14/07/2012 Revista Debate - Nota
Por Carlos Heller
La crisis internacional y los escudos regionales para enfrentarla impulsados en el último encuentro del Mercosur. El ingreso de Venezuela.
El mes de junio finalizó con dos importantes encuentros internacionales en distintas latitudes, pero que están íntimamente conectados. Uno de ellos es la reunión del Eurogrupo parar tomar medidas que enfrenten la crisis de ese continente. El otro, fue la cita del Mercosur, que en lo político estuvo dominada por el ingreso de Venezuela y la suspensión de Paraguay. Y, en lo económico, se caracterizó por acordar medidas anticíclicas ante los efectos de la crisis europea sobre sus integrantes.
La reunión del Consejo Europeo se focalizó en dos ejes centrales. Uno de ellos es el contagio financiero sobre Italia y España, que son la tercera y cuarta economías de la Eurozona. El otro tema es el de la complicada situación económica, con los países inmersos en recesión y un desempleo altísimo y creciente.
Horas antes de la cumbre, el presidente español, Mariano Rajoy, dijo que no podrían afrontar las tasas que piden los inversores por mucho tiempo. Fue el comienzo de la cumbre, que se caracterizó por la fuerte presión de este país y de Italia para que se tomaran medidas contundentes de solución financiera para sus naciones. Los países del euro acordaron “establecer un mecanismo de supervisión bancaria único a través del Banco Central Europeo (BCE)” y, una vez que esto sea creado, “proveer al Mecanismo Europeo de Estabilidad con la posibilidad de inyectar fondos directamente a los bancos”, medidas que han sido diseñadas con fuertes condicionamientos.
España obtuvo escasos beneficios, pues la deuda del rescate quedaría en cabeza del Estado, aumentando en endeudamiento soberano, ya que recién cuando se alcance el objetivo de supervisión única saldría de la esfera del gobierno. Si bien se espera que la supervisión esté lista para diciembre, este plazo resulta muy optimista, por cuanto aún hay mucho que acordar en un mecanismo que implica pérdidas concretas de soberanía de los Estados, en especial en las políticas financieras que serán decididas desde el BCE.
La incógnita es cómo será receptado principalmente en Francia, ya que los otros países no tienen mucho margen de maniobra. El documento del encuentro fue categórico respecto de las condicionalidades que este nuevo mecanismo conlleva, pero más contundente fue aún la canciller Angela Merkel, quien expresó que “nos mantenemos totalmente en nuestro esquema, prestación, contraprestación, condicionalidad y control, y en este sentido creo que hemos hecho algo importante”.
Además de las medidas citadas, se acordó que los fondos de rescate, que actualmente acumulan unos 500 mil millones de euros, podrán adquirir deuda de los países, también con condicionalidad. Esta decisión responde a las altísimas tasas de interés que están pagando los gobiernos de España e Italia, que, de continuar, los convierten en fiscalmente inviables en el mediano y largo plazo. Sin embargo, los requerimientos financieros de los próximos años de ambos países exceden largamente este financiamiento acordado.
El otro eje de la reunión pasó por un Pacto para el Crecimiento y el Empleo, con fondos por 120 mil millones de euros, una cifra por demás escasa si se la compara con los 100 mil millones de euros que se destinaron al rescate bancario español.
La declaración final del Consejo establece que “durante los últimos dos años y medio la Unión Europea ha adoptado importantes pasos de largo alcance para solucionar la crisis. No obstante, Europa está atravesando nuevamente un período de tensiones intensificadas”. Son los resultados de una política neoliberal que erosiona el crecimiento y, hasta el momento, sólo ha beneficiado a los bancos. Si bien sostienen que “un crecimiento inclusivo, sustentable, fuerte e inteligente, basado en finanzas públicas sólidas, reformas estructurales e inversiones que incrementen la competitividad, siguen siendo nuestras prioridades”, sus propias condicionalidades llevan a aplicar agudos programas de flexibilización laboral como en Italia, que antes del Consejo aprobó una ley que apuesta por las pasantías como la mejor forma de contratación. El mejor ejemplo es España, que acaba de anunciar una caída del 3 por ciento del PBI en el segundo trimestre, con una situación fiscal en la cual los gastos son 5.5 puntos del PBI inferiores a la media europea. Pero sus ingresos están 9.5 puntos por debajo de esa media, lo que lleva al gobierno a pensar en subir el IVA, lo que perjudicará el consumo y la producción, en una espiral descendente sin fin. Éste es el claro efecto de las políticas implementadas por la UE para salir de la crisis, ante las cuales el Pacto para el Crecimiento y el Empleo puede llegar a mostrar una ineficiencia total.
