Página/12 | Opinión
Por Carlos Heller
La presión sobre los precios se ha visto amplificada a la luz de los movimientos que se observaron con el valor del dólar luego de las PASO, en un contexto en el que, hasta el mes pasado, la inflación se empezaba a estabilizar, aunque en niveles aún elevados. La estrategia gradual sobre la inflación estaba rindiendo sus frutos, a pesar del contexto de inédita sequía.
El lunes se anunció una devaluación del tipo de cambio oficial hasta los 350 pesos, equivalente al 21,8 por ciento. Ese valor se mantendrá hasta finales de octubre, reemplazando la estrategia de ajustes diarios.
Según afirmó el ministro de Economía, Sergio Massa, “el FMI pedía unificación cambiaria y 60 por ciento de devaluación”, aunque el gobierno se mantuvo firme y se terminó acordando un 20 por ciento. Luego se centró en los problemas que generó la devaluación y advirtió: “si este lío tenemos con el 20 por ciento, que lo vamos a acomodar (…), imagínense con el 100 por ciento que plantea (Patricia) Bullrich”, que es lo que ocurriría con el levantamiento del mal llamado “cepo”.
Esta semana se reunirá el Directorio del FMI y se formalizaría el desembolso de entre 7.500 y 8 mil millones de dólares, que permitirá recomponer las reservas del BCRA y reducir la incertidumbre.
Medidas
Para intentar aplacar los efectos de la suba del tipo de cambio sobre la inflación, se conformó una Unidad de Renegociación de Acuerdos de Precios, coordinada por Guillermo Michel, director general de Aduanas, y otros funcionarios de primer nivel del Ministerio de Economía, tendiente a generar acuerdos a través de negociaciones con los sectores formadores de precios.
Esto coincide con la finalización de la anterior etapa de Precios Justos. Se decidió una pauta de incrementos mensuales del 5 por ciento durante 90 días. Las empresas que firmen los acuerdos de precios podrán acceder a una serie de beneficios impositivos, entre los que se contaría la reducción a cero por ciento de la alícuota por derechos de exportación, la liberación del pago del Impuesto PAIS para la compra de divisas para importar mercaderías y la prórroga para el pago de impuestos y obligaciones de la seguridad social.
Respecto a las “sanciones que tiene, económicas y penales, el que firme el acuerdo y no lo cumpla ya no son simplemente una multita de la Secretaría de Comercio, porque está accediendo a beneficios impositivos”, expresó el ministro Massa.
En paralelo, el Banco Central incrementó la tasa de política monetaria (Leliq 28 días) del 97 por ciento al 118 por ciento. El mismo valor de la Leliq se aplica a la tasa de los plazos fijos para personas humanas de hasta 30 millones de pesos, que pasan a tener una tasa mensual del 9,7 por ciento. Para el resto de los plazos fijos, la TNA sube del 90 por ciento al 111 por ciento (TEM 9,12 por ciento). La idea de fondo es que los depositantes no pierdan frente a la inflación.
El incremento también alcanzó a las tasas de la Línea de Financiamiento para la Inversión Productiva: la tasa para las financiaciones de proyectos de inversión subió del 76 al 97 por ciento, y para capital de trabajo, del 97 al 118 por ciento. Estas tasas se encuentran por debajo de los niveles de inflación. Se busca que no se vea afectado el crédito, en especial sobre las MiPyMEs, sobre todo el que tiene que ver con la inversión productiva, e incluso los planes como el Ahora12 para el consumo. Es un esfuerzo muy grande del Estado, que muchas veces no se pondera en su real dimensión.
Nuevo escenario
El gobierno adoptó medidas en materia cambiaria y financiera para indicar que “este es el escenario” en los próximos 90 días, y dar cierta certeza. A su vez, para generar un entorno coherente con la evolución de los distintos precios, se anticipó que se anunciarán medidas para proteger el salario y los ingresos en general.
La oposición intenta instalar la idea de que entre las PASO y octubre se abrió un camino de indefectible transición hacia el neoliberalismo y el candidato libertario ha llegado a decir, entre otros conceptos, que se terminará con esa “aberración de la justicia social”.
Hay que dar un debate franco y serio. La dolarización, el ajuste fiscal brutal, la vuelta de la jubilación privada y las privatizaciones ya se probaron en la Argentina. Terminaron en una gran crisis. Sólo hay que ver la historia y evitar ir detrás de propuestas que sólo traerán mayor caída del salario, de las jubilaciones, gran destrucción de MiPyMEs y la consecuente pérdida masiva de empleos.
Además, se propone el fin de escuelas y de la salud pública gratuitas. Son propuestas que significarían dolor, descomposición del tejido social e individualismo exacerbado. Un lugar desde el cual, de avanzar en esa dirección, será luego muy difícil volver atrás.