La Voz del Interior | Opinión
Por Eduardo Fernández
Una vez más, a contramano de la política financiera del Gobierno nacional, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, elige patear el problema de la deuda en lugar de volverla sostenible, comprometiendo el futuro de las y los cordobeses.
La provincia de Córdoba ha llegado a un acuerdo con sus acreedores en el marco de una negociación en la que, secuencialmente, la provincia fue cediendo ante las demandas de los acreedores, llegando a un resultado que no respeta los lineamientos de la sostenibilidad de la deuda.
El alivio financiero real para la provincia resulta muy limitado. Córdoba alcanzó un cierre que representa el pago de 88 dólares por cada 100 de valor nominal y cupón promedio de 6%, con pago en efectivo y capitalización de intereses, condiciones que estuvieron ausentes en la reestructuración nacional en la que el pago fue de 54,80 dólares por cada 100 de valor nominal, con cupón promedio ponderado del 3%.
La oferta presentada por Córdoba resulta la más favorable para los acreedores, pagando por encima de otras provincias, como Neuquén (83,5 dólares y cupón promedio de 5,35%) y Mendoza (83,4 dólares y cupón promedio de 5%) que ya han reestructurado su deuda, e incluso del propio municipio de Córdoba.
Para que el alivio financiero sea real las tasas de interés deben ser acordes con la capacidad de pago. Las tasas de interés de los bonos emitidos en el ciclo de endeudamiento externo de 2015-2018 se han mostrado incompatibles con la capacidad de generación de divisas de la economía argentina.
Por lo tanto, es necesario pensar más allá de las finanzas públicas provinciales, contemplando la disponibilidad agregada de reservas internacionales. Los acuerdos parciales o particulares de cada provincia deben enmarcarse en una política de Estado consistente con la capacidad de generación de divisas del país. Más dólares pagados por las provincias a los acreedores externos son menos dólares para sostener el desarrollo nacional.