No es por ahí

07/07/2024
Luis Toto Caputo

Perfil | Opinión

Por Carlos Heller

El gobierno presentó el avance del Presupuesto 2025. El mismo anticipa los lineamientos con los cuales confeccionará la denominada “Ley de Leyes” para el año que viene. El proyecto definitivo deberá ingresar al Parlamento antes del 15 de septiembre y su tratamiento tiene como plazo máximo fin de noviembre.

El texto presentado confirma lo que se venía anticipando: “en el contexto local, el PIB se proyecta con una caída del -3,5% para 2024”. Agrega que “a nivel sectorial, el sector Agropecuario crece 34,6%. La producción de soja sube de 25,0 a 49,7 millones de toneladas (MT) (+98%) y la de maíz de 41,4 a 56,0 MT (+35%), de acuerdo con la estimación de la Secretaría de Bioeconomía. La Industria y el Comercio –los sectores de mayor peso– se proyectan con bajas de -9,8% y -9,1%”. Los datos de la Industria y el Comercio muestran la enorme magnitud de la recesión que se proyecta, aun cuando ésta resulta disimulada al incluir en el PIB total la fuerte recuperación del sector agropecuario.

No son los únicos indicadores a la baja. Se prevé que el consumo privado sufra un descenso de -6,6% y el consumo público de -7,8% durante 2024. En 2023 el primero había subido un 1,1% y el segundo un 1,2%. También las proyecciones sobre inversiones se desmoronan: se proyecta un descenso de -17,2% para 2024. En 2023 la caída había sido de sólo 1,9% teniendo en cuenta el negativo efecto de la sequía. Sólo las exportaciones subirán: se prevé un crecimiento de 20,9% para 2024, siendo que habían bajado un -6,7% el año pasado. En tanto, se anticipa que las importaciones, que alcanzaron una suba del 2,2% en 2023, caerán un -17,7 durante este año.

En el análisis de los gastos de los primeros cinco meses de 2024, se verifica que más de 1/3 del ajuste afectó a las prestaciones de la seguridad social, las que sufrieron una reducción real del 28,3%. Le continuó el recorte en asignaciones familiares, -43,7% de caída real; las transferencias a Provincias y Municipios, que descendieron -40,5%; los gastos por bienes y servicios (no incluye salarios) que cayeron -72%, lo cual es un claro indicador de la fuerte paralización del funcionamiento del Estado. Una parte significativa del ajuste se logró cambiando los precios relativos a partir de la devaluación impulsada por el gobierno, lo que aceleró la inflación y, en consecuencia, erosionó el poder adquisitivo de los ingresos, en especial los previsionales. Si sumamos las pérdidas mensuales, respecto a la inflación, de los haberes previsionales en los 7 meses de este gobierno, éstas suman una merma de su poder adquisitivo por el equivalente a un haber mensual.

En los cinco primeros meses se ejecutó el 52,5% de los gastos según el presupuesto vigente. Por lo tanto, teniendo en cuenta que junio y especialmente diciembre son meses de alto gasto, el ajuste se intensificará mucho o se emitirá un DNU ampliando el Presupuesto 2024, o, probablemente, una combinación de ambas medidas.

El texto señala que “durante 2025, se plantea continuar en esta senda de equilibrio fiscal para corregir definitivamente los desajustes y sostener las condiciones de estabilidad macroeconómica que permitan el despegue definitivo de las potencialidades productivas del país, generando un ambiente favorable para el incremento de la inversión privada, una mejora de la productividad, y el crecimiento de la actividad, del empleo y los ingresos”.

Sin embargo, si se aplican las mismas políticas, los resultados serán los mismos que se vienen observando desde diciembre de 2023: un profundo deterioro productivo y social.

Éstas son sólo algunas de las proyecciones sobre las que se basa el avance del Presupuesto 2025 puesto a consideración por el Ejecutivo ante el Congreso. No se llegará a ninguna solución siguiendo este camino. Es necesario cambiar de rumbo: la Argentina debe avanzar en una estrategia de crecimiento económico, de expansión de su mercado interno, de protección de la producción nacional, de construcción de un Estado eficiente, bien administrado, con personal competente, que regule, asigne recursos, que establezca prioridades y que no resigne los avances logrados en áreas como Ciencia y Tecnología, entre muchas otras. Hay que pensar y construir un país diferente. La solución no está en la dirección en la que vamos. Claramente no es por ahí.

Nota publicada en Perfil el 07/07/2024

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