La crisis de los países centrales está mostrando nuevamente signos de profundización, en la medida en que las razones que la sustentan se intensifican, como su elevado endeudamiento soberano, y la persistencia de déficits fiscales, cuyo intento de solución a la manera neoliberal los amplifica cada vez más y frena el crecimiento o directamente lleva a la recesión. Esta evolución se verifica en el marco de una crisis financiera que aún no ha solucionado la elevada exposición al riesgo de los balances de los grandes bancos internacionales.
Ante la posibilidad de un agravamiento de la crisis en los países centrales, que necesariamente repercutirá en las distintas economías de América Latina, la Unasur ha tomado la importante decisión de encarar este desafío en forma conjunta y coordinada. Es así que en la reunión de Lima del 28 de julio, las jefas y jefes de Estado de los doce países que conforman la Unasur instruyeron a los ministros de Economía y Finanzas, y a los presidentes de los Bancos Centrales acerca de la necesidad de enfrentar conjuntamente los desafíos de la crisis económica y financiera, originada en gran parte de los países desarrollados y de profundizar la integración regional en el marco de la Unasur, para preservar el crecimiento económico, la estabilidad, la inclusión y la cohesión social. De esta instrucción nació el Consejo Suramericano de Economía y Finanzas en Buenos Aires el 12 de agosto del corriente.
Otra de las importantes decisiones de la reunión de Lima es avanzar hacia la reducción de la pobreza, determinación muy poco conocida. El comunicado de jefes de Estado expresa que “reconocemos la importancia del proceso de integración como instrumento de reducción de la pobreza y como elemento de inclusión social. Constatamos, no obstante, que, en los países de la región, persisten índices de desigualdad sumamente elevados que afectan la dinámica de la reducción de la pobreza y mantienen excluidos de los beneficios de la expansión económica a segmentos de la sociedad de menores ingresos, particularmente a los más vulnerables.”
“Por ello, asumimos como nuestra tarea más urgente (…) establecer una Agenda de Acciones Sociales Prioritarias de la Unasur que contribuya a reducir las asimetrías y brechas de carácter estructural de nuestra región y romper la transmisión intergeneracional de la desigualdad, tal como señalan Organizaciones Internacionales vinculadas a la temática del desarrollo”. Esta visión de la integración que aúna lo social y lo económico, es una de las cuestiones que indican que este camino abordado es de un nuevo tipo, altamente superador de otros mecanismos de integración.
Respecto de las decisiones del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas también aparecen planteos superadores, puesto que se intenta enfrentar los efectos de la profundización de la crisis en algunos países centrales con varias medidas para cuyo estudio y formulación se han dado dos meses de plazo, y que merecen ser detalladas:
Impulsar la posibilidad de expansión del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) y de su adaptación al nuevo contexto, o de otros instrumentos que cumplan similar función;
Promover el uso de monedas de la región para cursar las transacciones comerciales intrarregionales, que sirvan de incentivo para profundizar los procesos de integración. Además, se aconseja implementar mecanismos de financiamiento al comercio, con especial atención a las asimetrías existentes entre los países miembros de la Unasur;
Los países suscriptores del convenio constitutivo del Banco del Sur acuerdan acelerar su lanzamiento, conscientes de la necesidad de contar con instrumentos de financiación de largo plazo. También asumir el compromiso de fortalecer la Corporación Andina de Fomento (CAF);
Incentivar el comercio intrarregional, adoptando las medidas que sean necesarias, para incrementar los flujos comerciales, y que sea mutuamente beneficioso, considerando las asimetrías existentes entre los países, que confluya hacia la complementación socioproductiva, sobre las bases de la cooperación, aprovechamiento de las capacidades y potencialidades existentes en la región, así como en el uso sustentable de los recursos naturales y la generación de empleos.
Son salidas pensando en el fortalecimiento de la integración económica, productiva, comercial y financiera entre los países, aprovechando las fortalezas económicas y políticas que ha exhibido la región en los últimos años.