Tiempo Argentino|Editorial
El 29 y 30 de abril se celebró en La Habana la reunión del grupo de trabajo del Foro de San Pablo preparatoria del XIX encuentro del Foro, que se realizará en agosto de este año en la misma ciudad donde fue creado hace ya casi 20 años.
Por Mariano Ciafardini
El Foro está formado por partidos de izquierda y progresistas de los países de Latinoamérica y el Caribe que hoy integran la CELAC.
Muchos son partidos o coaliciones de gobierno como el PT de Brasil, el PSUV venezolano, el PC de Cuba, el MAS de Bolivia, el Frente Amplio de Uruguay, Alianza País de Ecuador, el Frente Farabundo Martí de El Salvador y el Frente Sandinista de Liberación de Nicaragua, otros importantes partidos de oposición como el PRD y el PT de México; la Marcha Patriótica y el Polo Democrático de Colombia, el Partido Comunista de Chile y el Frente Guazú de Paraguay. Por la Argentina integran el Foro el Partido Comunista Argentino. el Movimiento Evita, el Frente Transversal, el Frente Grande, el Partido Solidario y el Socialismo, aunque la continuidad de este último está cuestionada desde que su líder Hermes Binner afirmara que es partidario de Henrique Capriles, lo que resulta prácticamente un insulto que contradice todos los principios y valores de esta unidad partidaria que considera al caprilismo como la punta de lanza de la estrategia de los monopolios y el neoliberalismo en la región.
Una de las novedades políticas fue la insistencia en la unidad de la izquierda en Latinoamérica frente a las renovadas agresiones del globalismo neoliberal, la solidaridad con Venezuela y Cuba y el alistamiento para los numerosos eventos electorales que exhibe el calendario de elecciones en la región para lo que queda de 2013 y el 2014.
En la declaración final los partidos denuncian a las derechas, agazapadas detrás de las grandes empresas de medios de comunicación privadas y también –esto es lo novedoso– detrás y dentro de los poderes judiciales de muchos países de la región, que no han avanzado todavía en su democratización. Se considera a estas instituciones como las más reaccionarias de las democracias regionales, que han sido y vienen siendo funcionales al impedimento del castigo de gravísimas violaciones a los Derechos Humanos –como en Uruguay y Guatemala– a la legitimación de golpes de estado, abiertos o encubiertos –como en Honduras y Paraguay– y finalmente, como en la Argentina, donde son utilizados para impedir la aplicación de leyes transformadoras o, como en Brasil, para perseguir a dirigentes de izquierda y a líderes populares como el mismísimo Lula. Aunque la delegación brasileña dejó en claro que si se meten con Lula la reacción popular sería terrible. Así sea.