Reconocido como un activo representante del movimiento cooperativista, Heller es, ante, todo un hombre de trabajo que se organiza para disfrutar cada momento junto a su familia y amigos leales
Carlos Heller defiende sus convicciones, no sólo a través de las palabras. Con la mirada sostenida desgrana pasajes de su vida que le permiten plantarse hoy como un hombre sólido, seguro; un hombre que ha sabido capitalizar una trayectoria intensa y prolija. De su historia podrían recogerse datos reveladores: abanderado en el colegio; líder entre
sus compañeros de estudios; protagonista de una ascendente carrera laboral dentro del cooperativismo, hasta llegar a presidir una entidad bancaria; dirigente nada menos que de una institución gigante como es Boca Juniors, y militante político. Ya no es aquel joven "larguirucho"que se destacaba jugando al básquet, sino un saludable señor adulto
que está dispuesto a enfrentar mucho más. Porque lo disfruta, porque tiene proyectos que quisiera ver cristalizados en la Ciudad de Buenos Aires,"que es tan linda", como él la describe mirando por la ventana del bar de Belgrano, donde dialogó con SaberVivir.
-¿Cómo resistía un joven de 23 años la responsabilidad de ser jefe de familia y conducir un puesto gerencial en su trabajo? -Matizando con momentos de esparcimiento; jugando al básquet, intensamente, que lo hacía en forma competitiva. Yendo al cine y reuniéndome con amigos; siempre me gustó tener grupos de amigos. Con algunos de ellos almorzamos casi todos los sábados.
-Seguramente hablarán de fútbol y política.
-Exacto,
y el fútbol ocupa un lugar muy importante. ¿Jugó al fútbol?
-Sí, pero era malísimo; cuando jugaba era porque faltaba uno (bromea). Digamos que lo entiendo, pero nunca lo jugué bien.
-¿Quiénes son esos amigos?
-De distintas procedencias; también con algunos nos vemos desde la secundaria. Tengo otra barra que es de pescadores, a la que me adherí hace unos seis años, que son de Mendoza y con ellos vamos al sur a pescar truchas dos veces al año.
¿Y usted pesca?
-Sí, pero es una gran excusa para juntarnos. Jugamos a las cartas y nos reímos mucho. Nos sentamos a cenar y haciendo bromas entre nosotros podemos quedarnos hasta la madrugada, olvidándonos un poco de las obligaciones.
-Como para renovar energías...
-Claro, es que cotidianamente me cuesta hacer pausas, así que trato de tener momentos de esparcimiento. Corto, me voy una semana y vuelvo bárbaro. Me hace bien. Durante el día (de lunes a viernes) no sé decir que no. A las seis de la mañana leo los diarios, desayuno, y ya no paro; trabajo intensamente hasta que termino a eso de las 11,30. El único día que duermo la siesta es el sábado; el domingo no, porque voy a la cancha.
Amigos en campaña
Heller no concibe una sociedad exenta de la política:"Hasta cuando se dice que se vayan todos', alguien tiene que venir a ocupar ese espacio. La política es necesaria, hace falta; en todo caso, hay que hacer honor a los compromisos que uno asume", subraya. Por eso prefiere anteponer los proyectos a las pretensiones personales. "Soy crítico de los que arrancan con las candidaturas. Creo que primero hay que discutir para qué uno quiere hacer política, y qué proyectos tiene". El Partido Solidario lo propone para encabezar la lista de diputados que participará en las próximas elecciones, pero él lo comenta tan sólo como "una propuesta"que se concretará o no, si se dan los acuerdos necesarios en el terreno de las ideas.
-Se nota que valora mucho la amistad. ¿Qué le dicen los amigos sobre su incursión en la política?
-La amistad es muy importante, y mis amigos confían en mí ciegamente, porque me conocen desde hace muchos años. Con ellos tengo un respaldo incondicional, y supongo que la mayoría trabajará conmigo en la campaña, porque están entusiasmados con ayudarme.
¿Alguno de ellos también está en el ruedo político?
-No, no, son 'helleristas' nomás, hinchas míos. Lo digo así, porque me aprecian. -¿Ha evaluado que los políticos llevan un ritmo de mucha tensión? -En mi caso, más tensión no se puede tener; sé que es diferente, pero ¿Sabés lo que es dirigir una entidad financiera, con las crisis que hubo en todos estos años? Más tensión de las que nosotros hemos pasado, difícil. Yo he estado 40 y tantos años gestionando cosas públicas, una gran cooperativa como es el Banco (Credicoop), con más de 700 mil asociados, y una institución como Boca Juniors. Pero nunca tuve un cargo en el aparato estatal. Reúno experiencia en representar intereses de la comunidad, pero no tengo el desgaste de la función pública. Es una mezcla rara de experiencia exitosa, con grupos eficientes, y esto es algo que puedo llevar a la gestión pública estatal, con transparencia, respetando lo que uno dijo que iba a hacer.
