Ámbito Financiero | Opinión
Por Carlos Heller
El Gobierno decidió prorrogar la denominada “invitación a canjear” hasta el martes 2 de junio, ya que se encuentra analizando las opiniones y sugerencias de los acreedores, que empezaron a llegarle luego de la extensión del 11 de mayo, tal como se afirma en la Resolución 243 del Ministerio de Economía.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), los tres principales grupos de acreedores hicieron sus contrapropuestas, y en todos los casos hay una menor quita de capital que la que planteó el Gobierno el 22 de abril, mayores cupones, menor período de gracia, cambios en las cláusulas legales de los nuevos títulos y otras condiciones, todas ellas que resultan más favorables a los bonistas.
No hay que perder de vista que negociar implica mostrar una posición, y que la otra parte exprese la suya, para desde allí encontrar puntos de encuentro. Y esto es lo que parece estar ocurriendo. No obstante, la postura del Gobierno es absolutamente coherente con la tarea a la que se dio en diciembre, incluso cuando todavía no estaba el tema de la pandemia. El ministro Guzmán se mostró abierto a hacer modificaciones, pero siempre en el marco de la sostenibilidad necesaria.
Una coherencia que acompaña a los hechos y las palabras, como por ejemplo cuando el presidente Alberto Fernández expresó: “Yo quiero que el mundo nos vea como un país honorable que cumple sus compromisos y por lo tanto no vamos a hacer más que lo que debamos hacer para que los compromisos que asumamos con nuestros acreedores no signifiquen una nueva postergación de nuestro pueblo”. El límite está claro, se habla de llegar a un arreglo que sea sostenible, para que el país también sea sostenible y cuente con los recursos para avanzar en un sendero de desarrollo económico y social. En el corto plazo también es una forma concreta de liberar más recursos para atender las consecuencias de la pandemia.
La postura no admite mucha discusión y encuentra fuerte apoyo en diversos ámbitos del exterior. No hay que dejar de mencionar la carta de apoyo a las negociaciones de cerca de 160 economistas, entre quienes se encuentra Carmen Reinhart, experta en finanzas internacionales, quien acaba de ser designada como vicepresidenta y economista principal del Banco Mundial. También el respaldo del FMI, que a través de su directora, Kristalina Georgieva, afirmó: “Veo en Argentina un Gobierno que quiere hacer lo correcto por su propia gente y por su papel en la región y la economía mundial (…). Ciertamente estamos muy interesados en apoyar a Argentina en su lucha contra la doble crisis; la crisis del coronavirus y el problema de la sostenibilidad de la deuda, eso es claramente bastante grave”. El conjunto de apoyos externos que recibe el Gobierno refuerza los cimientos para seguir por el camino elegido. Más aún, es importante no perder de vista que la problemática de la deuda no es sólo una particularidad local, sino que afecta a todo un conjunto de países, y además es algo que se agudizará con la pandemia.
Por último, si algo quedó bien claro fue que la famosa fecha del 22 de mayo terminó siendo una verdadera anécdota, como la denominó el ministro de Economía, Martín Guzmán. El avance de las conversaciones tornaba innecesario sacrificar 503 millones de dólares de las reservas por el vencimiento de la prórroga de los bonos globales, algo que los mercados descontaban y que de hecho no despertó sorpresas. Una vez más los acontecimientos dejan en “posición adelantada” a todos aquellos que decían “hay que evitar el default”. Es decir, un “arreglar como sea”, estrategia que está en las antípodas de los intereses del país y que ya pasó en 2016, con el oneroso acuerdo con los fondos litigantes.
Las habituales presiones fueron puestas en su punto justo por el Presidente, al afirmar: “Leo en los diarios que corremos el peligro de caer en default mañana y yo me pregunto por qué mienten así. Si estamos en default desde hace meses, desde antes de diciembre que estamos en default (bonos con legislación local), sólo que no lo escriben, sólo que lo ocultan”. Con aislamiento social, o sin él, jamás hay que dejar de hacer ejercicio de la memoria.
Nota publicada en Ámbito Financiero el 25/05/2020