Minuto Uno | Opinión
Por Juan Carlos Junio
La reunión en el Vaticano de nuestro ministro de Hacienda, Martín Guzmán, con el FMI como parte de las negociaciones por la deuda externa argentina puede a simple vista parecer una escena de realismo mágico. Pero lo cierto es que las expresiones del papa Francisco describen crudamente lo que pasa en el planeta.
En el encuentro titulado “Nuevas formas de Solidaridad” el Papa puso como premisa que “el mundo es rico”, que “el ingreso mundial de este año será casi 12.000 dólares per cápita, pero cientos de millones de personas están sumidas en la pobreza extrema, y carecen de alimento, vivienda, atención médica, escuelas, electricidad, agua potable y servicios de saneamiento adecuados e indispensables”, e inclusive habló de “nuevas formas de esclavitud”.
Puntualizó que cinco millones de niños menores de cinco años morirán en el 2020 a causa de la pobreza, y que 260 millones carecerán de educación. Lejos de ser un sermón religioso, las palabras de Francisco podían ser dichas por un dirigente social en uno de los tantos reclamos que demanda el Tercer Mundo.
Igual de sugestiva fue su indicación de que estos temas “no deben ser motivos de desesperación, sino de acción”. Pues “se trata de problemas solucionables, y no de ausencia de recursos”. Efectivamente los recursos existen. La siguiente “oradora” fue la presidenta del FMI quien señaló que el 8% del PBI mundial se evade. Claro que estamos hablando de la gran evasión de las finanzas globales, en las guaridas fiscales.
En este momento, nuestro país se encuentra en medio de la negociación para reestructurar su deuda externa. Con este propósito, el presidente Alberto Fernández armó una gira en la cual cosechó el apoyo de Israel, Alemania, Francia, España, mostrándose como un estadista regional. Lo interesante es que el Gobierno argentino no reestructura su deuda aceptando los tradicionales condicionamientos del FMI. Un buen ejemplo es el ofrecimiento de una moratoria para las deudas que las pymes tienen con el fisco. Se trata de una clara determinación para ayudar a salir de la recesión, opuesta a la ortodoxia fundamentalista.
En igual sentido puede tomarse la decidida baja de la tasa de interés de referencia que está llevando a cabo el Banco Central de la República Argentina. Todo el esfuerzo está encaminado a la reactivación productiva para salir de la recesión. Según el Indec, el Estimador Mensual de Actividad Económica de noviembre respecto a igual mes del año anterior dio -1,9%. El acumulado del 2019 respecto al 2018 fue -2,3%. En la variación anual, sectores importantes como industria, comercio y construcción se encuentran aún peor, con caídas de -4,8%, -5% y -6,7% respectivamente. En 2019 cerraron 48 empresas por día. En los últimos cuatro años, 25 mil.
Al anunciarse la moratoria a las pymes –que incluye también monotributistas, autónomos y entidades sin fines de lucro, como cooperativas o clubes de barrio- las autoridades señalaron que la deuda con la AFIP es mayor a 400.000 millones de pesos. La propia titular, Marcó del Pont, señaló que equivale al 80% de los créditos comerciales del sistema bancario argentino.
¿Tienen la culpa algunas pymes por haberse atrasado con el fisco? De ninguna manera. Lo que queda claro es que los cuatro años de retroceso en el nivel de actividad y las tasas de interés por las nubes hacían muy difícil cumplir con las obligaciones fiscales.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, hizo mención a que las pymes se encuentran en una situación de ahogo financiero después de años de caída de la actividad, los salarios y el consumo, al mismo tiempo que hubo un aumento “monstruoso” en las tasas de interés. Las pymes generan más de la mitad del PBI y casi ¾ del empleo privado, y las principales damnificadas son las más chicas. Poco más del 90% de las empresas afectadas por la crisis son establecimientos que emplean hasta 10 trabajadores.
El plan de moratoria permitirá financiar a plazos de hasta 10 años toda deuda impositiva, aduanera y de la seguridad social. Incluye la condonación parcial de intereses y total de multas. De esta manera, las empresas gozarán de una quita promedio del 42% del total de sus deudas. Además, comenzarán a pagar a mediados de julio. Y sobre todo, se suspenden la acción penal y los embargos.
Ya tenemos la bendición del Papa, la moratoria de Marcó del Pont, las diversas políticas de reactivación de Alberto; falta que Kristalina y el FMI no hagan lo mismo de siempre.
Nota publicada en Minuto Uno el 06/02/2020