Disfrutar del trabajo
Heller vive en pareja con Patricia y con el menor de sus hijos, Carlos (20 años) que ya terminó la secundaria, toca la batería y comenzó a trabajar en el área de comercio exterior del Banco que preside su papá. Aunque "pasó los exámenes como cualquiera, y es un empleado raso que empieza de cero en las tareas más sencillas, y que tendrá que ganarse sus espacios" aclara el titular del Credicoop.
¿Cómo vive la familia esta posibilidad de tener un potencial diputado o funcionario en casa?
-Habría que preguntarle a ellos. Pero mi mujer es, además, mi secretaria, así que comparte bastante todo lo que yo hago desde hace treinta años. Si agrego trabajo a lo que hago, nunca me va a ocupar más tiempo, porque no hay más; será más intenso, pero mi familia, mis hijos, saben que disfruto lo que hago, no lo sufro. La intensidad no me daña, me motiva. Así que me apoyan, por lo que no tengo obstáculos familiares. -Usted, que tuvo una mamá experta cocinera ¿Heredó esa destreza o, al menos, es un comensal exigente? -No, no cocino, aunque me encanta hacer asados, pero no tengo comodidad (en su departamento). Antes cuando vivía en una casa lo hacía, y cuando me invitan a un asado, si puedo me engancho. Pero soy sencillo para comer, y he ido cambiando algunos hábitos, como ir bajando las cuotas de carne. Me siento bárbaro, con la presión extraordinariamente normal, y hago gimnasia tres veces a la semana
Entrevista: Nieves Guerrero Lozano Fotos: Virginia Rodríguez
DE SANGRE ENTRERRIANA
Carlos Heller nació en villaguay, provincia de Entre Ríos. Como sus dos hermanos eran bastante mayores que él, se crió "casi corno un hijo único", y recuerda a su mamá "doña Amada", como una gran cocinera y hábil costurera que "hasta nos hacía los trajes". Junto a su familia migró al Gran Buenos Aires cuando tenía 9 años. En el colegio industrial se destacó "como escolta y abanderado" y se recibió de técnico mecánico. Comenzó a trabajar en una empresa de autopartes y luego en cooperativas de la zona Norte. De su primer matrimonio tuvo dos hijos: Sergio y Silvia, de los cuales tiene cinco nietos: Pablo, Mathías, Natalia, Sol y Martín. Carlos es hijo de su segunda pareja.
En 1976, cuando se intentó eliminar el sector cooperativo del ámbito financiero, Heller promovió la fusión de las cooperativas de crédito para que sobrevivieran. Esto dio origen en 1979 al Banco Credicoop, que preside desde 2005. Entre 1985 y 1995 fue vicepresidente de Boca. Mudado ya al barrio de Belgrano, en 2007 creó el Partido Solidario, y junto a Daniel Filmus compitió en las últimas elecciones por la jefatura del distrito porteño.
UNA CIUDAD SOLIDARIA
Si Heller pudiera cambiar algunos aspectos de la Ciudad de Buenos Aires, empezaría "por recuperar un concepto de solidaridad entre los porteños, porque a partir de ahí se puede pensar en un montón de cosas, en la medida en que trabajemos con el compromiso que debe empezar desde el ejemplo de quienes conducen".
'Tendríamos que lograr que todos entendamos que debemos ayudar entre todos a mantener la ciudad limpia, y que hay que estacionar donde se debe -ejemplifica- y eso requiere desarrollar una cultura solidaria, de compromiso recíproco, donde a cada uno le interese lo que le pasa al otro, y entonces podamos construir ambientes donde todos nos encontremos más contenidos. Eso me lleva a otra cosa: cuando hablamos de seguridad, yo siento que no se puede tener una sociedad segura cuando hay tanta gente excluida, a la que no se le puede pedir que cumpla normas que no lo contienen".
"Todo se vincula -explica- porque quien tiene un trabajo formal está inmerso en una cantidad de pautas que le van generando inclusión y compromiso. Pero quien está excluido no tiene compromisos. Si la sociedad no lo protege, no lo contiene ¿Por qué va a cumplir reglas? Entonces, hay que generar una sociedad de pleno empleo, decente, bien pago. Creo que a partir de la solidaridad, pensada desde la inclusión plena, se puede lograr una Ciudad mucho mejor" -
(Revista: Saber Vivir)