Por Julia Perié
En los meses que llevamos de pandemia, la cantidad de femicidios en el país no sólo no aflojó sino que los números siguen siendo muy tristes y preocupantes: una mujer es asesinada cada 23 horas. Según el Observatorio de Femicidios en Argentina fueron asesinadas 57 hasta el 30 de mayo. El 71% en sus propias viviendas. En algunos países de Latinoamérica la violencia se llevó más mujeres que el coronavirus. ¿Cuántas niñas, niños y adolescentes quedaron huérfanos? ¿Cuántos además de huérfanos de madre quedaron con el padre en la cárcel, teniendo en cuenta que un alto porcentaje, 65%, de los femicidios tiene a la pareja actual o anterior como protagonista?
Y si hablamos de las tareas en el hogar en esta época de pandemia, las mujeres dedican más horas de cuidados y atención a los hijos y ocupan más horas en las tareas domésticas mientras se siguen ocupando de sus trabajos remunerados y muchas se tienen que hacer cargo de alguna persona mayor. Es decir que la desigualdad de género en la distribución de las tareas domésticas se agudizó en este tiempo de covid-19.
En cuanto a la brecha salarial, aquí también las mujeres tienen una diferencia importante. Los distintos indicadores que miden los ingresos o los salarios en la Argentina evidencian que las mujeres cobran menos que los varones. En la informalidad, esa brecha puede ser de hasta el 35%, en tanto, para las trabajadoras registradas es, en promedio, del 20% según un informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo.
La otra mitad del vaso lo llenan las Mujeres con más derechos. Leyes que le otorgan esos derechos conquistados. Argentina es vanguardia en eso. Y la última demostración de ello es la decisión de crear un Ministerio que las represente y que acompañe esas luchas. Compatibilicemos legislaciones y decisiones políticas acertadas con actitudes individuales de respeto, consideración, reconocimiento, solidaridad, afecto, o sororidad, como dicen las jóvenes que de a miles salen a las calles a reclamar por esos derechos.