Por Eduardo Fernández | Diputado Nacional por Córdoba | Presidente del Partido Solidario Córdoba
El jueves 9 de diciembre se desarrolló la audiencia pública previa al segundo tratamiento del Presupuesto provincial 2022. En mi carácter de ciudadano cordobés, de diputado nacional, y también como presidente del Partido Solidario provincial, participé de la audiencia dejando en claro que este Presupuesto no representa los intereses del pueblo.
El proyecto oficialista me genera una seria preocupación dado que se prevé efectuar ajustes en áreas sensibles. Uno de los ejemplos está en las partidas vinculadas a Servicios Sociales, con una caída del diez por ciento en diez años, que ratifica que la inversión social queda cada vez más relegada en el gasto público total. Ni que hablar de las partidas destinadas a producción y trabajo, que mencioné en mi editorial de la semana pasada, que acentúan la curva descendente de los últimos años para dichos rubros.
En esta línea, según el análisis del proyecto de Presupuesto 2022, Desarrollo Social; Trabajo; e Industria, Minería y Comercio superan el siete por ciento de caída entre 2021 y el próximo año. Le siguen Ciencia y Tecnología; Educación; y la Defensoría de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Dentro del esquema de caídas, un punto más que sensible es la del Ministerio de la Mujer en Córdoba. Mientras Hacemos por Córdoba simuló centrar su campaña en una idea de igualdad de género, en la realidad ocurre que la administración provincial destinará 43 millones de pesos menos en términos reales. Esto equivale al pago mensual de 2530 programas Por Mí, o a todo el presupuesto de los programas de género (Punto Mujer y Capacitación, Investigación, Difusión y promoción social de las mujeres).
En este sentido, el Presupuesto 2022 y la evaluación de la última década de gestión económica explican en gran parte los altos índices de desocupación, subocupación y de pobreza e indigencia en Córdoba. Esto se debe a que el schiarettismo ha ensayado una teoría del derrame local, donde ha transferido los recursos hacia los sectores más pudientes.
Un modelo de desigualdad
Siguiendo el análisis del Presupuesto, mientras muchas áreas experimentan caídas, se da un aumento del 41 por ciento en términos reales para el sector agropecuario, que juega un rol muy importante y que será indispensable en el necesario acuerdo sectorial para promover el desarrollo con equidad en nuestra provincia. Sin embargo, en momentos donde se necesita mayor equilibrio por la desigualdad y los índices económicos provinciales, las decisiones económicas sólo avizoran más problemas.
Es claro que la salida es apostar a la industria, y lo expreso basado en datos. Como lo hemos dicho, usamos el ejemplo de 2018, año donde la actividad agropecuaria explicaba el 17 por ciento de la producción provincial y sólo participaba del 5 por ciento del empleo; mientras que la industria era responsable del 15 por ciento del producto y participaba del 20 por ciento del empleo. El agronegocio no cuenta con la misma capacidad para generar empleo que la industria, sin embargo en Córdoba, se continúa el proceso de desindustrialización.
La insistencia con políticas tributarias regresivas e inequitativas y gastos que mantendrán el camino de reprimarización de la economía provincial, con sus consecuencias en el empleo, es un factor que nos alarma, al igual que el costo Córdoba que, como ya hemos señalado, es la acción donde se realiza una brutal transferencia de recursos a los sectores concentrados.
Es evidente que la salida nunca puede ser el seguir concentrando recursos en pocas manos, menos en medio de una crisis histórica como la que estamos viviendo a raíz de las dos pandemias que vivió la Argentina. Necesitamos un movimiento al frente del Gobierno provincial que recoja las demandas de las grandes mayorías y que nos permita volver a ser la Córdoba pujante que tenemos que ser.