Tiempo Argentino | OPINIÓN
Por Carlos Heller
No me sorprenden las palabras de Gabriela Michetti. Son similares a las de su jefe político, Mauricio Macri, un tiempo atrás.
Cuando en junio de 2014 la Corte de Justicia estadounidense se excusó de intervenir y dejó firme el fallo de primera instancia contra la Argentina, el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires aseguró que había que pagar lo que el juez Thomas Griesa indicara.
No puedo creer que los dichos de Michetti sean producto de la ignorancia o la incapacidad. Creo que es una clara posición política.
Lo que plantea la senadora es una falsedad absoluta, que incluso ignora la crisis en la que estuvo sumida la Argentina. En cualquier concurso de acreedores es normal y lógico que cuando una mayoría de acreedores acepta los términos, los demás deben adherirse.
La minoría que no cobró no lo hizo porque no quiso avenirse a los términos negociados. El fallo de la justicia estadounidense es arbitrario porque le impide a Argentina cumplir con sus acreedores.
Es una situación ridícula: hay un deudor que quiere pagar y tiene la plata, acreedores que están dispuestos a cobrar como el deudor indica y un magistrado que lo impide.
Argentina quiere pagar a sus acreedores en forma justa y sustentable.
Sustentable quiere decir que se pueda cumplir.
Aceptar las condiciones del juez Griesa implica volver a endeudarse y atravesar la situación que vivimos en la década del '90. Tampoco sorprende que los referentes globales de Macri y el PRO sean los republicanos de Estados Unidos, quienes están asociados con los fondos buitre. De hecho, es público que Paul Singer es el mayor aportante a la campaña republicana.
Gabriela Michetti reconoce que el fallo judicial es arbitrario, pero aún así cree que hay que pagarlo.
La posición de Michetti es coherente con la ideología que sustenta el espectro político del PRO.
Todos creemos que hay que cumplir las leyes, pero las leyes tienen que ser justas.