Mi posición es en favor de una nueva ley de entidades financieras.
Se trata de generar una regulación más amplia e inclusiva”, dice sin medias tintas Carlos Heller, diputado electo por el Partido Solidario. Con larga experiencia en la banca cooperativa, y un profundo conocimiento del sistema local, asegura que trabajará desde el Congreso para promover su sanción. Consciente de la complejidad y del impacto de la iniciativa, Heller advierte que no se puede hablar de abordar la cuestión sin tener en cuenta una importante cantidad de temas a definir.“También hay que analizar la posibilidad de una Superintendencia única para las entidades financieras, cambiarias y de valores, y el alcance de su accionar, juntamente con otro organismo que se encargue de defender los intereses de los actores financieros en todos los mercados y productos. Son ideas que se deben evaluar criteriosamente”, señala Heller.
–¿Qué cambios deben introducirse y con qué objetivos?
–Hay que sustituir la actual ley de la dictadura por una norma que interprete al sistema financiero como un servicio público. Y se debe confeccionar desde el interés de los usuarios y no de las entidades.
Por esa razón la denomino Ley de Crédito Productivo y Cobertura Universal de Servicios Financieros.
En cuanto a los objetivos, debe considerarse la construcción de un amplio mercado de crédito bancario, centrado en el crédito productivo y el hipotecario para la vivienda. El crédito debe alcanzar a todos, con especial fomento a las pymes. Además, la norma debe impulsar una cobertura universal de forma tal que el crédito llegue a las localidades más pequeñas.
–¿Puede una modificación de la ley, o la sanción de una nueva, revertir el proceso de concentración y extranjerización que comenzó en 1977?
–La idea es mejorar las posibilidades de la banca nacional, tanto pública como cooperativa y privada.
Para democratizar el crédito se requiere también ampliar las posibilidades de otorgar crédito a las entidades regionales y a las de alcance nacional que poseen procesos decisorios locales. Si se define al sistema financiero como servicio público, con una importante regulación que desincentive la concentración, establezca determinadas obligaciones de prestación y defina regulaciones de tasas en las operaciones de fomento, la banca extranjera no estará estimulada a participar, porque su objetivo es la maximización de las ganancias.Como sucede en varios países, la banca extranjera debería tener una regulación específica por sus características diferentes del resto de los intermediarios financieros.
–El esquema regulatorio actual tiene como eje y objetivo los postulados emanados de Basilea II. ¿Son esos postulados pertinentes en el caso de países como el nuestro?
–Basilea II deja gran parte del cálculo del riesgo, y por ende los capitales requeridos, a cargo de las entidades financieras y las calificadoras de riesgo.Hoy, la estrategia es muy criticada y la crisis financiera internacional puso de manifiesto de manera incontrastable que la autorregulación no sirve. Además, las recomendaciones de Basilea I y II fueron creadas para los grandes bancos internacionales. Sus regulaciones no se pueden aplicar a las entidades regionales o nacionales de países periféricos, porque desincentiva el crédito a las pequeñas y medianas empresas. Además, no tiene en cuenta los beneficios de carteras crediticias atomizadas y diversificadas.
–Volvemos sobre la necesidad de una ley que atienda las particularidades del país y diferencie entre las entidades? –En síntesis: una regulación específica para los distintos agentes financieros. A las cooperativas de crédito, o las cajas populares, no se les puede aplicar los mismos criterios que a los grandes bancos; aunque, obviamente, siempre se debe velar por la solidez y solvencia de las entidades.
–Una cuestión central de Basilea es la regulación microprudencial, sostenida en la relación capital/ riesgo de activos. En este punto, ¿hacia dónde deben apuntar los cambios?
–La evolución de la crisis internacional demostró que las regulaciones microprudenciales tienen sus límites y no resuelven el riesgo sistémico. Son efectivas en la medida en que estén sujetas a regulaciones de tipo macroprudencial que restrinjan la concentración de las entidades, coloquen techo a las operaciones riesgosas y diferencien entre banca comercial y de inversión.
Todo esto en el marco de una fuerte presencia y solvencia del prestamista de última instancia.
–¿Deberían, entonces, suavizarse las exigencias de capital mínimo para favorecer la aparición de entidades regionales y especializadas?
–Deberían establecerse normas específicas para las entidades locales de pequeña envergadura. Pero no sólo en relación con la exigencia de capital mínimo para operar.Hay que buscar un equilibrio entre la seguridad, la solvencia y la liquidez que estas entidades deben mantener, y las regulaciones para lograrla, sin perder de vista los acotados niveles de intermediación que puedan llegar a manejar. Las regulaciones pueden ser tan costosas que extingan la viabilidad de las entidades regionales.
–La banca cooperativa fue duramente golpeada por la ley actual.
¿Qué se debería hacer sobre el tema?
–No sólo afectó a los bancos cooperativos, también al desarrollo de la monetización e impidió la bancarización de las pequeñas comunidades.
En la medida en que una ley favorezca el crédito a las pymes y fomente las cajas locales, las entidades cooperativas se desarrollarán rápidamente.
–Por último, ¿qué modificaciones deberían realizarse en la Carta Orgánica del Banco Central?
–En principio, a su objetivo primario y fundamental de defender el valor de la moneda, debe sumarse el compromiso para que la estrategia monetaria sostenga políticas de crecimiento económico y del nivel de empleo. Además, debe revalorizarse la importancia del trabajo conjunto entre el Banco Central y la autoridad económica del Poder Ejecutivo. Esto último es fundamental para aplicar políticas coherentes con el programa que decide el gobierno electo.Basta con las lecciones de la crisis internacional, donde hemos visto a la Reserva Federal de Estados Unidos trabajar coordinadamente con el Tesoro Nacional.O, sin ir tan lejos,el ejemplo del Consejo Monetario Nacional de Brasil, que siguiendo directivas del presidente, establece las directrices de la política monetaria y el fomento al desarrollo armónico en las distintas regiones del país.
(Miradas Al Sur)