En la conferencia de prensa que ofreció ayer al mediodía, el Jefe de Gobierno Mauricio Macri nos obsequió una vez más la corriente andanada de frases cortas, lugares comunes y clichés, cortesía, seguramente, del Ministro sin Cartera Jaime Durán Barba.
En esta ocasión, además de los temas habituales (la ausencia de responsabilidad en el tema subtes, la supuesta "conspiración" Gobierno Nacional en su contra), Macri se refirió específicamente a la cuestión de la basura. En su alocución, afirmó que “La basura que se genera en la Ciudad también es de la gente que viene a la Ciudad, no le puedo decir a esa gente que se lleve la basura en una bolsita”. Sin embargo, y como resulta casi obvio, la problemática de la basura en la Ciudad no es un hecho de la naturaleza ni culpa de nuestros compatriotas del Conurbano, sino que remite a la acción (o inacción) del Gobierno de la Ciudad en sus políticas públicas, en particular, en la aplicación de la ley Nº 1.854, más conocida como ley “Basura Cero”, que rige hace 6 años.
La Ley establece un cambio radical en el sistema de manejo de residuos sólidos urbanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, abandonando el modelo basado en el enterramiento masivo (sustituido por el de rellenos sanitarios) y fijando el objetivo de reducción progresiva de la disposición de residuos. Para alcanzar las metas, se propone un paquete de medidas destinadas a reducir la generación de residuos y recuperar cada vez más recursos de forma sustentable a través de la reutilización, el compostaje y el reciclaje.
Greenpeace advirtió que la basura enviada por la Ciudad de Buenos Aires al Conurbano bonaerense aumentó durante 2008. Las 1.884.460 toneladas de basura enterradas durante ese año, constituyen un 14,5 por ciento más que las enviadas a rellenos durante 2007. La cifra representaba un alarmante récord para la Ciudad, un pico en el porcentaje de crecimiento no registrado en los últimos 14 años. La organización ambientalista criticó la falta de una política de gestión de residuos y exigió una vez más, que los contratos con las empresas recolectoras respeten la Ley 1.854 de “Basura Cero”.
Los ambientalistas pusieron énfasis en que el incremento de las toneladas enterradas durante el año 2008 representaba una marca nefasta: unas 239 mil toneladas más que el año anterior, una cifra récord en el porcentaje de crecimiento sólo igualada en 1994. Desde la organización ambientalista señalaron que el pico de crecimiento record del 2008 debió ser una señal de alerta para el Gobierno de Macri, quien, sin embargo, y como ya es costumbre, optó por no hacer nada.
2008,2009 y 2010 fueron los peores años desde la sanción de la Ley 1.854 y representan los tres años en los que más basura se enterró durante en última década. Las campañas “Jugá Limpio” y “Ey” quizás puedan pasar los filtros de agencias de publicidad y marketing, pero ciertamente no se ajustan a lo establecido por la Ley de Basura Cero ni a las verdaderas necesidades de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Es necesario, por el contrario, un Plan Integral de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) que incluya recolección diferenciada y el tratamiento adecuado de residuos secos, húmedos y orgánicos en todos los barrios de la Ciudad; la realización de campañas de comunicación masivas que instruyan a los vecinos respecto de las ventajas que les reportaría la separación domiciliaria de residuos y la modalidad de recolección diferenciada en cada barrio. Finalmente, la implementación de un sistema de containers diferenciado en la vía pública que permita a los vecinos disponer adecuadamente sus residuos, mantener más limpia la Ciudad y evitar además la disposición de residuos en veredas y calles que terminan obturando los desagües de la Ciudad cuando ocurren fuertes lluvias como las recientes, provocadas como consecuencia del cambio climático.
En conclusión, responsabilidad política y gestión eficaz y participativa, no una nueva ola de grandes globos amarillos.