Minuto Uno | Opinión
Por Juan Carlos Junio
Muchos argentinos conocen que nuestro país integra el G20, pero ahora nos enteramos de que también integramos otro grupo de países: el top 10 de inflación que elabora el FMI. Así descubrimos que somos una potencia inflacionaria, compartiendo ese podio con la tan denostada Venezuela y los africanos. Eso sí, ocupamos el sexto lugar porque en el medio hay dos "sudanes", Sudán y Sudán del Sur... En suma, integramos el panel de los que más sudan en el planeta por la inflación.
Estamos a meses de que termine el mandato de Macri y la inflación anual es el doble de la que dejó el gobierno anterior. Por entonces nos decían que con Cristina nos íbamos a parecer a Venezuela, pero —como vimos— en materia inflacionaria el que nos puso en el top 10 del FMI fue el proyecto de la derecha.
Los voceros del gobierno machacan con que la inflación está bajando, sin embargo la expectativa de los analistas del mercado es que va a subir. Es oportuno aclarar que estos consultores en su gran mayoría son de prosapia liberal mercadista. Los aumentos de tarifas de servicios públicos anunciados en la última semana de diciembre, así como los acuerdos paritarios y los incrementos de jubilaciones y pensiones, que van corriendo detrás de los aumentos de precios sin chance de empardarlos, sumarán presión. A la inercia inflacionaria hay que agregarle los movimientos del dólar que siempre se trasladan automáticamente a precios.
Un ejemplo de la gravedad de la crisis generada por los tarifazos puede observarse en el pronunciamiento de las cooperativas eléctricas que atienden a cuatro millones de usuarios: advirtieron que no pueden aumentar más la tarifa, ya que sus usuarios no pueden pagar.
Pero el problema no es la inflación en sí misma, sino su fuerte impacto en el consumo popular y la inacción gubernamental fundada en su ideología, que deja al mercado —o sea, los formadores de precios— que se autorregule, lo cual es una obrita de ficción, ya que las empresas formadoras de precios tienen un único Norte: potenciar las tasas de ganancia capitalista.
Dicen que la inflación bajará, sin embargo a todos los precios que dependen de la regulación estatal le dan rienda suelta para que suban. Desde el sábado subieron los peajes porteños: cuestan hasta $ 85 en hora pico. Rige para las autopistas 25 de Mayo, Perito Moreno e Illia.
Suele decirse aquello de que “fue un año para el olvido”. Pero seguramente el 2018 no será fácil de olvidar: con el 100% de devaluación; la entrega de la economía del país al FMI, el consecuente endeudamiento que duplicó el existente en tiempo récord y una inflación reconocida del 47%. Aquí resulta inevitable recordar aquel apotegma del Presidente: “bajar la inflación es muy fácil”. Así las cosas, surge un interrogante obligado: el resultado logrado, ¿fue por una incapacidad manifiesta o consecuencia de una vulgar mentira?
En cuanto al dólar, convengamos que lo podrán mover, planchar por un tiempo con artilugios financieros, la plata del FMI, y las tasas del 60% ó 70%, pero lo que es irremontable es el nivel de actividad económica. Las políticas acordadas con el Fondo son abiertamente recesivas. Según el Indec, el Índice de Utilización de la Capacidad Instalada en la Industria en noviembre fue de 63,3%. El mismo mes del año anterior había sido del 70%, por lo que seguimos decayendo. Como siempre, hay sectores que están peor, como por ejemplo Productos Textiles, con un 43,9% de utilización de su capacidad instalada.
A estos números fríos los podemos constatar caminando por nuestros barrios. Permanentemente se conocen malas noticias acerca de algún negocio reconocido; por caso, esta semana cerró un local enorme de la competencia del payaso de las hamburguesas, en la esquina de Florida y Lavalle. Pero fundamentalmente cierran comercios pyme, que van dejando las avenidas llenas de carteles de alquiler o venta, como en aquellos pueblos abandonados de las viejas películas.
Sin embargo, el Presidente insiste con el discurso optimista. Invitó a todos a que vacacionen en el country Cumelén en Villa La Angostura: “Ojalá todos los argentinos puedan gozar de esta paz y belleza”, dijo. Quizás tenga éxito, y vayan llegando a Cumelén los 44 millones. Así todos seremos felices en el country.
Nota publicada en Minuto Uno el 16/01/2019