Propuestas de cambio que esconden un retroceso en los logros obtenidos

30/06/2013

Tiempo Argentino | El rumbo económico en tiempos de elecciones

 

Las maniobras especulativas del establishment y los riesgos de volver al neoliberalismo. El caso Brasil. Por: Carlos Heller

Las maniobras especulativas del establishment y los riesgos de volver al neoliberalismo. El caso Brasil.

Por Carlos Heller

 

 

En un entorno en el que los dirigentes de la oposición no expresan sus ideas y alternativas de gestión y sólo se dedican a criticar el accionar del gobierno, el establishment pone a cargo de los economistas neoliberales, o los editorialistas de los medios concentrados, las proposiciones de cambio que constan mayoritariamente de recetas de libre mercado. Los planteos permiten inferir con nitidez cuáles son los verdaderos riesgos de seguir sus recomendaciones, cuando alegremente se solicita una devaluación, "reglas claras" para volver a los mercados financieros globales e incrementar el endeudamiento o cuando se habla del "saqueo" de las reservas internacionales del Banco Central.Mario Brodersohn (Clarín, 27/06/13) hace una serie ininteligible de sumas y restas para concluir que las reservas internacionales se acabarán en 2014, a la vez que, en su febril imaginación, compara la situación actual con "el Rodrigazo en 1975, la salida de la tablita cambiaria en 1981, la hiperinflación del '89 y la convertibilidad en el 2001". Esta comparación surge al denunciar que "los gobiernos se resisten a tomar medidas para corregir desequilibrios económicos mientras el Banco Central pueda financiarlos" e indirectamente asocia esa conducta a la administración actual, dado que "nuestra hipótesis es que, después de las elecciones, el gobierno no replanteará el modelo con un salto devaluatorio". No lo dice de manera explícita, pero está persuadido de que Cristina cumplirá con su promesa de no devaluar, un camino que para él es el equivocado. También está persuadido de que la devaluación nominal generaría un crecimiento superlativo de las reservas internacionales, y que será el "mercado" quien obligará al gobierno a devaluar. Dado que el mercado es una abstracción y no tiene voluntad propia sino a partir de las acciones de sus integrantes, cabe pensar quiénes serán, para Brodersohn, los que intentarán quebrar la voluntad del Estado. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, del que fue secretario de Hacienda, a estas conductas se las llamaba "golpes de mercado".En esta línea de pensamiento, un importante directivo de un banco internacional sostuvo que no es saludable forzar el curso del crédito al no seguir la reglas "naturales" del mercado. Una interesante invención, según la cual los mercados se regirían por las leyes de la naturaleza, lo que lleva a concluir que las medidas de regulación sobre los mercados, especialmente los financieros, serían como "alterar el equilibrio biológico del ecosistema".Dentro de estos relatos de neoliberalismo, surge la idea de que las reservas internacionales son intocables y pertenecen al Banco Central, sustentando la noción de una entidad escindida de la administración del gobierno electo en un país. Como bien lo refleja el diputado Federico Pinedo cuando habla de un "Banco Central esclavo", porque direcciona el crédito y coordina sus acciones con el gobierno nacional. Es la idea del editorial de La Nación (27/06/13), que plantea su preocupación porque el Fondo del Desendeudamiento "oculta un perverso sistema de financiamiento al Tesoro Nacional a través del Banco Central, que es lo más parecido a un saqueo de las reservas". Incluso, cita como primer antecedente de este "saqueo" la cancelación de la deuda con el FMI. Parece que para La Nación los altos intereses de la deuda externa y las refinanciaciones de los noventa, realizados con el visto bueno del FMI, no consistían un saqueo de las reservas. Tampoco parece preocupar al matutino el impacto sobre las reservas internacionales de la apelación de Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural, para que los productores no liquiden los granos.Resulta interesante la nota de Daniel Artana (Ámbito Financiero, 27/06/13), donde sale al cruce de la dirigencia que propone rescatar el modelo económico implementado desde 2003 "con buenos modales"; traduciendo a Artana, los buenos modales serían políticas no confrontativas con los mercados. Y deja bien en claro cuáles son las tres debilidades del "recetario populista" del actual modelo, según lo define: 1. una "fuerte expansión del Estado en la economía" como, por ejemplo, la estatización de Aerolíneas Argentinas y la Nacionalización de YPF; 2. una "economía muy cerrada al comercio internacional", debido a los "aranceles altos" y las restricciones cuantitativas que "alimentan a un capitalismo prebendario"; y 3. "la irresistible tentación del Estado de apropiarse de stocks y cambiar los contratos" como, por ejemplo, el caso de la estatización de los aportes previsionales. No por casualidad, son medidas y acciones por las cuales muchos apoyamos la continuidad del modelo (que es político, como subrayó Cristina) y bregamos por profundizarlo.Cada vez es más evidente que la gran mayoría de los cambios propuestos al rumbo actual llevan indefectiblemente al más crudo neoliberalismo y a una vuelta a la dependencia de los mercados internacionales. LOS COSTOS DE LA DEPENDENCIA DE LOS FLUJOS EXTERNOS. No es extraño que los mismos analistas del establishment, que ponen como ejemplo a seguir a los países que acogen los preceptos más ortodoxos que benefician al gran capital trasnacional, no reparen en las contingencias asociadas a la fuerte exposición financiera de las economías domésticas a los acontecimientos del contexto global. Un ejemplo de ello son los impactos ocasionados por el anuncio de la Reserva Federal (FED) acerca de que podría comenzar con la reducción del estímulo monetario más adelante en el año y llevar a cero las compras de activos a mediados de 2014, las que hoy se ubican en 85 mil millones de dólares al mes. A su vez, se comunicó que mantendrá la tasa de interés en valores cercanos a cero hasta tanto el desempleo no se sitúe en el 6,5 por ciento, y mientras la inflación se mantenga en el rango deseado, que ronda el 2% anual. Esta noticia fue seguida por el derrumbe de Wall Street y por la suba de los títulos de la FED, que terminó arrastrando a todas las bolsas latinoamericanas, que están sufriendo un drenaje de capitales especulativos. Las malas noticias se completaron con la posibilidad de que China comience a restringir la liquidez bancaria para contener los riesgos asociados a una burbuja financiera. En nuestra región, Brasil constituye un buen ejemplo para analizar los impactos de este tipo de sucesos. Allí, los temores vinculados al fin de los estímulos de la FED han sido una de las razones de la suba del dólar durante el año, que ha llevado al tipo de cambio a valores máximos el 20 de junio (2,26 reales por dólar), representando una depreciación semanal del 6,6 por ciento. Se trata de una volatilidad importante que motivó la intervención cambiaria del Banco Central, tratando de contener una tendencia que, de agudizarse, podría amenazar seriamente el cumplimiento de la principal meta de la política macroeconómica del país vecino, que es la inflacionaria. En este marco debe entenderse la política de tasas del Banco Central de Brasil, que llevó a cabo la segunda suba de la tasa de referencia SELIC al 8%, a la vez que eliminó gravámenes al ingreso de fondos de corto plazo. No resulta trivial que el incremento de la tasa se haya efectivizado a pesar de los magros números del nivel de actividad interna, el que incluso fue revisado a la baja por las autoridades en estos días.  Lo anterior refleja una importante pérdida de soberanía de los gobiernos que implementan estas políticas, y se diferencia en forma palpable de lo que ocurre en Argentina, que ha podido abstraerse de la cruda voluntad del "dios" mercado, enfrentando la "natural" tendencia a la especulación y la dependencia con políticas decisivas, valientes y autónomas.  http://tiempo.infonews.com/2013/06/30/editorial-104687-propuestas-de-cambio-que-esconden-un-retroceso-en-los-logros-obtenidos.php

