Por Carlos Heller Diputado por Nuevo Encuentro.
El informe del FMI sobre las perspectivas económicas regionales representa un poco más del discurso habitual. No ofrece ninguna novedad.
Se trata de un trabajo completamente contradictorio y repleto de condicionales en el que el organismo resalta tímidamente algunas cuestiones positivas y amenaza sobre supuestos riesgos sin ningún sustento.
Es interesante poner en contradicción la visión sobre América Latina con lo que piensa el propio FMI en el caso de los países europeos, para los que considera necesario el fin de las medidas de austeridad. El director del departamento de Europa del organismo, Antonio Borges, recomienda cambios en la política económica que parecen un mea culpa llamativo. Sobre Grecia, por ejemplo, este funcionario sugiere que sería necesario un nuevo plan que se concentre en una deuda sostenible y en una reactivación del crecimiento económico. Es decir que propone desechar las medidas de ajuste como soluciones viables para la cuestión. El discurso en general es desconcertante.