Tiempo Argentino | Opinión
Por Carlos Heller
Según La Nación (01/07/16), “el directorio del Banco Central (BCRA) aprobó ayer transferirle este año al Tesoro, su accionista, utilidades por $ 110.000 millones”. Se sindica al Tesoro Nacional como accionista del BCRA, ¿y la independencia del BCRA tan reclamada durante todos estos años por el diario mitrista y los economistas ortodoxos? La expresión puede ser un exabrupto de la pluma que se excedió en la dosis de “Todo Positivo”. Sin dudas, el gobierno está utilizando un financiamiento legal, que sus funcionarios se ocuparon de demonizar durante estos últimos años.
Un enfoque similar puede realizarse sobre los contratos de dólar a futuro. Utilizaré valores “redondos” que resultan más claros para entender la cuestión. Los contratos de futuros de dólar realizados el año pasado y que vencieron el 30 de junio se fijaron a un valor de 12 pesos.
Ahora bien, durante junio, el dólar spot (el dólar mayorista medido por el BCRA) venía negociándose a un valor de $ 14 (en verdad, algunos centavos menos) y unos días antes del cierre de los contratos subió a $ 15 ($ 14,92 para ser precisos).
Por lo tanto, si el dólar se mantenía en los valores previos de $ 14, el BCRA debía pagar por cada dólar de contrato futuro $ 2 (la diferencia entre ese valor y los $ 12 del contrato). Dado que luego de la suba del dólar el mismo cerró en $ 15, debió pagar $ 3 por cada dólar de contrato a futuro. Es decir, gracias “a los mercados” el BCRA pagó cerca de un 50% más de lo que hubiera pagado si no se alteraba el valor del dólar en los últimos días de junio. Con posterioridad al cierre de junio comenzó a bajar, ubicándose este jueves en $ 14,69, lo cual ubica que los $ 14,92 resultaron un valor atípico. Según La Nación, son unos $ 4000 millones pagados de más por esta suba repentina del dólar.
Entonces, ¿quién es el responsable de haber pagado un 50% más? El BCRA estuvo interviniendo en el mercado en los días anteriores. ¿Por qué se permitió que subiera? ¿O es que no se pudo evitar? Preguntas que no son fáciles de contestar, aunque es criticable que se haya incurrido en ese mayor costo. Pero sería ilógico que alguien procesara a Federico Sturzenegger, Alfonso Prat-Gay y Mauricio Macri por “administración infiel en perjuicio de la administración pública”, al menos por este suceso. Porque, guste o no, es una decisión de política monetaria: dejar librado a los flujos del “mercado” (incluidos los especuladores) el valor del dólar, pues desde el inicio del actual gobierno se liberalizaron las operaciones cambiarias.
Sin embargo, se armó una causa sin sustento alguno sobre este mismo tema a los funcionarios de la anterior gestión.
Corruptos y corruptores
En estas semanas estuvo presente en los medios el tema de la corrupción. Quiero expresar, sin eufemismos, que todos los corruptos deben ser juzgados y condenados. Quienes aprovechan los espacios de poder en beneficio propio merecen todo nuestro repudio: la corrupción no tiene ideología ni signo político. Pero también corresponde decir que si hubo corruptos, hubo corruptores. Y resulta indispensable profundizar la investigación para identificar a los contratistas que hicieron factible la consumación delictiva. De allí que debería realizarse una auditoría profunda de las obras realizadas y determinar las responsabilidades. A aquellos contratistas que participaron en los actos de corrupción, además de soportar sus implicancias legales, debería prohibírseles volver a participar de las compras estatales.
Estoy convencido de que la corrupción es funcional al sistema capitalista, y por ello la encontramos, con mayor o menor intensidad, a lo largo del mundo.
