El 1 de enero caducaron los contratos que consagraban a la cláusula RUFO como la barrera legal para presentarle a los hold out una mejor oferta que la recibida por los hold in en los canjes de 2005 y 2010. No obstante, trascurridas dos semanas, contra lo esperado por la oposición, el gobierno no fue corriendo a pagarle a los buitres “todo lo que Griesa diga”, como reclamaron Macri y otros “expertos” del establishment económico.
Cabe aclarar que la RUFO nunca fue un argumento discutido en las instancias de Nueva York. Los fallos dan cuenta de la pari pasu (igualdad de trato), pero nunca de la RUFO (igualar la mejor oferta) y tanto la inserción de dicha cláusula como su inclusión en los debates públicos vinieron de los funcionarios argentinos. Fue la gestión de Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen, actuales referentes económicos del massismo, quienes incluyeron la cláusula al momento de ofrecer los canjes de deuda que incluían una quita inédita impulsada por Néstor Kirchner. Originariamente fue pensada como un incentivo para que los bonistas entren al canje, asegurándoles que no habría mejor oferta en el futuro, pero a mediados de 2014, cuando la Corte Suprema de EEUU de hecho avaló la sentencia de Griesa, la RUFO se transformó en un fuerte argumento a favor de la posición argentina. No se podía pagar a los buitres los 1.500 millones de dólares que reclamaban, con una ganancia exorbitante, porque se corría el riesgo de que esa cifra se expandiera hasta la friolera de 120.000 millones de dólares. O sea que resultaba inaplicable .
No estaba en los planes de nadie que el juez de primera instancia de un distrito de Nueva York actuaría con tanta parcialidad y haría una interpretación tan capciosa de la clausula pari pasu, y mucho menos que la Corte Suprema norteamericana dejaría firme una sentencia descabellada e improcedente, tal cual lo muestra el vacío legal en que quedó trabada la causa. El paso del tiempo y el crecimiento del consenso favorable a la Argentina, fue poniendo en evidencia la intención política del poder financiero internacional de hacer caer la reestructuración de la deuda. En un momento en que el mundo debate qué hacer frente a los enormes endeudamientos de muchos países, no podían dejar pasar el caso argentino como un éxito político a imitar. Con este objetivo y como es corriente en el capitalismo, el golpe llegó de forma burocrática, bastaron unas operaciones de recompra por parte de buitres con sede en Caimán, un juez subordinado y el silencio de la Corte norteamericana para dejar en falsa escuadra, una vez más, al Presidente de los EEUU, al FMI, a la ONU, y siguen las firmas. Frente a estas arbitrariedades y poderes desbocados, aunque haya caído la RUFO, no hay garantías que Argentina no enfrente nuevos juicios si ofrece una mejor oferta a los buitres. Lo cierto es que en términos políticos, ha quedado demostrado que la estrategia del gobierno se fue imponiendo, tanto por su solidez argumental, por su firmeza política y por la eficacia en la negociación. Los buitres apostaron a aislarnos del mundo con el apoyo de los medios monopólicos locales. No sólo fracasaron, sino que por el contrario, nuestro país fue logrando sucesivos apoyos internacionales, con el corolario de la votación ampliamente favorable en las Naciones Unidas. En el año que se inicia la disputa continuará, pero está clarísimo que el país está mas fuerte para enfrentarla y defender la idea de que pagará en condiciones justas, legales, equitativas y sostenibles.
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Economía y Finanzas