La reforma constitucional que España quiere llevar adelante para poner un límite al endeudamiento público está generando muchas controversias.
El PP y el PSOE llegaron a un acuerdo para llevar adelante una enmienda constitucional que imponga un techo de gasto que evite el excesivo endeudamiento de las administraciones públicas. La idea es que esto se realice antes de las elecciones, que estaban previstas para marzo del 2012 pero que ahora Zapatero –acorralado por la crisis- decidió adelantar para el próximo mes de noviembre.
La reforma es una exigencia de Angela Merkel. En Alemania el límite del déficit está en la Constitución, y por ello quieren que todos los países que pretendan seguir siendo parte de la comunidad, lo incluyan en su Constitución.
Esto instaló un debate importante en España, y hasta suena raro que el PSOE haya acordado con el PP cuando podría haber delegado el tema al nuevo gobierno. La pregunta es por qué el PSOE haría una concesión de esta magnitud al partido que ganará las elecciones.
La respuesta, creo, tiene que ver con cierta xenofobia que ha crecido en Europa –y España no es la excepción-, que parte de la base de que los beneficiarios del gasto social son los que no votan.
Como consecuencia, las clases medias, que son las que mayores esfuerzos hacen para sostener esas políticas de subsidio al desempleo y que, además, tienen el oído dulce para este tipo de cuestiones racistas, verían con buenos ojos este tipo de medidas. El PSOE especula con que les irá mejor electoralmente que si salieran a defender la situación que un partido de centro izquierda debería siempre tener en cuenta.