En un entorno en el que los dirigentes de la oposición no expresan sus ideas y alternativas de gestión y sólo se dedican a criticar el accionar del gobierno, el establishment pone a cargo de los economistas neoliberales, o los editorialistas de los medios concentrados, las proposiciones de cambio que constan mayoritariamente de recetas de libre mercado. Los planteos permiten inferir con nitidez cuáles son los verdaderos riesgos de seguir sus recomendaciones, cuando alegremente se solicita una devaluación, "reglas claras" para volver a los mercados financieros globales e incrementar el endeudamiento o cuando se habla del "saqueo" de las reservas internacionales del Banco Central.

Mario Brodersohn (Clarín, 27/06/13) hace una serie ininteligible de sumas y restas para concluir que las reservas internacionales se acabarán en 2014, a la vez que, en su febril imaginación, compara la situación actual con "el Rodrigazo en 1975, la salida de la tablita cambiaria en 1981, la hiperinflación del '89 y la convertibilidad en el 2001". Esta comparación surge al denunciar que "los gobiernos se resisten a tomar medidas para corregir desequilibrios económicos mientras el Banco Central pueda financiarlos" e indirectamente asocia esa conducta a la administración actual, dado que "nuestra hipótesis es que, después de las elecciones, el gobierno no replanteará el modelo con un salto devaluatorio". No lo dice de manera explícita, pero está persuadido de que Cristina cumplirá con su promesa de no devaluar, un camino que para él es el equivocado. También está persuadido de que la devaluación nominal generaría un crecimiento superlativo de las reservas internacionales, y que será el "mercado" quien obligará al gobierno a devaluar. Dado que el mercado es una abstracción y no tiene voluntad propia sino a partir de las acciones de sus integrantes, cabe pensar quiénes serán, para Brodersohn, los que intentarán quebrar la voluntad del Estado. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, del que fue secretario de Hacienda, a estas conductas se las llamaba "golpes de mercado".

En esta línea de pensamiento, un importante directivo de un banco internacional sostuvo que no es saludable forzar el curso del crédito al no seguir la reglas "naturales" del mercado. Una interesante invención, según la cual los mercados se regirían por las leyes de la naturaleza, lo que lleva a concluir que las medidas de regulación sobre los mercados, especialmente los financieros, serían como "alterar el equilibrio biológico del ecosistema".