El Mercosur se protege
El último encuentro del Mercosur llegó a resultados más que interesantes. Entre ellos, la decisión del bloque de aprobar el ingreso de Venezuela como socio pleno, que se concretará en la reunión de San Pablo, a fines de julio. Respecto de la situación en Paraguay, la presidenta Cristina Kirchner manifestó que “la posición de la Argentina es no tomar ningún tipo de sanción económica que perjudique al pueblo paraguayo pues siempre hemos condenado las sanciones económicas o bloqueos a otros pueblos hermanos porque esas sanciones nunca las pagan los gobiernos, las pagan los pueblos”. No obstante, Cristina fue contundente al calificar lo ocurrido en Paraguay como “una interrupción del orden constitucional democrático, violatorio de la cláusula democrática constitutiva del Mercosur”. La decisión final de la Cumbre fue la suspensión de Paraguay en los órganos de decisión del Mercosur y de las deliberaciones, según los distintos tratados que rigen el acuerdo regional, hasta tanto se verifique el pleno restablecimiento del orden democrático en Paraguay. La Unasur también tomó similar decisión, dado que acudieron a la cumbre de Mendoza Rafael Correa, Evo Morales, Sebastián Piñera y representantes del gobierno venezolano. Esta determinación fue aprovechada por el actual gobierno paraguayo de Federico Franco para criticar los distintos mecanismos de la unión latinoamericana e inclinarse por acuerdos bilaterales con EE.UU. y China, en un claro apego a la ideología neolibleral.
En una reunión previa, los ministros de Economía del Mercosur “coincidieron en destacar el convenio alcanzado en torno a la importancia de coordinar e implementar medidas contracíclicas que contrarresten el impacto negativo de la crisis internacional en nuestras economías, sostengan la demanda interna y contribuyan a la generación de empleo”. También acordaron que, para alcanzar los objetivos de reducción de la pobreza y creación de empleo, resulta imprescindible evaluar la implementación de nuevas políticas de inversión.
Cabe destacar, además, que expresaron “que aún no está claro el real impacto de la crisis internacional y concordaron en que aún no hay una medida de la magnitud del problema que las economías avanzadas tienen que solucionar”.
En este entorno, los gobiernos de Brasil y la Argentina avanzaron en importantes resoluciones. Ambos países gravarán con hasta un tope del 35 por ciento, que es el máximo permitido por la OMC, las importaciones extrabloque de unos 100 productos, en especial bienes de capital, que se suman a otros cien ya acordados hace unos meses. Esta decisión, que tiene la anuencia de Uruguay, tiene por objeto proteger las industrias domésticas en medio de la crisis internacional. Durante el encuentro, los ministros de Industria de la Argentina y Brasil, Débora Giorgi y Fernando Pimentel, respectivamente, definieron una agenda de trabajo bilateral, que incluye políticas comunes en la industria automotriz y el acceso de empresas argentinas a las compras gubernamentales brasileñas.
Además, acordaron conformar una Unidad de Coordinación Ministerial, para profundizar la integración productiva entre ambos países, tanto a nivel PyMEs como de grandes empresas. Ambos funcionarios coincidieron en la necesidad de rediseñar una política automotriz común para los próximos años, de modo de neutralizar el déficit de la balanza comercial sectorial que la Argentina y Brasil tienen con la extrazona.
También se atendieron las demandas sectoriales que vienen sobrellevando los dos principales socios del bloque por las restricciones a las importaciones por parte de ambos países, un tema habitual en las relaciones comerciales entre naciones. El encuentro del Mercosur ha demostrado la fuerte voluntad política que existe, tanto para resolver temas en los que está en juego el Estado democrático en la región, como para solucionar los problemas comerciales, encarando en forma conjunta la respuesta a la crisis internacional, actitudes que no son nuevas, pero que evidencian la nueva forma de encarar la integración regional.