a la zaga, y esto impactó en las ventas de los supermercados y autoservicios mayoristas: según estadísticas oficiales, en abril dichas ventas cayeron un 3,2% mensual real sin estacionalidad y un 18,2% interanual, ubicándose en el nivel más bajo desde que se computa la serie, en 2017.

Volviendo al informe del FMI, en materia laboral el organismo proyecta un desempleo para todo el 2024 de 8,2%, del 7,5% en 2025 (a pesar del crecimiento del PBI estimado con fuerte optimismo en 5% para dicho año) y llega al 2027 con un 7%, una tasa de desempleo que sigue siendo muy alta. Cabe recordar que en 2023 (según los mismos datos del FMI) el desempleo fue del 6,1%.

El Fondo agrega que “los desbalances macroeconómicos y los cuellos de botella para el crecimiento son considerables y que un largo y dificultoso proceso de ajuste todavía queda por delante”. En el capítulo dedicado a la política fiscal se afirma que “el intento de mantener un amplio balance fiscal más allá de 2024 (superávit primario de cerca de 2,5% del PBI) requerirá la reforma de los sistemas impositivos, de pensiones y de distribución de ingresos (en referencia a las transferencias a las provincias)”.

Veamos qué dicen los datos de la realidad. Tomando enero-mayo y comparándolo con igual período de 2023, se registró una caída de 1 billón de pesos de los ingresos fiscales (descontando el efecto de la inflación). El grueso de la baja fue de Contribuciones a la Seguridad Social, aunque también cayeron el IVA, débitos y créditos y todos los tributos vinculados a la actividad interna. Por el lado de los que subieron aparecen el impuesto PAIS y las retenciones, explicados principalmente por la devaluación y por la suba de la alícuota del primero.

Pero, ¿qué pasó con los gastos? Descendieron 14,3 billones de pesos. De estos, 4,5 billones corresponden a jubilaciones y pensiones; 3,3 billones a gastos de capital, es decir, obra pública; 1,8 billones a subsidios económicos, básicamente, aumento en las tarifas; 1,3 billones a otras prestaciones sociales; casi 1 billón, a transferencias a provincias; entre otros ítems. Queda claro quiénes sufren las consecuencias del ajuste del gasto público.

Con relación a las jubilaciones y pensiones, si se toma la gestión del presidente Javier Milei hasta mayo, en todos los meses una persona jubilada con la mínima cobró menos que en noviembre de 2023. ¿Cuánto menos?: un 18%, en total. La mínima con bonos pasó de representar el 112% de la Canasta de Pobreza en los cinco primeros meses de 2023, a hacerlo en un 84% en igual período de 2024, una pérdida que afecta a casi 4 millones de jubiladas y jubilados.

Es la lógica del ajuste interminable, ejecutado por el autoproclamado mayor ajustador “de la historia de la humanidad”.

Nota publicada en Página/12 el 23/06/2024

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