Ámbito Financiero | Opinión
Por Carlos Heller
Las principales fuerzas de la oposición avanzan con sus ideas de recortar gasto público y derechos, a partir de falsos argumentos fiscalistas (entre otros) que parten de que habría una emisión fuera de control que se estaría trasladando a los precios.
Sin embargo, los datos que provee el BCRA no hacen más que mostrar que la emisión monetaria no es la locomotora de la suba de precios, a lo sumo es un vagón. En los primeros 8 meses de este año, la Base Monetaria cayó, en términos reales, un 25,5%, y el M3, que es una definición amplia que incluye el dinero en circulación en poder del público más los depósitos totales, disminuyó un 8,9%, también en términos reales.
A su vez, si los precios se han acelerado recientemente no es por los beneficios que el Gobierno está implementando para aliviar los bolsillos de la población. Las causas de la inflación son siempre la puja distributiva, la especulación, y la incertidumbre que se busca generar alrededor de la cotización del dólar. A esta situación aportan la devaluación del 21,8% (impuesta por el FMI, aunque hay que recordar que antes del inicio de las negociaciones el organismo pretendía una del 100%, que el gobierno no convalidó) y el discurso de un candidato que se plantea dolarizar la economía. Como parte de su plan acaba de reconocer que sería “más fácil” hacerlo cuanto más alto esté el dólar. Una dura confesión que alarma.
A estas circunstancias se suman las cada vez más frecuentes declaraciones de economistas de la oposición sobre que estaríamos transitando una “hiperinflación” o cercanos a ella, cuando desde organismos internacionales como el Banco Mundial, y otros importantes analistas internacionales, dejan en claro que se está muy lejos de una situación como esa.
El candidato libertario también señaló que recortaría 15 puntos del PIB, una poda que no se ha visto en ningún lugar del mundo. Hay que decir que el gasto público en Argentina como porcentaje del PIB llega a 20,4 puntos, lo cual significa que para recortar 15 puntos habría que afectar gravemente el gasto de la seguridad social (6,9 puntos de jubilaciones) y el gasto social (4,4 puntos, que incluye la AUH). Además de recortar agudamente los rubros mencionados, implica necesariamente despedir empleados públicos, privatizar la salud y la educación, entre otras medidas.
Un ajuste de tal magnitud lleva implícito eliminar prácticamente las funciones del Estado, y si bien sería impracticable, su divulgación tiende a dar idea de que se intenta un recorte gigantesco.
Sería penoso que prevalezca esta opción, más aún cuando se están empezando a ver algunos frutos de las políticas estructurales de este Gobierno, que son las que luego mejoran el día a día.
Según los comentarios de la secretaria de Energía, Flavia Royón, luego de tener una balanza energética negativa en 2022 por u$s4.500 millones, este año terminará con un saldo levemente positivo en unos u$s100 millones. Para el 2024 se espera que haya exportaciones energéticas por u$s9.600 millones, con importaciones por u$s5.800 millones, lo que daría un superávit comercial energético de unos u$s3.800 millones. Para alcanzar este logro, se espera tener finalizado el reversal del Gasoducto Norte, y el segundo tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner. Royón indicó que a estas obras se suma la rehabilitación del Oleoducto Trasandino (OTASA) que permitió retomar las exportaciones de crudo a Chile luego de 17 años, y la ampliación del Oleoducto del Valle para duplicar la evacuación de crudo hacia el Atlántico como plataforma central de exportación. Además, se podrá abastecer con el gas de Vaca Muerta a 7 provincias del centro y norte del país y sustituir las importaciones de Bolivia, tres veces más costosas.
El 2024 también va a ser un año en el que el sector agropecuario no sufrirá los efectos de la sequía, que supuso una caída de los ingresos de divisas de unos u$s20.000 millones.
En resumen, Argentina cuenta con todas las condiciones para tener un año de recuperación y despegue, con políticas de inclusión, posibilidad que se frenaría si ganaran las elecciones los que proponen el ajuste, el ataque a los derechos (salvo el de propiedad) y a todo lo que trabajosamente se está tratando de encarrilar.