Perfil | Opinión
Por Carlos Heller
Una y otra vez diversos operadores económicos insisten con la idea de producir una devaluación abrupta. Vuelven sobre una medida ya aplicada por Juntos por el Cambio cuando llegó al gobierno en diciembre de 2015. En aquella oportunidad ello condujo a un significativo salto de la inflación.
Martín Redrado, asesor de Horacio Rodríguez Larreta, señaló varios ejes de un programa de estabilización y crecimiento en una propuesta que llamó “shock de leyes”. Entre ellas, una “ley de desindexación del gasto público (…), con una reestructuración de las empresas públicas, cerrando algunas que no tiene sentido tenerlas”. Para enfrentar a la inflación también avanzaría con un “Banco Central que vuelva a tener independencia (…), que tenga prohibido financiar al sector público”.
¿Qué quiere decir desindexar el gasto público? Significa que éste crezca significativamente menos que la inflación. Es decir: licuar el gasto público. Esta medida no es posible sin ajustar la inversión social, que representa el 55,6% del total del gasto. Por lo cual, lo que están queriendo imponer es un ajuste que recaiga sobre los sectores más vulnerables.
Por otro lado, el gasto previsional se financia con los aportes y contribuciones a la ANSES, que explican el 58% de los recursos de la seguridad social, y un 36% con una parte de la recaudación tributaria. Esto último quiere decir que, para que el sistema previsional sea sustentable, es imprescindible que la economía siga en crecimiento y que, de ese modo, entre otras cosas, se mantenga o aumente la recaudación.
Con respecto a la autonomía del Banco Central, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos afirmó meses atrás: “restaurar la estabilidad de precios cuando la inflación es alta puede requerir medidas que no son populares a corto plazo, ya que elevamos las tasas de interés para desacelerar la economía”. Luego agregó: “la ausencia de un control político directo sobre nuestras decisiones nos permite tomar estas medidas necesarias sin considerar los factores políticos de corto plazo”.
La famosa independencia de los bancos centrales radica finalmente en poder tomar medidas extremas para desacelerar la economía sin preocuparse porque las mismas afecten a la mayoría de la ciudadanía.
Más allá de sus disputas internas cada vez más intensas, la oposición de Juntos por el Cambio explicita las medidas que están dispuestos a tomar aun cuando tengan un alto costo para la sociedad.
La precandidata a presidenta Patricia Bullrich afirmó hace unas semanas que “la actual inestabilidad macroeconómica reducirá los márgenes del gradualismo y obligará a una terapia de choque” Y describió los grandes trazos de su estrategia económica: “un nuevo pacto fiscal; un cambio en las regulaciones del mercado laboral; la desregulación de la economía; la reforma del sistema de pensiones para restaurar la solvencia fiscal a largo plazo y una reforma tributaria enfocada a reducir el sesgo anti exportador”.
La principal contradicción continúa siendo entre gestión democrática o gobierno de y para las corporaciones. Por ello es imprescindible revalorizar la política. Es el único contrapeso ante la economía concentrada y los centros de poder financiero global. Más democracia es siempre más y mejor política. Ante el creciente discurso que la estigmatiza, los sectores democráticos estamos urgidos a coincidir en la defensa de la actividad política. La dictadura tenía un diagnóstico: democracia y eficiencia eran incompatibles. Presido una organización que, desde hace muchos años, asume el desafío de llevar adelante una gestión en la que democracia y eficiencia van de la mano. Sólo con más y mejor política estaremos en condiciones de enfrentar con éxito las estrategias de ajuste y de concentración del ingreso y de la riqueza y podremos impulsar iniciativas que vayan en el sentido contrario, es decir, que beneficien a los sectores populares, entre ellos, a los sectores medios.
Trabajamos todos los días con esa consigna: acumular fuerzas para poder implementar un modelo de país con crecimiento, distribución e inclusión.
Más política es, según nuestra visión, más democracia con contenido social.