Desde el bloque de diputadas y diputados del Frente de Todas y Todos queremos compartir algunas reflexiones.
En principio, expresar el incondicional acompañamiento al presidente Alberto Fernández y el criterio humano que guía cada una de las decisiones que día a día se llevan adelante para morigerar las consecuencias presentes y futuras producto de la pandemia.
Este desafío que se nos presenta como sociedad pone a prueba nuestra fortaleza y nuestra convicción de convertirnos en mejores seres humanos, como condición excluyente, para poder transformarnos colectivamente y construir una sociedad donde la regla sea la inclusión y no la exclusión.
Esta cuarentena, aparte de obligatoria, es en esencia solidaria. La solidaridad que protege a los grupos de mayor riesgo ante la posibilidad del contagio. No solo cuidamos a quien conocemos y queremos, sino también a quien no conocemos y quizás nunca conoceremos, y que siendo responsables en seguir las instrucciones que nos han solicitado las autoridades, también protegemos.
Es muy común escuchar o escucharnos quejarnos o lamentarnos por la falta de tiempo para compartir con nuestros seres queridos, para leer, para escuchar una canción, o simplemente para ordenar el hogar. Estos días que pasaremos en nuestras casas de manera responsable y solidaria, quizás también sirvan para recuperar parte de ese tiempo que siempre añoramos.
También debemos tener en claro que los argentinos y las argentinas que viven día a día y cuyos ingresos dependen de su esfuerzo diario, se verán más perjudicados y perjudicadas que otros sectores que, aún afectados, tienen mayor capacidad de poder atravesar este presente. Ellas y ellos necesitan del Estado y también de la solidaridad de quienes conforman el pueblo de nuestra Nación.
Al mismo tiempo, queremos agradecer y reconocer el enorme trabajo de muchos y muchas compatriotas que de manera silenciosa cumplen en este momento con tareas esenciales para garantizar que toda la población esté cuidada, abastecida y en condiciones para cumplir con la cuarentena.
Es necesario entender que la palabra “gasto” no puede seguir asociada a la salud y la educación pública. Comprender que es una inversión. Que el Estado no “gasta” en el Conicet, por ejemplo. Allí, el Estado invierte. Gasas, salas de atención, hospitales, son una inversión donde trabajadoras y trabajadores limpian, investigan y atienden. Ellas y ellos se forman en jardines, escuelas y universidades, que también son una inversión y no un gasto.
Es hora de que, así como las personas conocen la existencia de los mercados, los mercados reconozcan la existencia de las personas. Allí la responsabilidad del Estado es indelegable, y es donde reside la razón de ser.
Vale la pena el esfuerzo. Vale la pena ser solidarios. Vale la pena ser lo más ordenados y respetuosos posibles. Cada esfuerzo que hagamos, cada instrucción que respetemos, es y será una tristeza menos en muchas familias argentinas.
Dejar de ser espectadores, ser protagonistas. Ayer, hoy y siempre.
“Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente. Debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona”.
Máximo Kirchner, presidente de bloque;
Cecilia Moreau, vicepresidenta;
Cristina Álvarez Rodríguez, secretaria parlamentaria.