Por Carlos Heller
A diferencia de otras crisis anteriores, la Argentina que hoy debe hacerle frente a la actual crisis global es otra, está mejor preparada y menos dependiente de los vaivenes del mundo.
Ya lo demostró durante la importante crisis de 2008 y 2009 donde, al contrario que otros países, el impacto en nuestro país fue menor. Y fue menor porque se implementaron políticas públicas para amortiguar sus efectos.
Entre las distintas medidas adoptadas durante 2008 y 2009 para contrarrestar los efectos de la crisis, la Argentina optó por seguir alentando la producción y otorgando facilidades de distinto tipo, al tiempo que fortaleció los incentivos para mantener los puestos laborales. Una crisis como la actual, en otro momento del país se hubiera enfrentado con ajuste, con achique del gasto social -ocurrió durante el Tequila- como está ocurriendo hoy en Europa.
Pero si bien es cierto que en la actualidad la Argentina está más fortalecida, no podemos pensar que la crisis no nos va a afectar. Nos va a afectar. El tema es ver cómo nos va a impactar y qué vamos a hacer para que sus efectos negativos nos afecten lo menos posible.
En la actualidad, el país cuenta con recursos para hacerse fuerte frente a la crisis. Por un lado, tiene superavit fiscal y comercial; y desde el punto de vista de las reservas, no es vulnerable porque su provisión es muy alta. Así, vemos que las mismas variables macroeconómicas que hoy están haciendo tambalear a las economías de los países desarrollados, en la Argentina, por el contrario, se transforman en fortalezas.