El cambalache de las “listas abiertas” larretistas

28/06/2022
larreta

Página/12 | Opinión

Por Juan Carlos Junio

En la apertura de sesiones de la Legislatura porteña del 1° de marzo de este año, Horacio Rodríguez Larreta declaró: “Allí donde aparece un desafío, también aparece una oportunidad”. En las actuales circunstancias, el reto al que debe responder y transformar en oportunidad es por la competencia del electorado con Javier Milei, un personaje televisivo inventado por los grandes medios, que se empeña en presentarse como un fascista con envase moderno. Los encuestadores de marketing electoral le indican al alcalde porteño que el iracundo rockstar le muerde votos, aunque sus recientes declaraciones proponiendo la libre portación de armas el mismo día de la masacre en la escuela primaria de Texas en Estados Unidos, donde murieron 20 niños y niñas, y el mercado libre de órganos humanos, le generaron una abolladura en su imagen. Así es que, para materializar la desafiante “oportunidad”, Rodríguez Larreta tomó la decisión de convocar a la ciudadanía porteña a un certamen, en el que promete a “la gente común”, o sea sin ninguna experiencia política, integrar las listas de legisladores y comuneros del PRO en el 2023. El concurso, presentado como un instrumento para “mejorar la política y la calidad de los representantes del pueblo”, está inspirado en una práctica de la derecha francesa utilizada por los equipos de publicidad del presidente Emmanuel Macron. Como corresponde, las fuentes de inspiración provienen siempre de la derecha, ya sea macronista o de otra vertiente de la que abreva su ministra de Educación, Soledad Acuña: la gobernadora neofraquista madrileña Isabel Díaz Ayuso. Como siempre, lo primero es asignarle un nombre ganchudo. En este caso, los propagandistas inventaron el de “listas abiertas”.

La exigencia excluyente para los concursantes es que “vengan de afuera”, es decir, que nunca ejercieran la función pública ni hayan sido candidatos a representar al pueblo. En realidad, se trata de un remedo del "Bailando por un sueño", versión PRO. Los concursantes, previa inscripción digital, afiliación partidaria, y la realización de un cursito abreviado de teoría política, podrán ocupar un espacio en las listas. Si bien no están claros los lugares para la “gente común”, lo cierto es que serán muy escasos. De un total de 34 seleccionados, solo uno tendrá un puesto expectante en la Legislatura y 15 podrán estar entre los primeros cinco candidatos a comuneros/as. Algunas fuentes indican que serán de lectura obligatoria los discursos de Mauricio Macri, ya que es el creador de la fuerza política y principal inspirador e impulsor de la carrera de Larreta. Lo cierto es que en el afán por ganar votos de la ciudadanía porteña, distanciada o enojada con la política, precisamente por una acción ideológica y cultural deliberada de los medios de comunicación hegemónicos, ahora inventan esta gran estafa al pueblo de la CABA. La idea de fondo de esta patética iniciativa no es una búsqueda verdadera por ampliar la participación ciudadana en política, sino una vulgar especulación electoral en la disputa entre derechas y ultrasderechas, sustentada en una promesa engañosa que le posibilitaría al PRO transformar a los concursantes en afiliados y, de paso, conformar base de datos con los inscriptos. Todo muy parecido al show del sorteo de la dieta inventado por Milei.

En realidad, se trata de una clara subestimación a la opinión pública, que desprecia la experiencia de la vida y en este caso especifico de la militancia social y cultural. Todos estos valiosos atributos son presentados como si fueran contaminantes. La contraposición simplista y engañosa que se exhibe en esta vidriera irrespetuosa y cambalachesca, es la figura idílica de la gente común, inexperta, que detenta la pureza necesaria para hacer “buena política”. La idea soterrada es que haber sido delegado estudiantil, de una fábrica, dirigente social de un club de barrio, funcionario público, legislador, referente de un centro de estudiantes, haber participado en cualquier espacio político, o manifestado convicciones ideológicas, no tiene ningún valor, por el contrario sería un demérito, justamente para hacer política. Un claro contrasentido: para sumarse a esa fuerza política partidaria: se desprecia a la política y a quienes la hacen y luchan.

Este cruel experimento se compadece con una conducta política que viene desde el inicio de la gestión macrista en nuestra ciudad. La participación en las comunas se ha devaluado deliberadamente y el protagonismo vecinal es subestimado por las restricciones que el propio gobierno porteño les impuso desde siempre con el fin de recortar su autonomía. La voz ciudadana también es negada cuando se manifiesta por los canales institucionales como las audiencias públicas.

A pesar de todo este andamiaje político, mediático y cultural, la ciudadanía ha obtenido logros muy valiosos a partir de las luchas barriales en defensa de sus identidades, de las demandas ecológicas y ante el despliegue avasallante del negocio inmobiliario.

La novedad de estos días ha sido “el cambio” de las normas de tránsito presentadas como una mejora, ya se que podrá estacionar también de la mano izquierda (a excepción de las avenidas). Se trata de otro fraude propagandístico para disfrazar el verdadero fin: recaudar, creando 130 mil lugares de estacionamiento pago. Esta línea implica la continuidad de la estrategia de priorizar el uso del automóvil por sobre los distintos medios de transporte público. Rodríguez Larreta continúa sin cumplir con sus promesas y las de su antecesor de creación de nuevas líneas o estaciones de subte que mejorarían la movilidad de millones de ciudadanos, con la consecuente reducción de gases del transporte automotor.

Ciertamente, se deben recrear los mecanismos de participación de la ciudadanía en todo lo referente a la gestión pública de nuestra ciudad, pero seguramente no se llevará a cabo con autopropuestas de marketing elaboradas por publicistas en laboratorios, sino creando y facilitando diversas variantes que incentiven y posibiliten al protagonismo ciudadano. 

Nota publicada en Página/12 el 28/06/2022