25/09/2009
Por Carlos Heller *
El golpe de Estado en Honduras cobra significación, como experiencia piloto, para los sectores más reaccionarios de los países de América latina en la búsqueda de instalar procesos restauradores del Consenso de Washington. A la vez constituye un desafío para los sectores y gobiernos que vienen bregando por consolidar un proceso de integración regional emancipatorio en un escenario global multipolar.Por ello, no podemos equivocar el diagnóstico: lo que suceda en el país hermano de Honduras será una marca importante en el proceso regional y sumará un indicador de cómo se irá configurando el mapa del nuevo siglo.
Por eso, como dirigente de centroizquierda y presidente del Partido Solidario, opino que es necesario desplegar una amplia solidaridad con el pueblo hondureño y su presidente constitucional, Manuel Zelaya. Y que es necesario repudiar al usurpador Roberto Michelleti y las acciones sostenidas por las fuerzas de seguridad, que han conculcado los más elementales derechos de ciudadanía en ese hermano país.
También hay que valorar mucho la enérgica iniciativa del gobierno de Brasil de hospedar al mandatario hondureno destituido en su embajada como paso a la restitución del Estado de Derecho en la República de Honduras.
La reacción generalizada de los países de Nuestra América —y del mundo— frente a la barbarie golpista, es una expresión concreta de la voluntad colectiva de no retroceder frente a los criminales intentos de la derecha neoconservadora, modelo para otros intentos destituyen-tes como los abortados en Venezuela y Bolivia.
Los mandatarios de la región han estado a la altura de las circunstancias, y nuestro país —en las figuras de nuestra Presidenta Cristina Fernández y su canciller Jorge Taiana— han sido parte de los más tenaces defensores de la democracia en el continente.
Saludamos las iniciativas de defensa del orden democrático, apoyando los procesos políticos y sociales que hagan cierta unas sociedades más justas, de dignidad y sin exclusiones.
* Diputado nacional electo.
(Diario El Argentino)
El golpe de Estado en Honduras cobra significación, como experiencia piloto, para los sectores más reaccionarios de los países de América latina en la búsqueda de instalar procesos restauradores del Consenso de Washington. A la vez constituye un desafío para los sectores y gobiernos que vienen bregando por consolidar un proceso de integración regional emancipatorio en un escenario global multipolar.Por ello, no podemos equivocar el diagnóstico: lo que suceda en el país hermano de Honduras será una marca importante en el proceso regional y sumará un indicador de cómo se irá configurando el mapa del nuevo siglo.
Por eso, como dirigente de centroizquierda y presidente del Partido Solidario, opino que es necesario desplegar una amplia solidaridad con el pueblo hondureño y su presidente constitucional, Manuel Zelaya. Y que es necesario repudiar al usurpador Roberto Michelleti y las acciones sostenidas por las fuerzas de seguridad, que han conculcado los más elementales derechos de ciudadanía en ese hermano país.
También hay que valorar mucho la enérgica iniciativa del gobierno de Brasil de hospedar al mandatario hondureno destituido en su embajada como paso a la restitución del Estado de Derecho en la República de Honduras.
La reacción generalizada de los países de Nuestra América —y del mundo— frente a la barbarie golpista, es una expresión concreta de la voluntad colectiva de no retroceder frente a los criminales intentos de la derecha neoconservadora, modelo para otros intentos destituyen-tes como los abortados en Venezuela y Bolivia.
Los mandatarios de la región han estado a la altura de las circunstancias, y nuestro país —en las figuras de nuestra Presidenta Cristina Fernández y su canciller Jorge Taiana— han sido parte de los más tenaces defensores de la democracia en el continente.
Saludamos las iniciativas de defensa del orden democrático, apoyando los procesos políticos y sociales que hagan cierta unas sociedades más justas, de dignidad y sin exclusiones.
* Diputado nacional electo.
(Diario El Argentino)