Nota de Opinión
Por: Daniela Matteucci
En la marcha por la memoria el Psol de Carlos Heller se vistió de fiesta con una columna nunca antes vista. Cientos de militantes enarbolados bajo sus banderas verdinegras pidieron justicia.
El 24 de marzo y ante una concurrencia tan inmensa como impensada, el Partido Solidario abrió su propia puerta y vistió sus propios colores, con banderas grandes, chicas y medianas. Estos trapos cobijaron bajo sí mismos hasta lo más imprevisible, enorgulleciéndose de la gran cantidad de militantes que se dieron cita ante tamaño llamado: la proclama de "memoria y justicia". En un acto tan diverso como impactante hubo quienes llegaron hasta las lagrimas al ver esa notoria columna verde y negra que se abría paso y a su vez se entremezclaba al igual que sus pares, compartiendo un mismo fin, la cárcel a los asesinos represores. La gran convocatoria general provocaba escalofríos, los medios hablan de 40.000 personas por lo que seguramente habría una 60.000. Lo más llamativo fue la cantidad de jóvenes presentes, algo que abre las esperanzas de los muchos y muchas que la vienen luchando desde la peor época. Estos jóvenes tan esperados demuestran que la brecha que abrieron hace 34 años hoy se estaría cerrando. 24 de marzo de 1976 versus 24 de marzo de 2010, en un enfrentamiento y en un acercamiento pocas veces tan sentido. Todos los grupos humanos, toda la gente autoconvocada y hasta los que llegaron por el llamado de un programa de televisión se mezclaron y formaron esa sola masa de seres humanos que aún quieren y necesitan pedir "Justicia". Una vez más, nuestro recién nacido Psol marco una diferencia con la gran convocatoria de quienes se sumaron al reclamo eterno esas Madre y Abuelas incansables, indestructibles y siempre presentes en su búsqueda de paz para sí mismas y para quienes ya no están. El Partido Solidario dio ayer sus primeros pasos y se hizo su lugar, el lugar que merece y el lugar que ha sabido ganarse su principal exponente Carlos Heller.