Resulta interesante destacar que el juez español instructor del caso de corrupción entre particulares y delito fiscal que afecta a Rodrigo Rato imputó como personas jurídicas a las empresas Telefónica y Lazard. A una por haberle pagado sus honorarios, no a Rato como persona, sino a una sociedad vinculada, y a otra por haber realizado pagos a Rato y haber recibido beneficios de Bankia, el banco que dirigió Rato.
Castigar tanto a corruptos como a corruptores es una condición indispensable para combatir este flagelo.
Macri en Berlín
Más allá de lo expresado por los medios concentrados en nuestro país, puede considerarse que la canciller alemana (y la propia realidad de la Unión Europea) se empecinaron en contradecir al presidente argentino. Según Deutsche Welle (DW), Macri comentó durante una conferencia de prensa en Berlín: “Necesitamos una posición más flexible desde el lado francés”, para añadir “confío en la capacidad de liderazgo de Alemania”. Sin embargo, “Merkel hizo hincapié en el hecho de que el sector de la agricultura fue la parte más complicada de la conversación, no sólo por Francia, sino también por Alemania”.
Comenta la DW que al tiempo que Macri enfatizó que le daría la bienvenida a un “rápido progreso” en ciertas áreas, como facilitar las exportaciones de biodiésel desde Sudamérica, Merkel dijo que “a las conversaciones entre la UE y el Mercosur todavía les queda un tiempo para seguir desarrollándose”. Queda claro que los acuerdos con los europeos muy difícilmente beneficiarán a nuestro país.
En este viaje, según relata La Nación (07/07/16), se produjo un intercambio de opiniones a la salida de la sede de la Mercedes-Benz Gallery. Mientras caminaban por una de las avenidas principales de Berlín, Mauricio Macri le comentó a Oscar Romero, presidente del Bloque Justicialista y dirigente del gremio de los mecánicos (Smata): “No podemos perdernos esa fábrica, depende de ustedes que podamos bajar los costos”. El dirigente sindical le contestó: “Le puedo asegurar que la productividad no pasa por los costos laborales”. Este intercambio de opiniones se realizó luego de que Mercedes Benz anunciara la inversión de U$S 150 millones, y su presidente, Volker Mornhinweg, advirtiera que la productividad de la empresa en Argentina es baja respecto del resto de la región, lo que ponía en riesgo futuros desembolsos. Ante esta postura, Macri reflexionó: “Las ocho horas que trabajen tienen que rendir”.
Aquí aparece en forma descarnada el significado de las inversiones extranjeras y lo que he sostenido en innumerables oportunidades: sólo vendrán a Argentina si se les otorgan beneficios excepcionales, entre ellos, la reducción de los costos laborales.
Bicentenario memorioso
Ante los desfiles militares, la invitación al rey Juan Carlos I de España y las acostumbradas apelaciones a la unidad desde el gobierno nacional, cuando desde el mismo se favorece “la grieta”, resulta alentadora la carta del Papa Francisco en la cual saluda a todos los argentinos por el Bicentenario.
En momentos en que se flexibilizan mediante decreto las limitaciones para la compra de tierras por parte de no residentes, se endiosa a la inversión extranjera y se endeuda al país en forma acelerada, tiene especial valor la reflexión de Francisco: “Sabemos y sentimos hondamente en el corazón que a la Madre no se la vende, no se la puede vender... y tampoco a la Madre Patria”.
Cuando se intenta “ingresar al mundo” estrechando los vínculos con los países hegemónicos, cabe prestar atención a Francisco: “Celebramos 200 años de camino de una Patria que, en sus deseos y ansias de hermandad, se proyecta más allá de los límites del país: hacia la Patria Grande, la que soñaron San Martín y Bolívar. Esta realidad nos une en una familia de horizontes amplios y lealtad de hermanos”. Una Patria Grande que, coincidiendo con el Papa, no se vende, y debemos defender de todo tipo de colonización económica, cultural, política, ideológica. Es la mejor forma de celebrar nuestro Bicentenario.