Por Eduardo Fernández | Diputado Nacional por Córdoba |
Presidente del Partido Solidario Córdoba
Después de todos los intentos de diálogo y acuerdos que propuso el Frente de Todos, la oposición rechazó el Presupuesto presentado por el Poder Ejecutivo para el próximo año. Queda claro que desde un primer momento tuvieron la intención de desaprobar el proyecto, y con miles de excusas, ensayaron una explicación impresentable para justificar su rechazo.
En el caso de Juntos por el Cambio (JxC), el cinismo y la falta de autocrítica no deja de sorprendernos. Este espacio, que es en gran parte responsable de la crisis actual, actuó nuevamente de manera irresponsable y con un claro intento desestabilizador. Todo esto en medio de los intercambios con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con quienes “casualmente” nos endeudaron en un monto histórico durante la gestión de Mauricio Macri.
Es muy difícil dialogar con una coalición que agravia y que pretende que nuestro espacio, que es quien gobierna, no responda y no haga memoria sobre el porqué de la situación actual. Estamos legislando justamente para no tener que volver a pensar en urgencias, y poder dar garantías para la gobernabilidad.
En cambio, el macrismo busca generar un daño que no se lo hace al oficialismo, sino al país. Al desaprobar el Presupuesto perjudican al sistema sanitario que necesita seguir fortaleciéndose, a las niñas y niños que en los últimos años volvieron a beneficiarse con políticas como el Conectar Igualdad, a las ciudadanas y ciudadanos en general porque el Presupuesto contemplaba importantes partidas para apuntalar la producción y el trabajo, y a las provincias porque contábamos con una propuesta federal.
Bajo el argumento del resultado electoral en los comicios legislativos de este año, la oposición pretende dar órdenes sobre cómo gobernar. Hay una irresponsabilidad democrática especulativa, porque avasallando la división de poderes y sin importarles que por su pésima gestión la ciudadanía eligió a nuestra coalición para que conduzca los destinos del país por cuatro años, pretenden favorecer a los sectores concentrados de la economía en búsqueda de una mayor desigualdad.
Por Córdoba
Capítulo aparte merece el rol que jugó Hacemos por Córdoba que, en su búsqueda por diferenciarse del peronismo nacional, rechazó la propuesta con una agresividad muy llamativa. Lo hicieron distorsionando la realidad sin reconocer que el Presupuesto traía grandes beneficios para nuestra provincia.
Este punto podía verse por ejemplo en las partidas destinadas a Obras Públicas, en el aporte a la educación con el refuerzo a la Universidad Nacional de Córdoba, o en el compromiso con las cajas previsionales, donde nuestro distrito es el que mayor cantidad de recursos iba a recibir, por mencionar algunos aspectos importantes.
Pero lo más llamativo no son los argumentos que aluden a una supuesta discriminación con los que ya no convencen a nadie, sino los vinculados a la inflación proyectada. Esto lo digo porque el Presupuesto provincial tomó como proyección de inflación el mismo porcentaje que tomó el Presupuesto nacional.
Por último, hablar de “consensos” no le queda bien a un Gobierno provincial que no ha tomado una actitud receptiva frente a los aportes que hemos realizado distintos sectores políticos y sociales a un Presupuesto cordobés que no apuesta a la generación de puestos de trabajo y que sigue proponiendo transferir recursos de una manera encubierta a los sectores más pudientes.
Queda claro que si hay algo que emparenta a Juntos por el Cambio y a Hacemos por Córdoba, además del modelo económico, es que tienen una actitud muy poco abierta al diálogo. Por nuestra parte, tenemos que seguir trabajando, coincidiendo y consensuando, para tener una opción provincial democrática y abierta para contener las demandas de gran parte de la sociedad cordobesa que no se siente representada por el modelo que propone el partido único cordobés.