Artículo publicado por: Carlos Heller
Malvinas es hoy un tema que trasciende al propio país, porque se ha convertido en una causa regional. Hemos tenido pronunciamientos de la UNASUR, del MERCOSUR y del ALBA, es decir que la región a través de todas sus estructuras de organización política ha expresado su compromiso, asumiendo que la causa Malvinas es una causa de lucha de soberanía en la que toda la región está comprometida.
En ese marco me parece importantísimo el análisis que hizo la Presidenta en su discurso cuando planteó el tema de la escalada militarista en el Atlántico Sur, contraponiéndola con la tradición pacifista y democrática con que la región ha resuelto incluso sus controversias. se refería, sin nombrarlos, a los conflictos que hubo entre Colombia y Ecuador, y entre Colombia y Venezuela, conflictos resueltos justamente a través de los foros regionales y sin la necesidad de la participación de terceros países.
La postura argentina a esta escalada militarista es la de decir que los argentinos no vamos a responder con gestos similares, porque somos gente de paz, pero que sin embargo recurriremos al Concejo de Seguridad de Naciones Unidas para denunciar esta escalada que el gobierno conservador inglés lleva adelante con el envío del buque, del príncipe y del submarino nuclear.
Creo que el planteo argentino es muy sólido y que además se da en el marco de poner sobre la mesa el informe Ratenbach. Entiendo que esta decisión es la de dejar en claro que aquella aventura de la dictadura no puede ser endilgada como una responsabilidad del pueblo argentino ni ser utilizada para ningunear la posibilidad de cumplir con las exigencias de Naciones Unidas respecto a las negociaciones para resolver el diferendo que existe con Inglaterra.
Quiero dejar en claro que todo esto no está pasando de casualidad ni en cualquier momento. La Argentina viene llevando adelante un proceso de ratificación de su soberanía con algunos hitos ejemplares: el no al ALCA de Mar del Plata, el pago al Fondo Monetario para dejar de tener los condicionamientos que teníamos y la construcción de los espacios comunes regionales son el gran camino y la gran esperanza de todos nuestros países y de nuestros pueblos. Esta unión Latinoamericana de naciones que se va consolidando y que va aprendiendo a resolver sus controversias tanto así como a incrementar su tolerancia y que va fortaleciendo sus vínculos comerciales, es un camino lleno de esperanzas.