Dentro de estos relatos de neoliberalismo, surge la idea de que las reservas internacionales son intocables y pertenecen al Banco Central, sustentando la noción de una entidad escindida de la administración del gobierno electo en un país. Como bien lo refleja el diputado Federico Pinedo cuando habla de un "Banco Central esclavo", porque direcciona el crédito y coordina sus acciones con el gobierno nacional. Es la idea del editorial de La Nación (27/06/13), que plantea su preocupación porque el Fondo del Desendeudamiento "oculta un perverso sistema de financiamiento al Tesoro Nacional a través del Banco Central, que es lo más parecido a un saqueo de las reservas". Incluso, cita como primer antecedente de este "saqueo" la cancelación de la deuda con el FMI. Parece que para La Nación los altos intereses de la deuda externa y las refinanciaciones de los noventa, realizados con el visto bueno del FMI, no consistían un saqueo de las reservas. Tampoco parece preocupar al matutino el impacto sobre las reservas internacionales de la apelación de Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural, para que los productores no liquiden los granos.

Resulta interesante la nota de Daniel Artana (Ámbito Financiero, 27/06/13), donde sale al cruce de la dirigencia que propone rescatar el modelo económico implementado desde 2003 "con buenos modales"; traduciendo a Artana, los buenos modales serían políticas no confrontativas con los mercados. Y deja bien en claro cuáles son las tres debilidades del "recetario populista" del actual modelo, según lo define: 1. una "fuerte expansión del Estado en la economía" como, por ejemplo, la estatización de Aerolíneas Argentinas y la Nacionalización de YPF; 2. una "economía muy cerrada al comercio internacional", debido a los "aranceles altos" y las restricciones cuantitativas que "alimentan a un capitalismo prebendario"; y 3. "la irresistible tentación del Estado de apropiarse de stocks y cambiar los contratos" como, por ejemplo, el caso de la estatización de los aportes previsionales. No por casualidad, son medidas y acciones por las cuales muchos apoyamos la continuidad del modelo (que es político, como subrayó Cristina) y bregamos por profundizarlo.

Cada vez es más evidente que la gran mayoría de los cambios propuestos al rumbo actual llevan indefectiblemente al más crudo neoliberalismo y a una vuelta a la dependencia de los mercados internacionales. 

LOS COSTOS DE LA DEPENDENCIA DE LOS FLUJOS EXTERNOS. No es extraño que los mismos analistas del establishment, que ponen como ejemplo a seguir a los países que acogen los preceptos más ortodoxos que benefician al gran capital trasnacional, no reparen en las contingencias asociadas a la fuerte exposición financiera de las economías domésticas a los acontecimientos del contexto global. Un ejemplo de ello son los impactos ocasionados por el anuncio de la Reserva Federal (FED) acerca de que podría comenzar con la reducción del estímulo monetario más adelante en el año y llevar a cero las compras de activos a mediados de 2014, las que hoy se ubican en 85 mil millones de dólares al mes. A su vez, se comunicó que mantendrá la tasa de interés en valores cercanos a cero hasta tanto el desempleo no se sitúe en el 6,5 por ciento, y mientras la inflación se mantenga en el rango deseado, que ronda el 2% anual. Esta noticia fue seguida por el derrumbe de Wall Street y por la suba de los títulos de la FED, que terminó arrastrando a todas las bolsas latinoamericanas, que están sufriendo un drenaje de capitales especulativos. Las malas noticias se completaron con la posibilidad de que China comience a restringir la liquidez bancaria para contener los riesgos asociados a una burbuja financiera. 

En nuestra región, Brasil constituye un buen ejemplo para analizar los impactos de este tipo de sucesos. Allí, los temores vinculados al fin de los estímulos de la FED han sido una de las razones de la suba del dólar durante el año, que ha llevado al tipo de cambio a valores máximos el 20 de junio (2,26 reales por dólar), representando una depreciación semanal del 6,6 por ciento. Se trata de una volatilidad importante que motivó la intervención cambiaria del Banco Central, tratando de contener una tendencia que, de agudizarse, podría amenazar seriamente el cumplimiento de la principal meta de la política macroeconómica del país vecino, que es la inflacionaria. En este marco debe entenderse la política de tasas del Banco Central de Brasil, que llevó a cabo la segunda suba de la tasa de referencia SELIC al 8%, a la vez que eliminó gravámenes al ingreso de fondos de corto plazo. No resulta trivial que el incremento de la tasa se haya efectivizado a pesar de los magros números del nivel de actividad interna, el que incluso fue revisado a la baja por las autoridades en estos días.  

Lo anterior refleja una importante pérdida de soberanía de los gobiernos que implementan estas políticas, y se diferencia en forma palpable de lo que ocurre en Argentina, que ha podido abstraerse de la cruda voluntad del "dios" mercado, enfrentando la "natural" tendencia a la especulación y la dependencia con políticas decisivas, valientes y autónomas.  

Nota publicada en Tiempo Argentino el 30/06/2013