Por Eduardo Fernández
Desde que se decretó el ASPO en marzo, frente a la pandemia el gobierno nacional decidió tomar medidas sanitarias que fueron ejemplos en todo el mundo, sin embargo hubo sectores que basados en una especulación electoral comenzaron a violentar el clima social.
En esta línea, pese al histórico llamado a la unidad nacional que hizo el presidente Alberto Fernández, opositores convocaron a marchas que compartieron con sectores violentos, operaron mediáticamente y acusaron al gobierno de “enamorarse de la cuarentena” poniendo en duda la palabra de las y los científicos, entre otras acciones.
En esta oportunidad, durante la semana se intentó paralizar al Congreso interpretando antojadizamente la condición de continuidad del protocolo con que se venía sesionando, confundiendo los conceptos de consenso y unanimidad. Tal como lo habíamos adelantado hace algunas semanas cuando sectores empresarios cordobeses nos exigieron que no diéramos el debate, la intención es que no se desarrolle la actividad parlamentaria.
Así, pese a las ocho horas de reunión de labor parlamentaria, Juntos por el Cambio (JxC) fue el único interbloque que no brindó su acuerdo para seguir sesionando de manera virtual-presencial, un modo de trabajo lógico si analizamos el pico de casos de COVID-19 en Argentina.
Quienes dicen defender la República, violentan constantemente a las instituciones de la democracia, en este caso aduciendo que no se pueden discutir temas importantes de manera virtual, y retoman la receta de “ahondar la grieta” como único camino posible para construir su propuesta.
No resultaría menos grave si quienes operan todas las acciones mencionadas con anterioridad no hablaran tanto de “la defensa de los valores de la República”, pero genera indignación la hipocresía con la que actúan.
Haz lo que yo digo
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner expuso en redes sociales cómo trabajan los gobiernos locales de Juntos por el Cambio en sus legislaturas a la hora de hacer reformas en el Poder Judicial. Por ejemplo en Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en la Provincia de Mendoza se avanza en la modificación del Consejo de la Magistratura o en la reforma de la Constitución Provincial respectivamente, todo de manera virtual.
Es claro que no hay una coherencia en el reclamo de la oposición nucleada en Juntos por el Cambio y que no se mide con la misma vara, tal vez porque, como expresó el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, “parece que de golpe, de algún lugar lejano vino una orden de que no sesionaran”.
Es importante recordar que estos supuestos defensores de la República que en el Congreso montaron un circo pese a lo que pasa en sus distritos, no levantaron la voz cuando la Vicepresidenta fue amenazada, cuando unos cuantos provocadores quisieron irrumpir en el Congreso, o cuando muchos manifestantes llevaron horcas y mensajes de odio a las marchas anticuarentena.
Este espectáculo que propone parte de la oposición para darle títulos a sus medios, no logrará su cometido de invisibilizar que estamos ante un gobierno que ha devuelto derechos, que asistió durante la pandemia a millones de argentinas y argentinos, que comenzó con la producción de una posible vacuna contra el coronavirus, que puso en órbita un nuevo satélite y que negoció con éxito la deuda que ellos adquirieron.
Estamos ante una gestión que decidió devolverle el protagonismo al Congreso, poniéndolo a funcionar a través del debate de temas como la reestructuración de la deuda tomada por el macrismo o la necesaria reorganización judicial federal, asuntos que nunca fueron debatidos en la era macrista. Nuestro proyecto tiene un profundo sentido democrático y popular, nada menos que el que eligió la mayoría de las argentinas y argentinos en las urnas en octubre del año pasado.